A días de que empiece la armonización de la nueva Constitución, las encuestas muestran un alza sostenida del rechazo, un escenario impensable hace pocos meses. ¿Qué generó este cambio? ¿Es culpa de los constituyentes?
Fuente: DW
Por: Diego Zúñiga
07/05/2022
El 25 de octubre de 2020, el 78,28 por ciento de los chilenos aprobó la idea de escribir una nueva constitución, que reemplace a la impuesta durante la dictadura de Augusto Pinochet, y un 79 por ciento decidió que el proceso fuera realizado por una convención constituyente. El resultado fue tan abrumador, apabullante incluso, que entonces resultaba imposible imaginar que el proceso pudiera sufrir tropiezos. Luego, tras la elección de los convencionales, quedó claro el camino: la mayoría de los escogidos para redactar la nueva Carta Magna pertenecían a sectores de izquierda. La derecha ni siquiera obtuvo un tercio de los escaños, lo que hacía imposible que ese sector político vetara algunos temas.
Casi dos años después, el ánimo general en Chile parece haber cambiado. Lo que al principio las encuestas mostraban como una tímida señal (el aumento del apoyo al rechazo del borrador de la nueva constitución), poco a poco se ha ido consolidando como una tendencia firme. Según el sondeo Cadem del 2 de mayo, el 46 por ciento de la ciudadanía está por el rechazo, contra un 36 por ciento que se inclina por el apruebo.
El 5 de mayo, la encuestadora Criteria entregó sus cifras, que afirman que el 39 por ciento rechaza la nueva Carta Magna, frente a un 31 por ciento que la aprueba. El estudio del 4 de mayo de Data Influye afirma que las cifras son 46-37 a favor del rechazo. El tema se ha tomado la agenda política. La mesa directiva de la Convención aseguró el mismo 4 de mayo que el trabajo extenuante les ha quitado tiempo para estar en terreno, con la gente. Esto habría restado apoyo a la Convención. Gaspar Domínguez, vicepresidente de la instancia, aseguró que la tendencia al alza del rechazo se va a revertir en las próximas semanas.
Errores que cuestan caro
Ese nivel de confianza no es compartido por los expertos. Kenneth Bunker, director ejecutivo de tresquintos.cl y analista político, dice a DW que "hay demasiados detalles que facilitan que las personas elijan uno que no les guste y decidan rechazar; por ejemplo, quienes querían Senado es posible que voten rechazo ahora que el Senado fue eliminado del borrador. En realidad, quienes decidieron votar rechazo difícilmente van a ser convencidas de hacer lo contrario”, señala. Mario Álvarez, doctor en Comunicación Política de la Universidad de Leeds y académico de la Universidad de la Frontera, agrega que "la Convención está muy desprestigiada por errores internos, que pueden ser bien aprovechados por la campaña del rechazo”.
Entre esos errores, tanto Bunker como Álvarez mencionan el caso de Rodrigo Rojas Vade, un constituyente que hizo campaña simulando ser enfermo de cáncer, y que renunció a su escaño una vez que fue descubierto, o el reciente caso de un convencional que pidió votar desde su casa, hablando por teléfono mientras se duchaba. También están los constituyentes que se disfrazan, o el sahumerio que hizo una convencional. "Probablemente la gente está de acuerdo con tener una constitución nueva, quizás incluso podría estar de acuerdo con los argumentos centrales del borrador que se está escribiendo, pero la asamblea constituyente tiene muy muy mala fama, por errores propios. Hay mucho desprestigio y eso genera desencanto y desilusión”, estima Álvarez.
"Las encuestas son consistentes en mostrar que aumenta el rechazo. Hay un factor, anecdótico si se quiere, que son estos errores que han significado un shock para los chilenos, que ven cómo estos independientes conducen la convención. Al final, los constituyentes se equipararon con los políticos, y ahora la gente los ve a ellos también como políticos, con todo el rechazo que ello implica. Y si preguntas a la ciudadanía si quiere eliminar el Senado, dice que sí. Si quiere eliminar la Cámara de Diputados, dice que sí. Y si les preguntaras si quieren eliminar la Convención, también dirán que sí”, dice Bunker.
Lo que querían los chilenos
La Convención tiene todavía sesiones por delante, tras la de este viernes 6 de mayo, en que se votaron aspectos del sistema político. Esta semana terminan las comisiones temáticas, el pleno revisará las normas permanentes y el lunes 9 de mayo se constituye la comisión transitoria. El 16 de mayo la mesa entregará el borrador y el 17 la comisión de armonización, compuesta por 40 constituyentes, comenzarán a redactar el texto final, que debe ser aprobado por el pleno y entregado al país el 4 de julio. El 4 de septiembre será el plebiscito de salida, en el que el voto será obligatorio. Es probable que, en el actual escenario, la campaña para llamar a votar por una u otra opción adquiera características inéditas.
"Hay que tener claro que la definición básica de campaña es un ejercicio comunicacional orquestado con un objetivo. Y eso lo hemos tenido del rechazo desde antes incluso que se iniciara la Constituyente. El rechazo ha hecho campaña con objetivos y actores que persiguen el mismo fin con más o menos los mismos argumentos, que a veces son mentiras y otras veces son ideas atendibles. Todo ello ha contado con la complicidad, o como quiera llamarse, de algunos medios de comunicación… en fin, no es raro que el rechazo se mueva favorablemente”, dice Álvarez. Campaña para el apruebo, en cambio, por ahora no hay. Entre otras razones porque en ese sector había una enorme confianza en que el texto constitucional no corría peligro de ser rechazado.
Kenneth Bunker, por su parte, estima que el actual borrador constitucional, lo que se ha conocido, aborda demasiados aspectos. "Quizás la mejor forma de encauzar el proceso, para abordar las demandas heterogéneas de la ciudadanía, era un texto con pocas normas, más general”, dice el especialista. Y agrega: "El principal problema con la Convención, me parece, no refleja lo que quieren los chilenos. Los chilenos pedían mejor calidad de vida, no necesariamente algo consistente con una línea ideológica determinada. Y la gente se está dando cuenta de que el producto no es bueno ni refleja bien lo que los chilenos querían”. (jov)
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