En ‘Esclava de la libertad’, el novelista aborda el esclavismo español en la isla caribeña. La obra es un reto personal, además de literario, y enfrenta al lector al sufrimiento del negro
Fuente: La Vanguardia
Xavi Ayén, Xavier Cervera (Fotos)
Barcelona
22/08/2022
Falcones reflexiona sobre lo poco que valoramos el sufrimiento que hay detrás de esas grandes y bonitas mansiones de indianos
Xavier Cervera)
Hay una parte importante del libro que sucede en el presente, eso es una novedad en usted.
Un capítulo de cada dos, pero los del presente son más rápidos, más cortos. Lo interesante de esta trama es que nuestros abuelos fueron coetáneos del esclavismo: aunque no lo hayan visto personalmente, vivían en la España que mantenía el esclavismo en Cuba. Y quise trazar una línea entre aquello y nuestros días.
Kaweka, raptada a los 11 años para ser esclava, es su Espartaco.
Hubo muchas. Personas tan maltratadas… Algunos de esos esclavos salieron a luchar por la independencia de Cuba, en la guerra contra España, pelearon por la libertad.
Con un armamento mucho peor que el de los blancos ¿no?
Claro. Es que casi no llevaban ni armas: algunos solo palos, y otros iban con las manos libres. Los propios blancos del ejército liberador tampoco tenían un exceso de armas. Eran los españoles los únicos que disfrutaban de un equipamiento bueno.
Se daba la circunstancia, vemos, de que luchaban juntos amos y esclavos. ¿No sentían la tentación de clavarle el machete al de al lado?
Algunos la sentirían pero no tuvieron la valentía o no lo vieron útil. Cuando los mandos empezaban a ser negros es cuando se acaba la guerra.
España fue la última gran potencia en abolir el esclavismo, vemos.
Lo que estaba abolido internacionalmente era la trata. Incluso la Armada británica perseguía a los barcos que traficaban con personas. Pero, aún estando prohibido el comercio, en Cuba y Puerto Rico se reconocía la propiedad de los esclavos. Es paradójico: le prohíbo la trata pero le permito tenerlos.
Es una novela de mujeres fuertes, la líder de la revuelta es Kaweka y la madrileña Lita, que trabaja en un banco actual, también se rebela.
La que lo pasó peor fue la mujer. Al sacarócrata español llegó un momento en que le resultaba mejor hacer parir esclavos a una mujer que comprar otros, le salía mucho más barato por primera vez criar a un criollo que comprar de contrabando. Así, la mujer era criada como en una especie de granja, paría esclavos para beneficio de los amos. Era ganadería.
Profundiza en la religión yoruba, que tiene seguidores como el Nobel Wole Soyinka, con esas curiosas deidades que son los orishas.
En las religiones monoteístas clásicas, si te portas bien, Dios te recompensa, si sigues unas normas básicas. En esta religión no, tu dios puede comportarse mal, puede ser un caprichoso, que en ese momento no esté… Se parecen más a los dioses griegos.
Aborda el origen fraudulento de algunas grandes fortunas. Y muestra de dónde viene, históricamente, la discriminación racial.
No nos damos cuenta de estas cosas. Miramos lo bonitas que son las casas de los indianos y no pensamos en lo que hay detrás. Se cumplen veinte años de la Declaración de Durban, sobre los afrodescendientes y el racismo. Estamos aún en el Decenio dedicado a ellos. Y no lo digo yo, lo dice el secretario general de la ONU: no hemos avanzado, al contrario, el racismo y la xenofobia se enraízan a través de los nuevos movimientos de extrema derecha y neonazis. Poca gente conoce las reclamaciones de afrodescendientes en España, sabemos más de las de los judíos.
Pero un descendiente de esclavos ¿podría reclamar la propiedad de un imperio económico actual?
Si hubiera consanguinidad y un encadenamiento histórico tal como el que describo, sí tendría derecho. Es decir, si el propietario de la plantación fuera el padre de su antepasado.
