martes, 25 de diciembre de 2018

Gabon Zoriontsuak!



Volvió el Niño, (bueno, mocetón ya), (el que eliminamos y el Padre restableció resucitado para siempre.)
Volvió.
Este año no encontró ni a su madre.
Los entendidos le remitieron a «favoritos de GPS»:
Capitales del Mundo,
Ciudades con nudos de comunicación tierra-mar-aire y rascacielos de negocios…

Ni recuerdos de su padre.
Y a él nadie le reconoció.

De espalda a los religiosos,
se elevó sobre sí mismo
como oso polar en el amanecer de la primavera 
y olfateó,
cara a la salida del sol,
 el horizonte.

Afirmándose en tierra,
enfiló la dirección,
atravesó océanos y continentes.
Encontró su destino, antes del final cercano,
en medio de un pequeño mar.

Varado.
Quedó varado.
El Niño
(bueno, mocetón ya)
Varado.


Flotaban,
como aquella de Pedro en que el mocetón dormía,
multitud de embarcaciones ingobernables.
Entre despojos de pateras y quillas encalladas,
mantos,
bolsas,
basura
y cadáveres de niños supervivientes de los Herodes Grande y Antipas de hoy,
prolongaban su supervivencia
hombres
y mujeres más recias de caoba y diamante.

Ha sido ayer
—acontece ahora—
cuando Niño-mocetón y Madre se han encontrado.
La Madre ha hundido en el Hijo
la espada más templada de ternura

Sorbidas las aguas del Mediterráneo
la luna las ha transfigurado en Océano solar.
Todos los muertos han sido restituidos a vida nueva.

Y es que
Nos ha nacido el Niño.
Está junto a él la Madre.
Y José.

Y ya no nos lo arrebatarán.
Sin inventarnos lugares nuevos,
Vayamos adonde él nos nace y espera

Navidad de 2018

Txelis

jueves, 13 de diciembre de 2018

Una autofinanciación muy discutible


Xabier Larramendi, en NdG

Somos miembros de nuestra Iglesia diocesana, pero resulta descorazonador comprobar que quienes gobiernan nuestra Diócesis cuentan realmente poco con nosotros, hombres y mujeres de base, sin otro cargo ni interés que tratar de vivir el Evangelio, colaborar en la vida de nuestras comunidades cristianas y participar en diversas iniciativas sociales. Lo decimos ante las noticias que nos llegan acerca de la transformación en edificios hoteleros tanto del Obispado, ubicado en el barrio donostiarra de Gros, como de la hasta ahora residencia de los obispos y sacerdotes jubilados y de la librería diocesana Idatz, en Urdaneta 10. Por lo que se ve, solo en el Obispado va a construirse un aparthotel con 26 habitaciones. Junto a esto, el obispo José Ignacio Munilla y su equipo de colaboradores están procediendo a la venta de diferentes pisos en Donostia y en otros lugares de la Diócesis, suprimiendo parroquias en las cuales se pretende hacer operaciones inmobiliarias. En Teledonosti, donde Munilla colabora con un espacio mensual, adelantaba el pasado 15 de noviembre que han vendido ya, por ejemplo, dos “pisos importantes” en las calles Legazpi y Marina, hasta ahora destinados al servicio de Misiones. También se ha publicado que hay un proyecto de demolición de la parroquia de Todos los Santos de Intxaurrondo para construir una residencia para mayores cuyo presupuesto es superior a 4 millones de euros. Ello no deja de suscitar serios interrogantes. ¿Cuántas operaciones inmobiliarias más habrá en marcha? ¿Por qué no hemos sabido nada hasta ahora, cuando está todo “cocinado”, de ellas y de otras posibles? ¿Quiénes son los constructores que van a participar en su ejecución? Se dice que en el proyecto de la residencia de Intxaurrondo, Munilla cuenta con un inversor privado pero, ¿de quién se trata en realidad? ¿Para cuántos años se van a hipotecar estos edificios emblemáticos de nuestra Diócesis? ¿Por qué tanto secretismo? ¿Estará de acuerdo el próximo obispo con todo esto? Somos personas de a pie pero no tan ingenuos como para tranquilizarnos con la indicación de que para cualquier duda ahí tenemos el “portal de transparencia abierto dentro de nuestra web”, la web del Obispado. El vicario Juan Mª Olaetxea sabe que las webs, como el papel, lo aguantan todo. Y, además, poca “transparencia” se puede deducir de ella.


