Fuente: Atrio
Por Antonio Llaguno
28/06/2023
Hace tiempo que quería iniciar una serie de reflexiones sobre lo que la Iglesia Católica más ultramontana está haciendo y como están impidiendo que las reformas queridas por el papa Francisco se cristalicen pero por razones de disponibilidad y tiempo lo he ido demorando.
Las denomino “Crónicas del Bunker” porque son eso unas crónicas, el relato completamente subjetivo de lo que una parte de la Iglesia Católica está proponiendo al mundo y de cómo se ven a si mismos quienes lo proponen.
No se debe desdeñar este grupo de “ultras” a la ligera. Son pocos, es verdad. En especial los que representan la parte más fanática o integral, pero están muy bien financiados y existen otros poderes e intereses que les están promocionando para que “hagan lío” (En la forma contraria a la que Francisco pidió exactamente eso, “Hacer lío”).
Los actores escogidos por los poderes fácticos que están financiando todo esto son muy claros y proponen una Iglesia completamente contraria, a mi juicio, al mensaje Evangélico.
Encontraremos entre ellos a cardenales, obispos, medios de comunicación y laicos y clérigos destacados; muchos de ellos adornados con títulos académicos importantes y cuyo juicio esparcen por el mundo como si fueran depositarios de la “Auctoritas” cristiana.
El detonante de este primer episodio de “Crónicas del Búnker”, ha sido el envío por parte del cardenal Raymond Leo Burke, uno de los más firmes opositores al Papa Francisco y redactor de los famosos “dubia” sobre la “Amoris laetitia”, de un libro a todos y cada uno de los sacerdotes de USA en el cual les indica cómo deben negar la comunión a quienes el mismo cardenal considera indignos de recibirla.
Vaya por delante que Burke, fue el controvertido cardenal, especialista en asuntos jurídicos y derecho canónico que trató de asaltar la Orden de Malta (Una de las más ricas y prestigiosas del mundo) para poder financiar sus manejos en la curia; operación que fue detenida y deshecha por el papa y que redujo a Burke a su condición de cardenal de a pie sin diócesis que regir y sin atribuciones ningunas en la corte (Su último encargo fue ayudar al cardenal australiano Pell a ser defendido en la corte australiana de sus acusaciones de pederastia, sin ningún éxito, por cierto).
Mientras Benedicto XVI vivió, estos cardenales se escudaron en la figura del Papa Emérito (Sin ninguna aquiescencia de Ratzinger por cierto que siempre se mantuvo fiel a Francisco) para lanzar sus ataque al papado actual. Ahora que Benedicto no está, se han soltado los corsés y están atacando directamente al papado y a algunas de las escasas luces que se otean en el horizonte como el Camino Sinodal Alemán.
Son dos los puntos de vista para tratar este asunto. El primero son las razones doctrinales (Que no teológicas) en que fundamentan esa postura, que son de todo punto discutibles y el otro las verdaderas razones por las que hace esto y quienes apoyan esta difusión editorial.
El título del libro reza (Es un decir): “Respetar el Cuerpo y la Sangre del Señor. Cuándo se debe negar la Sagrada Comunión”
Pasemos al asunto y comencemos analizando alguna de las declaraciones de su eminencia en relación a su libro. El propio cardenal en entrevista recienta a “la Bussola Cotidiana” dice:
“Como explica santo Tomás, la Sagrada Eucaristía es el mismo Señor Jesucristo, “todo el bien de nuestra salvación”. Para recibir dignamente la Sagrada Comunión, tenemos que reconocer la realidad a la que nos acercamos y, al mismo tiempo, reconocer nuestra propia indignidad para acercarnos a un misterio tan grande”
Pasando por alto que el hecho de que lo afirmara Tomás de Aquino no es ninguna garantía de veracidad, es que la conclusión que saca él no se sostiene en el argumento anterior. Precisamente, si la “Sagrada Eucaristía, fuera el Señor Mismo” debería ser tratada exactamente tal y como Cristo se presentó al pueblo: “Al ver los escribas de los fariseos que Él comía con pecadores y recaudadores de impuestos, decían a sus discípulos: ¿Por qué Él come y bebe con recaudadores de impuestos y pecadores? – Mc 2 , 16).
