Bergoglio sorprende al atar más en corto a la organización privilegiada por
Juan Pablo II, que será monitorizada anualmente
en religiondigital.com —30 de julio de 2022
01/08/2022
“Esperábamos
muchas cosas, pero no que se atreviera a meter mano al Opus Dei”. Estas
palabras de un curial han llegado tras que el pasado viernes, el papa Francisco
publicara Ad charisma tuendum (Para proteger
el carisma), un Motu Proprio en el que, por primera vez en
cuarenta años, aprieta las riendas a La Obra.
El texto exige abrir ventanas del colectivo fundado por Escrivá de Balaguer, y le obliga, en la práctica, a refundarse. Una noticia que, como muestra este curial en conversación con elDiario.es, ha sido toda una sorpresa.
Porque
el Opus Dei ha sido, durante décadas, intocable. Puros, sin mancha, hasta el
punto de asegurar (a pesar de portar, al menos, dos condenas en firme) estar limpios
del mal de la pederastia en su seno. Pero la realidad
escondía otras verdades, algunas de las cuales, como la situación de las
mujeres en algunos de sus centros, como contó
elDiario.es, terminaron por estallar.
La
idea es acabar con esa omerta. El papa Francisco degrada en
su escrito al prelado del Opus, es decir, su cabeza. Desde el 4 de agosto no
podrá ser obispo, ni podrá portar los ropajes ni el anillo episcopal. También
obliga a la organización, la única que gozó del carácter de Prelatura Personal
en la vida de la Iglesia, a pasar a depender de la Congregación para el Clero,
que monitorizará todas sus actividades. Cada año habrá una revisión y se podrán
impedir algunos de los abusos que, en muchas partes del mundo, se han
denunciado contra el Opus Dei, sus políticas de segregación y su absoluto
control en las casas y colegios propiedad de la Obra.
Carisma
más que jerarquía
En
el escrito, Francisco “considera oportuno confiar al Dicasterio para el
Clero la competencia para todo lo que corresponde a la Sede Apostólica en
materia de Prelaturas personales, de las cuales la única hasta ahora erigida es
la del Opus Dei”. La norma, que entrará en vigor el 4 de agosto, quita al
prelado la condición episcopal (aunque el actual, Fernando Ocáriz, no era
obispo, porque Francisco no quiso ordenarlo) y, en una sonora bofetada,
recuerda a la Obra que “es necesaria una forma de gobierno basada más en
el carisma que en la autoridad jerárquica”.
Una
frase que supone una contradicción con lo que el mismísimo Juan Pablo II, el
principal valedor del Opus Dei y de las polémicas beatificación y canonización
exprés de Escrivá de Balaguer, pensaba que debía ser la Obra. Wojytla erigió el
Opus Dei como Prelatura Personal con la Constitución Apostólica Ut sit,
el 28 de noviembre de 1982 (ahora se cumplen 40 años), reivindicando “la
naturaleza jerárquica del Opus Dei”. Algo que Francisco deroga con su
legislación.
Cabreo
interno
Además,
la Obra habrá de presentar cada año “al Dicasterio para el Clero un
informe sobre el estado de la Prelatura y sobre el desarrollo de su labor
apostólica”. “Deseando, por tanto, salvaguardar el carisma del Opus Dei y
promover la acción evangelizadora que sus miembros llevan a cabo en el mundo, y
debiendo al mismo tiempo adaptar las disposiciones relativas a la Prelatura a
la nueva organización de la Curia Romana, ordeno que se observen las siguientes
normas”, señala el Papa, quien ordena que “los Estatutos propios de la
Prelatura del Opus Dei serán convenientemente adaptados”.
La
respuesta oficial del prelado (que no obispo) del Opus Dei, ha sido que
“aceptamos filialmente” la resolución papal. Pero de puertas adentro el cabreo
es importante. Y más cuando se sospecha que este es el primer paso antes de que
Bergoglio decrete nuevas Prelaturas personales (se habla de alguna en el
Amazonas) y quite a la Obra de Escrivá su privilegio exclusivo.
La
elección de la fecha no es baladí: el día antes de comenzar su viaje a Canadá
(abandonando una Curia que ya estará de vacaciones a su vuelta), y el día
después de que 'la Santa Sede' (el documento no tenía firma) advirtiese al
Camino Sinodal alemán de posibles excesos en sus peticiones de apertura a los
gays, divorciados y mujeres sacerdotes. “Da la impresión de que el Papa sabe
dar una de cal y una de arena, para no contentar a nadie, o tenerlos a todos en
vilo”, destaca una teóloga española, que en los últimos meses ha trabajado codo
con codo con el Papa en la elaboración de la reforma de la Curia. Lo que sí
parece claro (y el 'cónclave' cardenalicio de finales de agosto lo demuestra)
es que este verano será todo, menos tranquilo, entre los muros vaticanos.
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