martes, 28 de junio de 2016

Una difícil comunión (II)

Nota: segunda entrega.
(Dsculpen esta tremenda equivocación. Por propia ignorancia en esta materia, no salió el contenido en su fecha programada: 28/06/16. Pero ahí va...)




Entre las luces del fenómeno de las asociaciones eclesiales hay que recordar, sin lugar a dudas, lo que es común a todos ellos, es decir, una carga de energía y de creatividad típica de creyentes que no necesitan un impulso o aprobación desde arriba, y que no tienen necesidad tampoco de "popularidad" para lanzar iniciativas o formar grupos. En este sentido, ellos han puesto en circulación la idea (difícil de comprender en un cristianismo established con fuertes vínculos entre el Estado y la Iglesia, como en Europa), de que el cristianismo como fenómeno histórico vive de la energía y fuerza de los creyentes y no del apoyo del Concordato o de una "religión civil", o del rol social que una cierta cultura asigna a la iglesia y al cristianismo.

Otro aspecto positivo es que las asociaciones eclesiales - algunas veces, no siempre - pueden ofrecer "hospitalidad" a grupos o individuos que viven situaciones eclesiales difíciles, sea dentro de la Iglesia católica universal, de las iglesias locales o en las relaciones entre católicos y cristianos de otras confesiones que están pasando momentos históricos de crisis. Es un fenómeno muy evidente en los Estados Unidos, donde el fenómeno de los movimientos implica a grupos eclesiales provenientes de la Iglesia episcopal (anglicana) de América y la Iglesia de la ELCA ("Evangelical Lutheran Church in América"). Estas dos Iglesias viven un debate intenso y doloroso sobre la cuestión de la homosexualidad en la Iglesia; el hecho de que la Iglesia católica esté también formada por comunidades y movimientos diversos, permite ofrecer, a veces, cobijo a los que están en desacuerdo con las decisiones tomadas por los organismos dirigentes de sus iglesias. Esto representa un riesgo, dado que la acogida ofrecida a estos grupos e individuos puede fácilmente transformarse en una especie de "shopping" eclesial que no se adapta al mandato ecuménico.

Si es excesivo definir a los movimientos como un fenómeno "oportunista" respecto a la crisis de autoridad de la iglesia-institución en el curso del periodo post-conciliar, es igualmente excesivo y no correcto identificar en ellos "la primavera" de la iglesia post-conciliar. No es correcto no solo porque la explosión de este fenómeno está más ligado a la cronología de los pontificados post-conciliares que al post-concilio en cuanto tal, sino porque la "primavera de los movimientos" se construye por una oposición -a veces oblicua, a veces frontal- a la teología post-Vaticano II en la fase más aguda del debate sobre la recepción del concilio al inicio de los años ochenta.

lunes, 27 de junio de 2016

Bittor Garaigordobil, la vida de un obispo 100




Un documental recogerá la vida de Bittor Garaigordobil
El abadiñarra, hoy en Urkiola, fue obispo en Ecuador en 1964

El estreno será el 17 octubre, día de su 101 cumpleaños




ABADIÑO

La ocasión bien lo merecía. El pasado 17 de octubre, cientos de personas abarrotaron el santuario de Urkiola para homenajear al obispo misionero Bittor Garaigordobil, en el mismo día que cumplía 100 años. La emotiva jornada también sirvió para presentar el libro dedicado a él y editado por Misiones Diocesanas Vascas: Bittor Garaigordobil, cien años de solidaridad y libertad. Ahora, su vida también quedará recogida en un documental que se está terminando de grabar y se estrenará el próximo mes de octubre.

“Tuve la suerte de trabajar con él de misionero en Ecuador muchos años y una parte de la grabación ha tenido lugar allí, en los enclaves en los que ha estado presente Misiones Diocesanas y Bittor, a lo largo de su vida”, explicó el presbítero y exmisionero alavés, Juan Ramón Etxebarria, que acompañó al equipo de grabación hasta tierras ecuatorianas durante diez días.

