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Fuente: Cristianisme i justicia
Por: Davis Brooks
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28 octubre 2020 · por David Brooks · en Sin categorizar
Acabo de leer el nuevo libro de Isabel Wilkerson, llamado sencillamente Casta. Creo que es uno de los libros más importantes que he leído desde hace mucho tiempo. Ella es una reportera afroamericana que ha estudiado el sistema de casta en la India, entre los nazis de Alemania durante los años 30 del siglo pasado, y en los Estados Unidos con las personas de raza negra. Aunque iré refiriéndome a algunas de sus ideas básicas, quisiera decir desde el principio que mi mayor crítica de la obra es que la autora no va suficientemente lejos en su análisis. En cuanto a los Estados Unidos, ella empieza con la llegada de los primeros africanos a las colonias inglesas en el 1619; en Alemania comienza con el éxito eleccionario de Hitler en 1932. Para mí, el sistema de casta tiene sus raíces en las primeras civilizaciones del Medio Oriente y ha crecido y se ha extendido por los grandes imperios de Egipto, Grecia, Roma y España hasta el presente. Parece algo tan arraigado en la naturaleza humana que cuesta mucho arrancarla de la vida personal y más aún de la cultura en que vivimos.
Según el diccionario de la RAE, la palabra “casta” se deriva de la palabra gótica “kastan”. Así que los godos sabían lo que era porque existía en su sociedad. Sus castas se basaban en las armas: los superiores eran los que exhibían más destreza en el uso de lanzas o espadas. Los romanos crearon divisiones basadas en la antigüedad de la familia y en la posesión de la ciudadanía romana, entre otras cosas. Los griegos, los egipcios y los persas establecieron sus culturas sobre los hombros de esclavos, los vencidos en guerra. Desde luego el rango en la India se fundamenta en el oficio que uno ocupa en la sociedad, como militar, carpintero o limpiador de baños. Es importante notar que las distintas castas no se distinguían por el color de la piel (raza) sino por otra característica que variaba de una civilización a otra. Lo que tenían en común era que siempre había superiores e inferiores, algunos que tenían todas las ventajas de la educación, riqueza y poder y algunos que se quedaban aparte, en la pobreza, sin posibilidades de subir la escala social. Los de arriba no solamente los despreciaban, sino que creaban sistemas para mantener firmemente las posiciones relativas de las varias castas.
Los sistemas de casta nunca favorecen a los de abajo.
Cuando yo tenía unos 4 o 5 años, solía jugar fuera de la casa durante el verano.