Por otro lado, es curioso observar los conceptos que tanto el obispo como su vicario y estrecho colaborador —como se concluye de su artículo Autofinanciación sostenible de la Diócesis— utilizan para justificar todas estas operaciones que afectan seriamente al patrimonio diocesano. Desde luego, la palabra más usada por ambos es “rentar”, una palabra que apenas ha sido empleada en nuestro lenguaje eclesial y diocesano hasta ahora. Y junto a “rentar”, expresiones como “reestructuración patrimonial”, “autofinanciación” o asegurar unos “ingresos sostenibles”. Merece la pena hacer una atenta lectura de texto.

martes, 27 de noviembre de 2018

De Obispado a Hotel: un escándalo antievangélico


Quienes firmamos este escrito somos mujeres y hombres laicos, cristianos comprometidos desde hace años con la Iglesia de Gipuzkoa. Hemos leído con estupor que el Obispado de San Sebastián creará 26 apartamentos turísticos en una de sus residencias  y que el “edificio” de Zabaleta 5, en Gros, se convertirá en aparthotel. Este edificio es, ni más ni menos, el Obispado de San Sebastián. En otras palabras, la sede del gobierno de la Iglesia diocesana de San Sebastián, lugar donde se ha pensado e impulsado una Iglesia en clave evangélica en las distintas áreas como la pastoral penitenciaria, inmigrantes, catequesis, liturgia, comunidades de religiosas… al servicio de la comunidad cristiana de Gipuzkoa y de la sociedad. Este lugar diocesano de referencia se va a transformar en hotel y fuente de dinero por decisión episcopal. Nos produce escándalo e indignación. 


No es éste un hecho aislado. Al contrario, creemos que se enmarca dentro de un diseño global para deshacer lo que ha sido –y todavía es, a pesar de esta curia– una Iglesia al servicio del Evangelio construida durante décadas con nuestra participación, la de miles de laicas y laicos guipuzcoanos. A la descomposición pastoral que están llevando a cabo Munilla y los suyos, se le añade ahora un destrozo patrimonial. No son dueños de lo que pretenden alquilar y vender pero actúan como si la diócesis fuera su feudo, algo intolerable desde una conciencia evangélica e inadmisible ante una sociedad democrática madura. Vemos una vez más que el Obispo Munilla, con la cobertura de su equipo de gobierno, desprecia la demanda de un millar de sacerdotes y agentes de pastoral de las parroquias de Gipuzkoa que, alertados de los proyectos que tenía el equipo episcopal, pedía no actuara a espaldas a la Diócesis (abril de 2018). Por lo que se ve, lejos de tomar en consideración la solicitud de aclarar con datos reales y con una auditoría externa la situación económica diocesana, siguen adelante. Es su estilo: no escuchar, ocultar información, manipular, imponer.