Dirigido y guionizado por la bilbaina Lorea Pérez de Albeniz, el trabajo audiovisual pretende dar continuidad al libro que se publicó el pasado mes de octubre, con motivo del centenario de quien fuera primer obispo de Los Ríos. Y es que, Bittor pasó 34 años de misionero en Ecuador dejando una gran huella entre los más necesitados. La docena de entrevistas y grabaciones en Ecuador se llevaron a cabo en el mes de mayo en las provincias de Los Ríos (Babahoyo, Ricaurte, Vinces y Palenque) Cuenca y Quito. “La gente ha colaborado mucho en las entrevistas y a cada sitio que íbamos, se nos acercaba toda la comunidad para contar sus experiencias e invitarnos a comer. Me ha resultado muy hermoso escuchar los testimonios de la gente y lo profundo que sembraron aquella semilla los misioneros vascos”, apuntó emocionado Etxebarria.

Las entrevistas se están realizando a personas que aportan información y opinan sobre Bittor, Misiones Diocesanas y su proceder, la idiosincrasia ecuatoriana, etc. Se han grabado, en su mayoría, en espacios abiertos, con el objetivo de que aparte de transmitir un mensaje, mostraran los lugares relevantes en la historia de misiones diocesanas.

“El tono general será de un documental sencillo, en el que participarán personas humildes con grandes historias que contar, con imágenes que reflejen el día a día de los protagonistas y la grandeza de los espacios naturales de Euskal Herria y Ecuador”, explicaron los responsables del documental.

Juan José Omella: «Luchar contra la tentación de omisión»




Homilía del arzobispo Juan José Omella en la Festividad de San Tomás Moro, patrono de los políticos, celebrada este lunes 20 de junio de 2016


Parroquia de Sant Ramon de Penyafort (Barcelona), 20 de junio de 2016



Queridos hermanos sacerdotes, hermanos todos en el Señor.

Como es sabido, Tomás Moro, gran canciller de Inglaterra, es patrón de todos los hombres y todas las mujeres que han dedicado su vida a la noble y decisiva tarea de llevar adelante la gestión de la cosa pública, buscando el Bien Común de los ciudadanos. Tomás Moro, prestó este servicio desde una vivencia heroica de la virtud de la fortaleza, una de las cuatro virtudes llamadas cardinales, porque son eje y fundamento de una vivencia cristiana a imitación de Cristo que, en nombre de su amor a los hombres, "los amó hasta el extremo".

Tomás Moro fue elevado al rango de gran canciller de Inglaterra, precisamente por la amistad entrañable que le unía al rey Enrique. ¿Por qué llegó a enemistarse con él hasta el extremo de hacerlo decapitar? También es bien sabido. Hubo un detonante concreto: contraer matrimonio con Ana Bolena, cuando ya estaba casado, legítimamente, con Catalina de Aragón.

Moro fue fiel a su rey y a su condición creyente. Y aquí no hubo ni medias tintas ni arreglos de conveniencia. Vale la pena leer las cartas dirigidas a su esposa y a su hija Margarita y comprender el porqué de la decisión —muy pensada y muy responsable— de Tomás Moro, incluso arriesgándose a perder su cargo —brillante y muy bien remunerado— y lo que es más decisivo, su propia vida.

El monarca insistió en obtener la nulidad de su matrimonio con el fin de contraer un nuevo matrimonio que le ofreciera la posibilidad de tener un hijo de sexo masculino, que Catalina de Aragón no podía ya darle. La nulidad habría borrado la infidelidad y le habría permitido un matrimonio válido a los ojos de la Iglesia católica.

Roma no consintió la nulidad, porque el matrimonio era válido. Las sucesivas negativas de Tomás Moro a aceptar algunos de los deseos del rey acabaron provocando el rencor de Enrique VIII. Tras la ruptura con Roma y después de que Moro se negara a pronunciar el juramento que reconocía a Enrique como cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra, el rey lo encarceló en la torre de Londres.

jueves, 23 de junio de 2016

Al señor Fdz. Díaz


Señor Ministro del Interior.

Me aseguran que es Ud. Miembro del Opus Dei. Qué bien, porque de esta manera, como Ud. se confesará antes cristiano que miembro del Opus, me va a entender.

Quería hablarle de un caso digno de investigación.

Se trata de un señor que aprovechando la crisis, se fue a un lupanar moderno, protegido, y por poquísimo dinero abusó, maltrató, oprimió, desnudó de dignidad a varias mujeres que buscaban por cualquier medio un garbancito para la boca de sus infantes.

