Ante las diversas opiniones y datos que se dan a conocer en las redes, es bueno que vayamos tomando nota y nos posicionemos para bien de una Iglesia que debe ser significativa, actual y hospital de campaña...
EL OBISPO DE
GASTEIZ ROMPE LA "UNIDAD"
Brecha en la jerarquía de la Iglesia vasca por su papel en el desarme
de ETA
El obispo de Gasteiz, Juan Carlos Elizalde, se desmarca de Munilla y
apoya la mediación eclesial en el final de la banda
HUMBERTO UNZUETA - Jueves, 13 de Abril de 2017 -
BILBAO. El obispo de Gasteiz,
Juan Carlos Elizalde, rompió ayer la hasta ahora aparente unidad de la
jerarquía eclesiástica de la CAV en torno al papel de la Iglesia vasca en el proceso
de desarme de ETA desarrollado en los últimos meses y culminado el pasado
sábado en Baiona. El prelado se salió ayer de la estela que había marcado el
obispo de Donostia, José Ignacio Munilla, con su posición contraria a la
implicación eclesial en la entrega de armas y a la presencia del arzobispo de
Bolonia, Mateo Zuppi, como observador y fedatario del proceso.
Con motivo de la eucarístia del
Miércoles Santo en la Misa Crismal, Elizalde pronunció una homilía en la que
aseguró que su diócesis está impulsando un nuevo proyecto de paz y
reconciliación en Euskadi. No hizo referencia expresa a la operación de entrega
de armas, ni a la presencia de Zuppi, ni al final de ETA, pero en su plática
coló de rondón un mensaje sobre lo sucedido: “En el nuevo escenario la Iglesia
quiere seguir ayudando al proceso de paz y yo me alegro y por eso apoyo todas
las mediaciones eclesiales e iniciativas compatibles”. Además, afirmó que éste
es un objetivo en el que hay que “sumar” y no “restar”, y destacó la “etapa histórica
que estamos viviendo” en Euskadi.
En la homilía, recordó que la
diócesis de Gasteiz, desde el Secretariado Social, está impulsando y “dando
forma” al proyecto Paz y Reconciliación, una iniciativa puesta en marcha con el
objetivo de consolidar la convivencia en Euskadi tras el cese definitivo del
terrorismo en 2011. En este sentido, añadió que “nos espera un largo camino en
el que no podemos ni desanimarnos ni restarnos, sino sumarnos”.
El recado es meridianamente
claro y el destinatario también, el obispo Munilla. El prelado de Bilbao, Mario
Iceta, aún no se ha pronunciado al respecto, aunque a mediodía de hoy oficiará
la misa crismal que se celebrará en la catedral de Santiago, en la capital
vizcaina.
La reflexión de Elizalde llega
apenas tres días después de que el obispo de Donostia cuestionara la presencia
del arzobispo de Bolonia y miembro destacado de la comunidad de San Egidio,
Mateo Zuppi, en el desarme de ETA. Munilla negó que la Iglesia estuviera
presente en la entrega de los arsenales y aseguró que el mitrado italiano
asistió “por su cuenta y riesgo” a los actos del desarme. Ese mismo día, la
Oficina de Prensa del Vaticano manifestó que la presencia de Zuppi fue “a
título personal y no en representación de la Santa Sede, ni como arzobispo de
Bolonia”.
Munilla llegó incluso a afirmar
que Zuppi no tenía “bendición explícita ni implícita de la Santa Sede” para
estar en el acto de desarme de ETA en Baiona, sino que “lo hizo por su cuenta y
riesgo”. Además, se arrogó la representación de los otros obispos vascos y, de
facto, ejerció de portavoz de los mismos al expresar su “sorpresa” y la del
resto de los prelados vascos por la presencia de Zuppi en Baiona, acompañado
por Harold Good. El sacerdote metodista norirlandés intervino en su día como mediador
en el desarme del IRA junto con Alec Reid, otro religioso irlandés que en la
pasada década se implicó en la resolución del problema vasco e, invitado por
Elkarri, realizó varias visitas a Euskadi para reunirse con agentes políticos y
sociales vascos. Zuppi y Good actuaron como testigos en el Ayuntamiento de la
capital labortana de la entrega por parte de Etcheverry al jefe de los
verificadores internacionales, Ram Manikkalingam, de la documentación
correspondiente a la localización del arsenal de la banda.
Zuppi es uno de los dirigentes
más significados de la comunidad de San Egidio, una congregación religiosa con
experiencia en otras mediaciones entre ETA y el Gobierno español en los años
90, aunque aquellas se frustraron porque la banda sospechó de que sus reuniones
con los religiosos estaban siendo vigiladas.
El sacerdote italiano no se ha
pronunciado sobre la polémica y, una vez de regreso a su arzobispado, ha
evitado la exposición mediática. Sin
embargo, la comunidad de San Egidio sí ha ofrecido explicaciones sobre su
presencia en las operaciones de desarme. En un comunicado, el martes defendió
la actuación del prelado y señaló que acudió al acto de entrega de las armas de
ETA como “testigo moral”. Justificó su presencia por la autoridad y el conocimiento
de Zuppi en este tipo de procesos ya que es “conocido por haber participado en
varios procesos internacionales de reconciliación”.
Las declaraciones de Munilla
causaron extrañeza en las filas del PNV y ampliaron la brecha existente entre
este partido y una parte de la jerarquía de la Iglesia de la Comunidad Autónoma
Vasca, especialmente con el obispo de Donostia. El presidente de esta
formación, Andoni Ortuzar, aseguró el martes sentirse “más cerca de Mateo Zuppi
que de los obispos vascos” en su visión del desarme de ETA y se manifestó
“perplejo” como creyente y como católico con las afirmaciones de Munilla.
ACLARACIÓN DE ELIZALDE
A última hora de ayer, el obispo
Elizalde envió a los medios un comunicado para aclarar que sus palabras
“estaban referidas a las iniciativas del proyecto Paz y Reconciliación” y
añadió que “en absoluto se referían a otros ámbitos políticos”. Asimismo,
señaló que es “totalmente falso que existan versiones divergentes entre los
obispos vascos, navarros y de Baiona en esta materia” y subrayó que hay una
“plena y fecunda” comunión y sintonía entre ellos. “Hago esta aclaración, para
salir al paso de interpretaciones equivocadas, que nada tienen que ver con la
intención de mis palabras”, apostilló. A renglón seguido, el prelado reprodujo
el párrafo que motivó su aclaración tal cual lo expresó en la homilía.