A más de 11 años de su mandato, el papa Francisco es cada vez más criticado por los opositores que están intensificando sus acusaciones, anticipando el próximo final de su pontificado.
Fuente: La Croix International
Por Loup Besmond de Senneville
(en Roma)
22/04/2024
Desde el techo, el águila del escudo papal de Pío XI ha vigilado la única sala del pequeño tribunal civil del Vaticano durante décadas. El juicio del día 12 de abril no tiene precedentes: el acusado es el hombre detrás del blog italiano Silere Non Possum ("No puedo permanecer en silencio" en inglés), que ha lanzado insultos y críticas frecuentes al pontificado y a los allegados a Francisco. El caso revela el estado de tensión detrás de los muros de la Ciudad Leonina, donde algunas fuentes dicen a La Croix que "el Papa está siendo atacado por todos lados".
Once años después de su elección, el papa Francisco se enfrenta a una revuelta dispersa, con críticos que lo acusan de autoritarismo y atacan decisiones importantes como la bendición de las parejas homosexuales, la restricción de la liturgia anterior al Vaticano II o la reforma de la Curia Romana. "Algunos esperan al próximo Papa, otros se preguntan si Francisco todavía tiene todas sus facultades", dice un sacerdote residente en Roma.
Poner un legado "en orden"
Estas críticas al Papa no son nuevas, pero se han acelerado con la percepción de que el pontificado está llegando a su fin. Francisco es muy consciente de la necesidad de poner "en orden" su legado, según palabras de un cardenal, y por ello nombró a uno de sus amigos, el teólogo argentino Víctor Manuel Fernández, al frente del Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF).
Es también la razón por la que se centra tanto en el Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad, cuya segunda asamblea plenaria se celebrará en Roma en octubre. "Lo ve como su gran legado", dice una fuente del Vaticano, refiriéndose a la misión del sínodo de repensar las relaciones entre el clero y los laicos y cómo se toman las decisiones en la Iglesia.
Es en este contexto que a principios de marzo apareció un documento firmado por un misterioso y anónimo "Demos II", en el que se esbozaba el retrato del futuro Papa: debía asegurar la unidad de la Iglesia, no viajar, y cuidar de la Curia Romana. El periódico que publicó el documento, La Nuova Bussola Quotidiana, presentó el texto como escrito por un cardenal, una afirmación no verificable, sin embargo, ya que nadie ha reclamado su autoría. En particular, el documento se pronunciaba en contra de la naturaleza dañina no solo del autoritarismo, sino de cualquier aspiración democrática en la Iglesia, y exigía claridad doctrinal al tiempo que daba prioridad a una Iglesia europea en crisis.
"Todavía discutimos sobre el legado del cardenal, pero no veo a nadie que lo continúe"
En marzo de 2022, otra declaración anónima firmada por un tal 'Demos' había causado revuelo con su severa crítica a Francisco. Menos de un año después, Sandro Magister, el periodista italiano que lo había publicado en su blog, dijo que la declaración había sido escrita por el cardenal George Pell, ex arzobispo de Sydney.
Esta revelación se produjo pocos días después de la muerte del cardenal australiano en enero de 2023, quien a lo largo de los años se había distanciado del Papa, criticando el lugar que se le da a la pastoral y a los Sínodos sobre la familia y la Amazonía. Hoy, los representantes de Pell dicen que el cardenal había estado asociado con la redacción de la declaración 'Demos', pero dentro de un grupo más grande.
El exarzobispo de Sídney sigue siendo una figura venerada en los círculos opuestos a Francisco: La Croix informó recientemente que en septiembre de 2023, unos 20 obispos católicos, incluidos nueve cardenales, asistieron a una reunión secreta sobre ideología de género en Praga organizada por un grupo de expertos conservador estadounidense, y también incluyó un homenaje al cardenal Pell.
"Dios tomó ese peón y lo quitó del tablero de ajedrez".
"Todavía discutimos sobre el legado del cardenal, pero no veo a nadie que lo continúe", dice uno de los ex miembros del séquito del prelado australiano. "La sombra de Pell está en todas partes, pero nadie más tiene su influencia", señala un observador de la esfera conservadora de la Iglesia. "Era una mente política. Nadie más tiene una red como la que él tuvo. Dios tomó ese peón y lo quitó del tablero de ajedrez". La misa en su memoria, celebrada en Roma el pasado mes de enero, reunió a varios opositores al Papa, como el cardenal Gerhard Müller.
El apartamento del cardenal Burke
Ese día, otro hombre también presente en la capilla de la "Domus Australia", la sede de la Iglesia católica australiana en Roma, era el cardenal Raymond Burke. Este prelado estadounidense también se ha convertido en un símbolo de aquellos cardenales que pretenden resistir al Papa. Antes de la primera asamblea del Sínodo, en octubre pasado, había considerado que su enfoque representaba un "riesgo de perder la identidad de la Iglesia".
Además, Francisco había tomado medidas, a finales de noviembre, para que el estadounidense abandonara su gran apartamento romano situado a pocos pasos del Vaticano, no privándolo de él, sino exigiendo el pago mensual de un alquiler según el precio de mercado estimado de Roma: 8.000 euros (8.520 dólares) al mes. Se trata de una cantidad muy elevada, incluso para un cardenal de la Curia, cuyo sueldo asciende a 4.500 euros mensuales. Pero ante la demanda del Papa, el cardenal, según fuentes de La Croix, recurrió a apoyos financieros que aseguraron el pago de su apartamento.
Estas diversas críticas al actual pontificado recibieron recientemente una franca respuesta de uno de los colaboradores más cercanos de Francisco. El 8 de abril, al presentar la declaración de la DDF sobre la dignidad humana, Dignitas Infinita, el cardenal Víctor Manuel Fernández hizo una fuerte defensa de su compatriota. "Me gustaría aprovechar esta oportunidad para aclarar una cosa", dijo. "Algunas personas que, hace unos años, casi adoraban al Papa, ahora dicen que solo se debe escuchar al Papa cuando habla ex cathedra, cuando se trata de un dogma de fe o de una declaración definitiva".
En otras palabras: la adhesión al Papa no puede limitarse a los actos más solemnes del magisterio. Y añadió: "Creemos que el Papa también tiene la asistencia del Espíritu para guiar a la Iglesia". Fernández dio así una respuesta tajante a las críticas, y afirmó que, se acerque o no el final del pontificado, el Papa sigue siendo el Papa.
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