Y hete aquí que a ese señor se le grabó, se publicó su comportamiento…, de modo que, desafortunadamente para él, lo que casi podía él mismo leer como un gesto de misericordia, comenzó a interpretarse por el pueblo llano, que es el juicio que importa, como gravísima corrupción de poder, y escándalo supino, cuando de creyentes se trataba.

Y buscó el señor, con todos los medios a su alcance, que el eslaboncito último de la cadena, el fotógrafo infiel, fuera buscado, cogido, multado y…

Le dije que, como cristiano, Ud. me iba a entender. Sí. Recuerde la Bilbia, 2 Samuel, 12, 7. Déjeme —un poco pretencioso por mi parte es— hacer de Natán y decirle lo que él dijo al rey David, cuando éste quiso buscar y castigar al verdadero culpable:
Señor Ministro: “TÚ ERES ESE HOMBRE”.


Txelis




miércoles, 22 de junio de 2016

«Belle y Sebastian», el alma de la Naturaleza

En el corazón de la Segunda Guerra Mundial, Sebastián es un niño entrañable, ingenioso y solitario que vive en un pequeño pueblo de los Alpes, donde la nieve es pura y donde los picos coquetean con las nubes. Un día se encuentra con un perro salvaje, al que llama Belle, y surge entre ellos una gran amistad. La pacífica vida de la aldea se ve interrumpida por la llegada de los nazis. Es entonces cuando se desencadenan los acontecimientos. Esta es la odisea de un niño en busca de su madre, un hombre viejo en busca de su pasado, un miembro de la Resistencia en busca del amor, una mujer joven en busca de aventuras y un teniente alemán en busca de perdón.



Guion: Fabien Suarez, Juliette Sales, Nicolas Vanier
Producción: Climent Miserez, Frédéric Brillion, Pilles Legrand
Fotografía: Eric Guichard
Montaje: Stéphanie Pedelacq, Raphaele Urtin
Música: Armand Amar
Intérpretes: Félix Bossuet (Sébastien), Tchéky Karyo (César), Margaux Chatelier (Angélina), Dimitri Storoge (Dr. Guillaume), Andreas Pietschmann (Ttte. Peter), Urbain Cancelier





Tras un paso fugaz por la cartelera, “Belle y Sebastián” editada recientemente en DVD constituye una más que recomendable película para ver en familia.

En las montañas de los Alpes y en plena segunda guerra mundial, vive un niño de 7 años –Sebastián- que crece libre junto a un anciano que le ayuda a descubrir la sacralidad de la naturaleza y el misterio que esconde cada vida.  Sebastián no tiene amigos, vive correteando por los prados y las montañas deseando reencontrase con su madre, de la que recibe un regalo cada Navidad. La paz del pueblo sólo se turba por dos acontecimientos: la aparición de una bestia que ataca a las ovejas y la llegada de un grupo de soldados alemanes que buscan judíos en el pueblo para evitar su huida. El encuentro de Sebastián y la bestia (que es en realidad una perra noble y fiel) hará nacer una historia de amistad en la que vivirán grandes aventuras.

Estamos ante un film de una belleza deslumbrante. Nicolás Vanier –aventurero y explorador- retrata la montaña de una manera espectacular. Vanier es capaz de fotografiar el alma de la Naturaleza, el pálpito sagrado del Misterio en cada encuadre. Hay una belleza luminosa en sus imágenes; el ser humano aparece sumergido en el paisaje formando parte del mismo, participando de su encanto.

Por otra parte no estamos ante una clásica película de niño con perro (por más que el pequeño Felix Bossuet encandila con su mirada y el perro protagonista transmite una bondad maravillosa); la película es algo más. Se trata de un film muy bien rodado, de una historia de seres humanos que experimentan la soledad y buscan. Hay un niño que busca a su madre, un anciano que busca su pasado, un miembro de la resistencia que busca amor, una joven que busca una aventura que le haga huir de la rutina, un soldad alemán que busca dignidad.

Y esta historia de búsquedas, está contada con un gran sentido de la aventura. Vanier rueda con soltura, el guión es ágil, la historia atrapa a espectador que queda fascinado por la belleza de las imágenes, la música de Armand Amar es una maravilla.