El Obispo Munilla y sus colaboradores están destruyendo una Iglesia que ha conformado la identidad diocesana. Gracias a ella generaciones de hombres y mujeres seguimos a Jesucristo, en una Iglesia que ha colaborado con la sociedad por una Gipuzkoa más humana y justa. Percibimos que con todo esto quieren arruinar un modo de hacer iglesia, y lo vemos como una agresión a esta Iglesia conciliar, sometida a un auténtico acoso y derribo. Lo consideramos radicalmente antievangélico, un auténtico anti-testimonio. Es, además, una zancadilla más a este Papa. Mientras Francisco, con palabras y gestos de solidaridad fuertes hacia los más sufrientes y necesitados así como con denuncias valientes ante la injusticia y la indiferencia, llama sin cesar a la Iglesia a convertirse al Evangelio y abrirse a los últimos, inmigrantes, refugiados, ancianos, parados, presos, prostitutas… Sin embargo, su voz  sufre aquí una especie de efecto-frontón y choca con la ‘muralla Munilla’. El eco del Papa Francisco no resonaría en nuestras parroquias si no fuera por sacerdotes y cristianos concienciados y atentos, y si no fuera por los medios de comunicación e internet. He aquí el contraste: el Papa Francisco, con el espíritu de Jesús, sitúa a los pobres en el primer lugar de la Iglesia y nos orienta a los cristianos en esta dirección, como en el Día Mundial de los Pobres del domingo, en que compartió mesa con 3.000 pobres en un comedor enorme que hizo preparar en el Vaticano; en cambio, el Obispo Munilla, con el espíritu de los mercaderes y negociantes del templo, lleva a la Diócesis en busca del dinero, corriendo tras él. Es el desprestigio de la Iglesia y una burla a esta Diócesis, de graves consecuencias para su propia credibilidad y para ofrecer la fe y del Evangelio. 

Lo decimos como cristianos de parroquias de Gipuzkoa: estamos escandalizados e indignados ante semejante abuso de poder, y también ante los indiferentes en la propia iglesia, que parecen preferir su comodidad a cargar con la cruz de esta injusticia y denunciarlo. No estamos dispuestos a quedarnos de brazos cruzados. Solo nos queda alzar nuestra voz y protestar. No más abusos episcopales. No en nuestro nombre. 

Gipuzkoa, 18-11-2018
Inma Urrestarazu Karrera
Juan Antonio Zabala Maiz
+ 42 firmantes

viernes, 9 de noviembre de 2018

Sublimes y confusas expresiones


LAS SUBLIMES Y CONFUSAS EXPRESIONES DEL NUEVO MISAL ROMANO
APROBADO POR LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA.

            Desde hace años, muchos curas hemos estado esperando una nueva edición del Misal Romano porque el que usábamos en la celebración de la Eucaristía contenía expresiones que se habían hecho ininteligibles no sólo para los fieles sino, incluso, para nosotros, que después de haber estudiado tres años de filosofía y cuatro de teología, no podíamos comprender el significado de muchas de sus “sublimes expresiones”. Llamaba la atención, sobre todo, la insistencia que se muestra en sus oraciones, prefacios y plegarias, en concebir la salvación eterna, como si ese fuera el único fruto de la salvación procurada por la vida de Jesús y el único objetivo de la vida cristiana. Otro tanto cabe decir del alcance de la salvación como premio o como fruto de los méritos adquiridos tal y como aparece, sobre todo, en las misas de difuntos. También hemos sufrido presidiendo la celebración, cuando para hablar de la resurrección se refería el texto del Misal, a la inmortalidad del alma, como si fueran la misma cosa.
            Se decía y no sin razón, que “lex orandi, lex credendi”, pero lo que ha sucedido es que la fe, animada por la teología, ha ido evolucionando, mientras que la liturgia, sometida a la disciplina, ha mantenido formulaciones que no expresan la fe de la Iglesia, al menos de una iglesia que ha actualizado su formulación y su vivencia tratando de hacerla adecuada para responder a los interrogantes que le plantea hoy la cultura.

martes, 6 de noviembre de 2018

Dios y la carta de Einstein




Jesús Martínez Gordo

        La subasta de una carta de Albert Einstein de 1954 por la casa Christie’s (Nueva York) el próximo mes de diciembre en la que se puede leer que “la palabra de Dios no es para mí sino la expresión y el producto de la debilidad humana” ha sido presentada por algunos medios como una irrefutable prueba de que renegaba de la existencia de Dios.

Es probable que los promotores, al haber fijado una puja inicial de un millón de dólares, hayan querido resaltar que la razón de ser de semejante cantidad radica en su contenido, supuestamente rupturista, con otras declaraciones en las que el genio de la física moderna se refería a “esa fuerza que está más allá de lo que podemos comprender” o en las que sostenía que “Dios no juega a los dados”. Sin embargo, creo que es una temeridad o, en todo caso, una falta de rigor, interpretar que, con dicha carta, se evidencia la adscripción atea de A. Einstein. Y lo es porque no se tiene debidamente presente la diferencia que existe entre reconocerse deísta (Dios se transparenta en el cosmos como Inteligencia), teísta (concebir a Dios como Persona) y ateo (Ni lo uno ni lo otro. Solo hay azar y materia).