Conozco a gente que aún está traumatizada por la violación de La catedral del mar. Aquí también hay violencia sexual pero menos truculenta.
Se daba la violencia del blanco sobre el negro, pero también la del negro sobre el negro. En comunidades de 500 esclavos, a veces con muy pocas mujeres, las relaciones sexuales se van a producir seguro… y si no hay mujeres ya sabemos cómo se van a producir. Había violaciones a hombres. Yo creo que sigo siendo explícito, aunque lo de la virgen en su noche de bodas puede resultar más impactante para algunos.
Narra la dolencia del cansancio crónico.
Eso me impactó. En los tratados médicos de la época se dice que el negro es perezoso, vago, que no quiere trabajar… Los estudios modernos demuestran que eso no es cierto, que era gente cansada crónicamente, se les sometía a zafras de cuatro o cinco meses durmiendo una media de tres horas diarias, y el resto del tiempo era trabajo forzado a latigazos.
¿Se ha puesto de acuerdo con el Tribunal Supremo de EE.UU.? El aborto es uno de los temas de la novela.
Había muchos abortos y suicidios, era una reacción del negro frente a la esclavitud: no voy a darte ese hijo esclavo que pretendes, e incluso me quito la vida para dejar de trabajar para ti.
Aborda el vómito negro y la fiebre amarilla, las enfermedades que diezmaron a las tropas españolas.
Las guerras mataron a un 15% de gente, en acción militar, pero el 85% restante fue por enfermedades. Los que volvían estaban tirados en los muelles, enfebrecidos. Es tremendo: enviábamos decenas de miles de chavales a la guerra para que murieran de fiebres, gente a la que ni les iba ni les venía Cuba ni la esclavitud, eran quintos que hacían la mili.
¿En qué se parecen, más de cien años después, Lita y Kaweka?
Sobre todo, en la presencia de la diosa en ambas, cuando tienen relaciones sexuales, los tambores que escuchan, el poder que ejercen sobre los perros...
De todas sus novelas, esta es la que tiene más elementos mágicos. ¿Ha pasado de realista a realista mágico?
El esoterismo nunca me ha atraído. Pero, al estudiar la religión yoruba … Bueno, los cristianos creemos en los santos y la transustanciación de la hostia, los musulmanes y budistas tienen sus creencias específicas. Y aquí son estas, ¿por qué negarlas?
Aparece el habla bozal, que no tenía gramática.
Esto me preocupaba. Hay muchas novelas que tratan de esclavos donde hablan esa jerigonza, que a mí como lector me molestaba. Es volver a caricaturizar al negrito, dibujar al personaje bufón. Decidí que hablaran exactamente igual que los otros, y explicar que se trata de otra habla. Me parece más digno.
En la parte actual, la multinacional estadounidense es mucho más consciente de la injusticia racial que las empresas españolas.
Sin duda. Allí el racismo es un problema mucho más candente, y se asume mucho más. Solo hay que ver la enorme violencia que siguen ejerciendo los blancos contra los negros, he visto la noticia de los policías que le han metido 60 disparos a un chico. Pero ¿qué querían? ¿hacer un colador? Es tremendo, tremendo…
Como lector, ¿ha consumido mucha literatura de esclavos?
En su momento, me impactó la lectura de Raíces de Alex Haley. Aquello es la lucha de un solo hombre, y yo he intentado salir de la plantación para centrarme en la lucha del grupo, de la sociedad negra, de los 15.000 que fueron llevados a la guerra por la independencia de Cuba.
Es imposible no asociar este libro a otra de sus novelas, La reina descalza (2013).
Allí la protagonista es una esclava cubana, que llega a Triana, en los inicios del flamenco. Sí, esto viene de allí, pero ahora estamos a finales del XIX y no del XVIII.
Le han absuelto en su pleito con Hacienda…
El juzgado de lo penal me ha absuelto de fraude fiscal. Hacienda ha apelado y vamos a ver en instancia superior, pero es una sentencia muy bien fundamentada. Confiemos en que se solvente.
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