Belle y Sebastián” es cine limpio, bondadoso, entretenido, que apuesta por los valores humanos como la amistad, la paz, el respeto a la Naturaleza, la lucha por la libertad y la búsqueda de fraternidad y dignidad de las personas. Pero además “Belle y Sebastián” es cine de aventuras cien por cien, capaz de entretener, divertir y conmover.

Nicolas Vanier que rueda la vida animal como nadie y hace unos documentales excelentes, consigue una película de entretenimiento que merece la atención de educadores y cinéfilos.

Ideal para ver en familia. Una película tan sencilla como maravillosa.

Josan Montull

martes, 21 de junio de 2016

UNA DIFÍCIL COMUNIÓN (I)

Nota: por la extensión del trabajo, lo publicaremos en 3 secciones.



Las teorías del complot o de la escalada de algunos movimientos y comunidades a la cúspide de la Iglesia católica tienden a infravalorar la gran variedad y complejidad de esta galaxia eclesial. Diferentes por lugar y fecha de nacimiento, por tipo de adhesión de sus miembros, por dimensión y enraizamiento, por misión dentro de la Iglesia y orientación teológica, los movimientos y comunidades ocupan todo el espacio del amplio espectro «ideológico» dentro del catolicismo. El ecumenismo y el neo-orientalismo de San Egidio se contraponen al romanismo de los movimientos hispanos. El inclusivismo interreligioso de los Focolares está en el extremo opuesto al exclusivismo de Comunión y Liberación. La cultura participativa y democrática de los scouts católicos está en las antípodas de la mentalidad del Opus Dei.

            Las asociaciones eclesiales viven una difícil comunión entre sí. Si resulta exagerado presentar el conjunto como «bandas de enemigos naturales en un precario estado de simbiosis», no resulta excesivo definir el conjunto general de las asociaciones como una difícil convivencia desde la lógica de la competencia y con una continua búsqueda de equilibrio. No podía ser de otra forma si deben convivir los movimientos-asociaciones caracterizados por un alto grado de institucionalización y por una cierta autonomía concedida por la jerarquía eclesiástica (Acción Católica - escultismo); los movimientos de reconquista, vinculados a una cultura política y religiosa antiliberal (Opus Dei, Comunión y Liberación, Legionarios y Cursillos); los movimientos de tipo pentecostal (RNS, Neocatecumenales y Focolares); las élites espirituales -laicales y monásticas- herederas del «retorno a las fuentes» de la gran tradición del cristianismo indiviso y del «acercamiento» a las otras Iglesias y a las mujeres y a los hombres de nuestro tiempo (Taizé y Comunidad de San Egidio).

Una segunda y más difícil comunión ha sido aquella entre las asociaciones por una parte y las Iglesias locales (clero y laicado) por la otra. Las partes en simbiosis viven juntas, sacando ambas ventaja de la convivencia y sufriendo la desventaja de la crisis y de la debilidad del otro sujeto de la relación. No está todavía claro que este sea el caso de la relación entre movimientos y comunidades e Iglesias locales. Resulta claro, sin embargo, que durante las décadas posconciliares los movimientos y comunidades han nacido y crecido como un fenómeno muy oportuno en razón de lo debilitado que estaba el cuerpo de la Iglesia territorial.

Frente a una fe «cálida» -que es como mayoritariamente se vive en las comunidades o movimientos-, las Iglesias territoriales corren el riesgo de reducirse cada vez más a una especie de frías máquinas distribuidoras de sacramentos. La distribución del sacramento ya no corresponde con la inserción en una comunidad parroquial, en una catequesis parroquial o en una realidad humana y social inevitablemente más variada pero también más real que la de la pequeña comunidad- movimiento elegida. Desde el punto de vista vocacional y ministerial, al «laicado no asociado» y al clero (al que se reconoce una autoridad menor que la que dan a sus propios líderes) parece haberlos sustituido en las Iglesias locales el laicado asociado que está en condiciones de garantizar un mayor nivel de compromiso y de eficiencia pastoral. Por este motivo la fuerza de impacto de los movimientos sobre el cuerpo de la Iglesia católica es muy superior respecto a la relativa consistencia numérica de este nuevo tipo de laicado.

