Cuatro de cada cinco abusadores son religiosos y el 82% de los casos son de «carácter homosexual masculino»
Fuente: Diario Vasco
Por José Ramón Navarro-Pareja
01/06/2023
71 víctimas y 728 abusadores (de los que el 80% son sacerdotes o religiosos). La Conferencia Episcopal va afinando, lentamente, los datos de los abusos sexuales a menores en la Iglesia católica española. Lo que este jueves ha presentado, a un mes de recibir el informe que encargó al despacho de abogados Cremades & Calvo Sotelo, son los casos recopilados en las 202 Oficinas para la protección de menores y que ya entregó al Defensor del pueblo a finales de marzo, en un informe titulado 'Para dar luz'. El documento completo se puede consultar en este enlace.Es la tercera vez que la Iglesia católica comunica datos de este tipo, desde que se abrieron las oficinas en la primera mitad de 2020. La primera cifra, en marzo del año pasado, fue de 506 casos, ampliados este marzo hasta los 706. Ahora, solo dos meses después, renueva los datos, que ya ascienden hasta los 728 abusadores y aporta, por primera vez, el número de víctimas que tiene contabilizadas: 971.
También salen a la luz datos que, hasta ahora, sólo se conocían parcialmente, como que de esos 728 abusadores el 80% son consagrados -378 sacerdotes (el 51,92%) y 208 religiosos (28,57%)- frente a 92 laicos (el 12,63%), un diácono y 23 casos en los que el denunciante no pudo precisar la condición eclesial del agresor. El 63,60% de los abusadores están fallecidos y el 36,40% están vivos, en aquellos casos en que las víctimas conocen la situación vital de quienes les agredieron.
En cuanto al sexo, los victimarios son en casi su totalidad hombres. Sólo hay cinco mujeres entre los denunciados. Una cifras que llevan a la Conferencia Episcopal a concluir que «la orientación de los abusos es mayoritariamente de carácter homosexual masculino, alcanzando el 81,89% de los casos», mientras que los de carácter heterosexual suponen el 17,69 de los testimonios recogidos.
Significativa es también la distribución por la fecha en que se cometieron los abusos. La mayor parte se concentran entre 1960 y 1990. En concreto, la década entre 1970 y 1980 es la que registra un mayor número de denuncias: 172. Aunque los datos facilitados están agregados por décadas, la media de ese periodo supone unos 14,5 casos por año. La tendencia disminuye drásticamente a partir de 1990 (45 casos hasta 2000) y en los primeros diez años del siglo XXI, con sólo 20 casos hasta 2010.
34 nuevos casos en tres años
Sin embargo, las cifras vuelven a repuntar a partir de esa fecha. Entre 2010 y 2020, son 60 las denuncias. Aunque el crecimiento de casos de abusos se dispara a partir de 2020 con 34 casos en unos tres años. Conviene recordar que el pasado 30 de marzo, el secretario general de la Conferencia Episcopal, César García Magán, explicaba en una rueda de prensa que 16 de estos nuevos casos de abusos se han producido en 2022, una cifra al nivel de los peores años -si se compara con los datos presentados- y muy superior a los 2 casos de media anual que se dieron en los primeros años del siglo.
Un repunte que parece desmentir la repetida tesis de que los abusos a menores en la Iglesia católica son una cuestión de tiempos pasados. Sorprende, además, el incremento de casos reportados justo cuando la Iglesia ha intensificado tanto sus acciones de prevención, en colegios y parroquias sobre todo, como los protocolos de actuación en el caso de que se produzcan.
Desde la Conferencia Episcopal interpretan este incremento como fruto de una «mayor sensibilidad de lo que son los abusos y de acercar las oficinas de protección a las personas». Además, también señalan el «contexto social» y recuerdan que según los datos de la Fiscalía de delitos en España, las denuncias sobre abusos sexuales casi se han duplicado en la última década y «la Iglesia no está exenta de esta realidad».
De hecho, el informe presentado este jueves dedica un amplio capítulo a explicar «La situación de los abusos en la sociedad española en la actualidad», en el que pone de relieve que en la serie de delitos presentada por la Fiscalía, entre 2011 y 2021, «destaca que este tipo de diligencias [delitos sexuales cometidos contra menores] se ha multiplicado por 4,5 en este período, pasando de 1.180 en 2011 a 5.271 en 2021«.
Sería, de acuerdo a los criterios de la Conferencia Episcopal, sería en este contexto social el que explicaría también el incremento de casos de abusos dentro de la Iglesia católica en los últimos años. Lo que no aporta el informe presentado es ninguna explicación de carácter interno sobre porqué la media de casos de abusos producidos en la Iglesia era de 2 al año en la primera década del siglo XXI, y desde 2020 haya aumentado a más de 10 anuales, justo en los años en que mayor hincapié se ha hecho en la lucha contra esta lacra.
«Toda la eternidad de Dios para sanar el corazón»
El acto, realizado en el edificio 'Sedes Sapientiae' de la Conferencia Episcopal en Madrid ha servido, además de para presentar el informe 'Para dar luz', para dar a conocer la «Instrucción sobre abusos sexuales» que aprobó la Asamblea Plenaria del Episcopado en abril. El documento se inserta dentro del protocolo marco de prevención y actuación aprobado por el mismo órgano en noviembre.
El evento ha sido presentado por el secretario general de la Conferencia Episcopal, César García Magán, quien ha reconocido, en referencia a la Iglesia, que «somos un pueblo avergonzado, pero esperanzado. No nos cansaremos de pedir perdón, pero tampoco de atender a las personas que sufren esta lacra, en cualquier lugar, ni de poner los medios para que la Iglesia sea cada vez más un lugar seguro para niños y jóvenes«.
En el acto también estaban presentes algunas víctimas de abusos que han preferido mantener su anonimato. En ese contexto otro de los intervinientes, Jesús Rodríguez Torrente, responsable del servicio de coordinación y asesoramiento a las oficinas de protección de menores de la Iglesia, ha señalado, a modo de testimonio, una frase que le confesó una de las víctimas: «Necesito toda la eternidad de Dios para sanar el corazón».
Por su parte, García Magán se ha mostrado especialmente contundente al reconocer que «miembros de esta Iglesia han dañado a miembros de la Iglesia y de la sociedad, en su vulnerabilidad e inocencia más absoluta. Sentimos dolor y vergüenza». «Pero este dolor y esta vergüenza solo serán fecundos si sirven para realizar los cambios imprescindibles en nuestra forma de proteger a los menores y apartar de nuestro lado a los victimarios», ha añadido.
El secretario general de los obispos también ha incidido en otra de las cuestiones que desde el Episcopado repiten en cada intervención sobre esta cuestión: su intención de que el proceso seguido por la Iglesia en la lucha contra los abusos pueda servir como ejemplo a otras instituciones. De esta forma, ha incidido en la necesidad «poner las enseñanzas aprendidas al servicio de toda la sociedad, y de todos los ámbitos».
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