Como un hijo amado, como una hija amada (Victoriae fabulis)
Fuente: Religión Digital
Por Equipo Foro Krisare
10/08/2024
Hace unos meses que cerramos la segunda edición del Foro KRISARE que, bajo el título “DEMOKRAZIA ¿Derechos Humanos en juego?”, nos aportó pistas desde las cuales caminar juntas por los senderos de la Sinodalidad que los nuevos tiempos que corren nos obligan a adoptar con urgencia. Adaptar las estructuras, los lenguajes y las formas en nuestra Iglesia, desde un prisma más justo e igualitario, hacia modelos democráticos y que no pongan en cuestión los derechos humanos, especialmente de las minorías, se marca como un camino a seguir para hacer florecer los designios que el Evangelio nos anuncia en esta sociedad, que tantas veces muestra estar falta de verdaderos valores humanos.
No puede ser una labor heroica pedir en casa -en el espacio eclesial-, lo que la sociedad ya ha asumido como estándar de convivencia. Alzar la voz en la sociedad contra los giros extremistas que solo nos traen recuerdos oscuros, ha de hacerse con toda normalidad en el seno de nuestros grupos, parroquias, comunidades y en nuestros consejos, porque es de justicia caminar de la mano en el avance humanista de la sociedad.
En lo cercano a veces nos cuesta ver signos reales que reflejen el necesario trenzamiento de comunión -y eso contando los momentos en que existe atisbo de diálogo…-; las grandes decisiones no transitan los cauces de la consulta, de la comunicación y el intercambio, de la confianza, del consenso… muchas veces fraguándose a espaldas de consejos y comunidades. Lo propio parece así ser lo único bueno, en demasiadas ocasiones, frente al criterio amplio de algunas mayorías, mayorías estas que con desconcierto, desasosiego, resignación, -o incluso miedo- otorgan. Pasan los años y no se asume ningún tipo de renuncia, reconocimiento o rectificación, como elementos también fundamentales del crecimiento mutuo, del crecimiento diocesano… El poder que se dispone por designio humano otorga la capacidad, seguramente amparada en el derecho canónico, de dictaminar la decisión final, pero este derecho obstinado deshumaniza los procesos, entrando en juego el dolor, la desconfianza y el hastío, frente a la pluralidad y la diversidad que nos son propias, y la puesta en valor de las distintas vocaciones y carismas.
Por ello vemos que todo esto que estamos viviendo aleja a nuestra Iglesia local de la imagen de institución referencial en lo ético, sobre todo para las gentes que continúan teniendo cierta necesidad espiritual aún no correspondida, personas alejadas, etc.
Nos resuenan todavía muchas claves que se dieron en el último Foro KRISARE en pro de una -ya más que necesaria- democracia real dentro de nuestra Iglesia, para ser verdadera referencia Evangélica al servicio del pueblo de Dios y de toda la sociedad.
Mientras la institución no asuma un desapego real del poder, de imponer cátedra, a favor de hacer suya la labor de ponerse al servicio (“quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos” MC 9:35), usando la consulta, el debate y el consenso en la línea de acción cotidiana, y haciendo que cada persona cuente, no habrá un auténtico camino sinodal. La esperanza, la expectativa, el trabajo y el esfuerzo que comunidades y grupos llevan realizando durante meses en respuesta al reto que el Papa Francisco nos puso sobre la mesa, bajo el lema de “Por una Iglesia Sinodal: comunión, participación y misión”, ha de tener -aquí, también en nuestro espacio eclesial local- respuestas positivas, contrastadas y creíbles, frente a contradicciones que desanimen, frustren o generen dolor. No puede haber comunión sin respeto mutuo, no puede haber participación si finalmente hay imposición, y la misión debe ser el fruto común de todo ello, ilusionando a un pueblo y a una Iglesia que ha de caminar libremente unida.
Sanar las ilusiones, los anhelos y las esperanzas dañadas es un reto pendiente para seguir creciendo en comunidad y, sobre todo, es un posicionamiento de intención que denota la grandeza de una institución y de las gentes que ostentan su gobierno. No puede haber proyecto que se sustente sobre el dolor o el desagravio de ninguna persona, más bien por el contrario es la alegría quien puede sostenernos. Como bien refleja el Kintsugi -viejo arte oriental de la reparación- la reconstrucción con cordones de oro son el valor añadido de aquellas piezas de barro “rotas pero enteras”. Seamos capaces de reparar, como parte irrenunciable de esta historia humana que estamos construyendo… porque esta historia, si no es con la humildad de una entrega sincera, no puede ser una historia de Dios.
Es de recibo que el diálogo permanente y honesto sea un don hecho herramienta de trabajo, donde la confianza -a pesar de la adversidad y la diferencia-, la aceptación y la renuncia se den la mano en concordia, asumiendo que hay un bien común que está por encima de todas nosotras. Esto tan sencillo es un principio y un mínimo exigible en el buen hacer de cualquier líder, gobernante o Buen Pastor… no olvidemos que ellos pasan, mientras nosotras y nosotros nos quedamos.
Al hilo de todo esto, os emplazamos a compartir diálogo, experiencias y claves reparadoras de vida en el próximo FORO KRISARE FOROA 2025 que tendrá lugar en Vitoria-Gasteiz los próximos días 4 y 5 de abril de 2025. En nuestra web -www.krisare.org- y en estas páginas amigas, os mantendremos informadas de todas las novedades.
Ahora toca disfrutar de unos días de descanso para así afrontar un nuevo curso con fuerzas renovadas, donde una Iglesia y una sociedad más humanas, democráticas e igualitarias estarán un poco más cerca. ¡Que tengáis unas buenas vacaciones!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Identifícate con tu e-mail para poder moderar los comentarios.
Eskerrik asko.