El nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Italiana señala en su primera rueda de prensa que habrá resultados en noviembre, pero se analizarán solo datos desde 2000
Fuente: El País
Por: Daniel Verdú
Roma
La Conferencia Episcopal Italiana (CEI) acaba de elegir al cardenal Matteo Zuppi como nuevo presidente de los obispos. El prelado es un hombre cercano al Papa Francisco y a su línea ideológica y eclesial. Un sacerdote de calle, sencillo y cercano a las periferias sociales que tanto cita Bergoglio. Y una de las primeras decisiones que debía tomar es si la CEI abriría una investigación independiente sobre los casos de abusos sexuales en la Iglesia italiana de las últimas décadas. La respuesta, en la primera rueda de prensa que celebraba, fue agridulce para las víctimas. Se elaborará un informe independiente, aseguró, pero solo abarcará los últimos 20 años. Un dato que decepciona a las víctimas y que, a todas luces, no servirá para reparar el dolor, las mentiras y los encubrimientos de las últimas décadas.
El comunicado emitido por la CEI señala que se analizarán los datos en manos de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el dicasterio que se encarga de los procesos en segunda instancia de este tipo de casos (normalmente la primera instancia corresponde a la diócesis de turno). Dicho informe, anunciaron, se realizará con la colaboración de organismos independientes, que buscarán perfiles de alto nivel, según la propia CEI, y “permitirá un conocimiento más profundo y objetivo y mejorar la prevención y las medidas para acompañar a las víctimas y supervivientes y perfeccionar los criterios de la investigación”, reza la nota.
Las asociaciones de víctimas, sin embargo, habían pedido un informe relativo a al menos los últimos 60 o 70 años. Además, se pedía que se abriesen los archivos de todos los colegios, monasterios, diócesis y resto de centros católicos. El nuevo presidente de la CEI aseguró que el informe se publicará el 18 de noviembre y que se ha elegido partir desde 2000 porque “era mucho más serio”. “No es verdad que queramos cubrir nada. Es seriedad. Queremos recibir los palos que merecemos. Pero queremos una transparencia justa. Algunos datos pueden ser discutibles, como ha pasado con el informe en Francia”, dijo Zuppi en referencia a la metodología empleada en el análisis de la iglesia gala, discutido en algunos ambientes de la Iglesia.
Las estimaciones del posible número víctimas en Italia están, de largo, entre las más altas de Europa. Francesco Zanardi, abusado cuando era niño por un sacerdote de Savona y presidente de la asociación, que acaba de lanzar la iniciativa #ItalyChurchToo (Iglesia italiana también) para intentar sacudir el estático tablero, cree que podrían rondar el millón de casos en los últimos 70 años. En la web de la asociación hay un mapa diseñado con los casos registrados en los últimos 17 años: 360, de los cuales 163 son condenados en firme. Todos los otros siguen abiertos o han sido archivados. Por lo que es necesario en una investigación de este tipo que se abran los archivos para revisar todos esos casos.
Zanardi estaba el viernes profundamente decepcionado con la decisión. “Italia es la primera Conferencia Episcopal del mundo que se sale de las líneas de actuación usadas por el resto. Es una visión muy discriminatoria. Imagina la desilusión y el dolor de las víctimas cuyo caso tiene más de 20 años. Piense cómo se sienten sabiendo que no se reconoce su sufrimiento y las violaciones que sufrieron”, denuncia. Zanardi, además, cree que este estudio “no es independiente”. “No se habla tampoco de acceso a los casos de las magistraturas. ¿Qué casos son? Los de la diócesis, claro. Pero las víctimas no van casi nunca a los curas para denunciarlos. Y eso es un paso atrás. Han hecho algo porque tenían que hacerlo, por la presión. Y aquí a quien se debe juzgar es a la Iglesia, una institución que ha violado a miles y miles de niños y que se investiga a sí misma. ¡Y solo durante los últimos 20 años!”
El problema principal de la investigación anunciada por la CEI es que el periodo de tiempo que piensa abarcar no es, ni de lejos, el que tiene más víctimas. La mayoría de casos, en todos los países, sucedieron entre 1960 y 1990. La cultura del abuso, del silencio y del encubrimiento disminuyó enormemente entrado el siglo XXI. Es extraño también que la Iglesia italiana haya decidido anunciar este estudio sin ni siquiera hablar con las víctimas. Lucetta Scaraffia, historiadora de la Iglesia y coautora de Angus dei. Los abusos sexuales del clero en Italia (Solferino, 2022) coautora del libro “Es pésimo lo que han hecho. No obtendrán nada. Es solo un modo para confundir las aguas e impedir que se conozca la verdad”, critica.
Italia ha vivido de espaldas a este fenómeno en las últimas décadas. La proximidad del Vaticano y la implicación de la Iglesia en las costumbres políticas y sociales del país han convertido esta batalla en algo marginal. La única interpelación parlamentaria, propuesta por el senador Matteo Mantero en 2017, ahora parlamentario del grupo de izquierda Potere al popolo! (Poder al pueblo), cayó en saco roto. La elección del cardenal Zuppi como nuevo jefe de los obispos italianos abrió la esperanza de las víctimas. Algunas, como el propio Zanardi, fueron a su rueda de prensa para comprobar si podía suponer un avance real.
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