Las palabras del Papa Francisco en la audiencia general del pasado 28 de agosto reiteran un fundamento decisivo de su enseñanza: «Hay quienes trabajan sistemáticamente y con todos los medios para rechazar a los inmigrantes. Y esto, cuando se hace con conciencia y responsabilidad, es un pecado grave". Ir contra el hombre, pisotear su dignidad significa - el creyente no puede dejar de saberlo - ir contra Dios mismo: «Dios no permanece a distancia, comparte el drama de los inmigrantes. Dios está con ellos, con los migrantes, sufre con ellos, con los migrantes, llora y espera con ellos, con los migrantes". Por eso, cada iniciativa que contrasta - en pequeños y grandes aspectos - esta actitud es una batalla de civilización que tiene una cualidad evangélica y de la que nadie está excluido.
Fuente: SettimanaNews
Por: Papa Francisco
30/08/2024
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy pospongo la catequesis habitual y quisiera detenerme con vosotros para pensar en las personas que, también en este momento, cruzan mares y desiertos para llegar a una tierra donde vivir en paz y seguridad.
Mar y desierto: estas dos palabras regresan en muchos testimonios que recibo, tanto de migrantes como de personas que se comprometen a ayudarlos. Y cuando digo "mar", en el contexto de la migración, me refiero también a océano, lago, río, todos los traicioneros cuerpos de agua que muchos hermanos y hermanas en todas partes del mundo se ven obligados a cruzar para llegar a su destino.