Entre finales del XIX y principio del XX, las jerarquías católicas habían conseguido despertar y controlar la movilización del laicado dentro de un esquema que no arriesgaba la tradicional estructura de poder en la Iglesia. El rol histórico de las asociaciones, a lo largo de la segunda mitad del siglo XX consiste en haber interpretado (también a nivel ideológico), traducido (en el plano de la realidad de los hechos, mucho antes que en el del reconocimiento eclesiástico) y representado (más a nivel existencial que teológico) una solución al problema de vivir y testimoniar la fe católica en una sociedad como la europea, situada en el momento crítico del pasaje de una firme herencia confesional a una radical secularización. La fuerte autoestima de esta nueva élite facilita las acusaciones dirigidas contra los nuevos movimientos que han ocupado dentro de la Iglesia los espacios que, hasta hace pocas décadas, fueron administrados por el episcopado, el clero, las órdenes religiosas y la potente jerarquía católica. Del «nosotros somos Iglesia» de los tiempos de la semiclandestinidad se ha pasado, en la Iglesia de Juan Pablo II y Benedicto XVI, al orgullo de algunos movimientos, un orgullo con que parecen afirmar: «La Iglesia somos nosotros». 

(Continuará el próximo miércoles
(segunda entrega)
(tercera entrega)

lunes, 13 de junio de 2016

EL MACHO DISCURSIVO Y LA CULTURA HOLISTICA




Diego Gambetta  (Diego Gambetta, “¡Claro!: An essay on Discursive Machismo”)  analiza el “machismo discursivo” en su ensayo sobre lo que llama la cultura del “¡claro¡”, tan extendido en el sur de Europa y en Latinoamérica. El punto de partida de la cultura del “¡claro!" es la expresión de una opinión tajante y contundente, rotunda, que no deje resquicio a la duda.

Diego Gambetta distingue dos tipos de cultura intelectual, la analítica y la holística. La analítica se basa en ir construyendo un argumento mediante pequeños elementos, algunos de los cuales derivan directamente de los hechos, de la realidad, mientras que otros se van superponiendo según las reglas de la inferencia lógica... Por el contrario, en la cultura holística se supone que el conocimiento constituye un bloque compacto, sin fallas, de manera que quien interviene en la esfera pública tiene opiniones fuertes sobre todo, sea cual sea el objeto del debate...

En la cultura holística, el debate se entiende en términos agónicos, como si fuera un pugilato. Lo que se busca es destrozar al contrario, arrinconarlo y arrearle hasta dejarlo KO. Por eso el principio supremo establece que no se debe retroceder nunca, pues revelaría debilidad, flojera, falta de convicción. No hay margen para la revisión o la rectificación...

El tipo de cultura genera también diferencias interesantes en la personalidad del intelectual. En general, la cultura holística fomenta la aparición del intelectual prepotente, que mira con desdén a quien no es conocido o no tiene vínculos con él y con sus pares...

Se trata del intelectual que estila el lamento permanente... y que, por mucha atención y reconocimiento que reciba, sigue considerando que no se le hace caso suficiente. La realidad le provoca mal humor y siempre aparece enrabietado y cascarrabias...

En la cultura analítica, todo funciona de manera muy distinta. Sobre todo, es más pluralista: hay más voces, más contribuciones puntuales a cargo de personas que en algún asunto tienen algo específico que ofrecer.

Extractado de:
Ignacio Sánchez-Cuenca. La desfachatez intelectual. Ed. Catarata 2016,
por Javier Oñate.






lunes, 6 de junio de 2016

Caso Ellakuria: novedades, según «El Mundo»





En los últimos 27 años de luces y sombras en las indagaciones sobre la autoría intelectual de la matanza de los seis jesuitas en El Salvador, entre los que se encontraba el español Ignacio Ellacuría, se ha apuntado al Ejército como responsable y al entonces presidente del país centroamericano, Alfredo Cristiani, como cómplice de los militares que llevaron a cabo la matanza de los religiosos en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). Esta semana, la comparecencia en la Audiencia Nacional del escritor salvadoreño Jorge Galán, que realizó una exhaustiva investigación sobre el caso y que posee grabaciones claves como parte de sus trabajos para escribir el libro 'Noviembre', podría cerrar el círculo de unos asesinatos que estaban abocados a ser enterrados para siempre de manera impune.