A continuación se muestra una carta que el P. Ivan Brient envió hoy a sacerdotes, diáconos, jefes de servicios diocesanos, superiores mayores de comunidades religiosas, vírgenes consagradas de la diócesis de Rennes.
Vannes, 16 de noviembre de 2022
Carta a los sacerdotes, diáconos, jefes de servicios diocesanos, superiores mayores de comunidades religiosas, vírgenes consagradas,
Hermanos y hermanas de la diócesis de Rennes,
El 7 de octubre, se publicó oficialmente que el Papa Francisco me nombró obispo auxiliar de Rennes. En efecto, el 2 de octubre respondí favorablemente a este llamamiento con espíritu de servicio, feliz de poder contribuir en esta nueva misión al hecho de que nuestra Iglesia sea cada vez más fiel al Evangelio de Cristo.
En los días siguientes, la organización de los preparativos para la ordenación y la reflexión sobre mi futura misión se trabajaron con el obispo d'Ornellas y los equipos diocesanos. Me estaba preparando para entrar en el proceso pastoral de este año y dar mi contribución para que juntos pudiéramos alimentar nuestra fe según la orientación básica dada por el arzobispo. Me hice eco del hermoso pensamiento de San Pablo en su Carta a los Colosenses 3,12-17, para que todos vivamos juntos. Me alegró serviros en el espíritu de las palabras de san Pablo, deseando hacerlo con un corazón revestido de "ternura y bondad, humildad, mansedumbre y paciencia" (Col 4, 12) para que juntos fuéramos un solo cuerpo (Col 4, 15).
Pero, unos días después, los problemas de salud me pusieron en alerta y me invitaron a mirar más de cerca este compromiso. Después de consultar, se diagnosticaron claramente signos alarmantes de la aparición de agotamiento. Estas señales me permitieron comprender que estaba, por un lado, cansado y que, por otro lado, estaba preocupado por las tensiones que esta misión despertaría en mí y que tendría dificultades para enfrentarlas. Dos médicos me aconsejaron encarecidamente que me detuviera de inmediato o que corriera el riesgo de agotamiento. He hablado de ello con el nuncio y con monseñor d'Ornellas, a quienes agradezco su escucha fraterna y su ayuda.
Después de discernir, parecía más prudente no ir más allá en esta misión que se me había confiado. La carga me parecía demasiado pesada y no quería correr el riesgo de tener que rendirme en el camino, ni de no poder cumplir adecuadamente esta misión de obispo auxiliar.
Por lo tanto, es con pesar,
pero en paz, que he tomado la decisión de renunciar a esta misión, como escribí
al Papa Francisco el 28 de octubre para informarle
Lo hago con pesar, porque
siento que os estoy abandonando incluso antes de haber servido a vuestra hermosa
Iglesia diocesana; dándome la vuelta antes de conoceros.
En paz, porque sé que el Señor
siempre sabe abrir nuevos caminos, incluso cuando pensamos que estamos en un
callejón sin salida.
Hoy recibo la respuesta del Papa Francisco que acepta mi renuncia.
A todos vosotros, les pido disculpas por este revés que puede sorprenderlos. Cometí el error de responder sí al Santo Padre sin haber medido suficientemente mi fatiga. Al escribiros, me presento ante vosotros con toda verdad y sencillez con mis límites de salud. Como resultado, preferí no unirme a la Asamblea de los Obispos en Lourdes, para tomarme un tiempo para descansar.
Por mi parte, seguiré siendo sacerdote de la diócesis de Vannes, disponible para la nueva misión que Monseñor Centène me confíe.
Oremos por nuestros hermanos, los obispos en su misión de servir a la Iglesia de Cristo siguiendo las huellas de los Apóstoles. Oremos unos por otros, para que siempre podamos discernir la voluntad de Dios para cada uno de nosotros y para su Iglesia. Una Iglesia hermosa, en constante conversión, cada vez más fraterna, y que busca vivir lo más cerca posible del Evangelio de Cristo, tanto en la alegría como en las pruebas. Esta es nuestra esperanza.
Fraternalmente
Padre Ivan Brient
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