Esa trascendental diferencia volvió al primer plano de la actualidad el año 2004, fecha en la que Antony Flew (el patriarca del ateísmo de raíz científico-empírica durante el siglo XX) comunicó, en un simposio celebrado en la New York University, que aceptaba la existencia de Dios por coherencia con la máxima que había presidido su ateísmo militante: “sigue la argumentación racional hasta donde quiera que te lleve”.

Su paso a la creencia no tenía nada que ver con la fe, con las iglesias o con las confesiones religiosas sino con el reconocimiento de que la explicación creyente era mucho más firme racionalmente que el ateísmo que había liderado hasta entonces. Yo, sostuvo, no sé nada sobre la interacción de los cuerpos físicos en dos partículas subatómicas. Pero estoy interesado en saber, prosiguió, cómo es posible que puedan existir esas partículas o cualquier otra realidad física e, incluso, la misma vida. Movido por este interés, busco alcanzar una explicación racional a partir de las evidencias o pruebas a las que está llegando la ciencia. Obviamente, continuó, las explicaciones posibles son muchas y diferentes. Todos sabemos que la superioridad de unas sobre otras se juega en su mayor o menor consistencia racional, más allá de que se sea educador, marinero, ingeniero, filósofo, abogado o científico. Tener una u otra profesión no proporciona ninguna ventaja especial cuando se busca una explicación racional a partir de los descubrimientos alcanzados, de la misma manera que ser una estrella de fútbol no suministra ninguna clarividencia adicional cuando hay que valorar las ventajas profilácticas de cierta pasta dentífrica.

martes, 23 de octubre de 2018

¿Contra la pederastia o contra la Iglesia?

Escribe en su Blog, Laeto animo (Jue, 01/03/2012)


Jordi Llisterri i Boix (Es Director de CatalunyaReligio.cat, Coordinador de la edición del suplemento Vida Nueva Catalunya y corresponsal de la revista en Catalunya.Es Llicenciado en Ciencias de la Comunicación por la UAB).



Me van a perdonar porque la Iglesia española no la conozco a fondo pero si un poco más la Iglesia catalana. Este domingo el diario El País abre la portada y dedica varias páginas a los casos de abusos de menores entre el clero español. El trabajo periodístico relata que ha localizado 33 condenas de pederastia en España en los últimos 30 años.

Es bien legítimo ante lo conocido (y reconocido) los últimos años en las iglesias del mundo anglosajón y más recientemente de Chile, que nos preguntamos si aquí no ha pasado lo mismo. Estamos en un país con una gran influencia católica y simplemente por una cuestión estadística no se puede descartar.

Esta pregunta la he formulada varias veces los últimos años. La respuesta que siempre he encontrado es que esto no es Boston, ni Spotlight . No hay número tolerable, pero la memoria sobre casos que se han conocido en Cataluña ratifica esta impresión y también da cifras que se pueden contar con los dedos de una o dos manos abriendo la mirada a 30 o 40 años atrás. Los datos de El País no lo desmienten. Poco más de 30 casos en 30 años entre un colectivo que hoy es de 18.000 sacerdotes (teniendo en cuenta que en 30 años el número total de sacerdotes no es una cifra fija y que son muchos más los que han ejercido durante este periodo) .

Hay una explicación razonable para creer que aquí no ha pasado lo mismo que en Irlanda? De entrada, no. Hay algo que explique que hoy en España hay miles de casos tapados que "todavía" no ha salido a la luz? Con todo lo que se ha hablado de este tema durante los últimos 15 años, creo que no. No falta gente que los está buscando. Por lo tanto, nada nos permite negar rotundamente la idea de que España o Cataluña sea un lodazal eclesiástico, ni poner la mano en el fuego por otros, pero más allá de la especulación no hay nada que permita afirmarlo.