¿Por qué debemos reconocer “Nuestra propia indignidad” cuando es Él quien nos ha transmitido que somos ni más ni menos que hijos de Dios y que no hay nada más digno que un ser humano?
“la Sagrada Eucaristía es alimento de pecadores, pero de pecadores que se han arrepentido, se han reconciliado y han reparado su ofensa. Si nos rebelamos abiertamente y sin arrepentimiento contra la ley de Dios, escrita en el corazón humano y proclamada en la doctrina de la Iglesia, es evidente que no estamos dispuestos a recibir a Nuestro Señor en la Sagrada Comunión.”
Aquí entramos en uno de los argumentos más controvertidos de la doctrina católica oficial y me temo, que de casi todas las iglesias cristianas: el concepto de reparación y reconciliación.
Es muy habitual encontrar en el mundo “indietrista” llamadas a la reparación de los actos, no solo propios, sino ajenos. Se nos habla de un Dios enojado con nosotros y que en “justa compensación” por nuestros “malvados actos” necesita de nosotros una reparación de los mismos por medio de una penitencia.
Ciertamente, en mi estrecha mente de ser humano de a pie y sin los sólidos conocimientos teológicos que se le suponen, nada más y nada menos que a un cardenal de la Iglesia Católica Romana, no me termina de cuadrar mucho un Dios, todo amor y sólo amor, con ese “justiciero” que necesita que el ser humano compense sus actos malvados por medio de una reparación, pero mucho menos, esos actos de reparación tan habituales en los que supuestas personas de “vida recta y ordenada” se dedican a ¡¡Reparar los actos de otros!!
¿Quién es usted, monseñor, para rezar por la salvación de mi alma? ¿Por qué razón no se preocupa de la suya? Que ya tenemos cada ser humano, bastante trabajo lidiando con la propia y deja libre la mía tal y como Dios la hizo.
¿Dónde ha quedado el “Mujer, yo tampoco te condeno, vete y no peques más” (Jn 8, 11).
No hay penitencia, no hay más condición que la propia asunción de la culpa y el deseo de no volver a repetirla. Cristo dice concretamente: “Yo tampoco lo hago”. No la condena, no la juzga. La recibe en sus brazos amorosos y la acoge. No exige ninguna “reparación”
Y no basta aquello de “A quienes perdonéis los pecados les serán perdonados y a quienes se los retengáis quedan retenidos” (Jn 20, 23) porque sólo habla de la actitud de los apóstoles ante el pecado y el pecador y no de la dignidad de la persona que pecan (Y eso sin entrar en el concepto de “retención del pecado”, como si el pecado fuera una deuda contraída que se puede o no condonar. Aunque me temo que ese y no otro es el concepto de pecado de Monseñor Burke).
Y además, aunque el pecado hiciera menos “digno” al pecador, cosa que es absolutamente falsa, ¿Por qué negarle el acceso al mismo a Dios, que puede ayudarle a ser mejor y que puede acercarse a él buscando reconciliación?
Ciertamente, para una mente cuadriculada como la mía es incomprensible.
“El escándalo es una realidad objetiva, es decir, no depende de sentimientos o emociones subjetivas. Por ejemplo, los legisladores católicos que pretenden garantizar por ley el ejercicio del llamado derecho al aborto confirman en su error a una persona que sostenga dicho derecho”
Todo escándalo proviene más del prejuicio del escandalizado que del acto del escandalizador. Si no juzgáramos los actos y las personas que realizan dichos actos, no nos escandalizaríamos; porque el escándalo nunca es “ad intra” sino “ad extra”. Siempre se escandaliza uno “del otro” (Y en la Iglesia generalmente de “la otra”), porque no hay nada más grande que la indulgencia que proyectamos hacia nosotros mismos, pero fundamentalmente porque conocemos la naturaleza de nuestros actos y sabemos con certeza que en su mayoría no son malvados, cosa que el escandalizado no conoce y no conocerá.
Por eso un escándalo nunca es un juicio (Y mucho menos un juicio justo) sino un pre -juicio y los pre-juicios, siempre son injustos.
No obstante, algo del escándalo es preciso apuntar.
Créame que cuando le veo, vestido de pontifical y repleto de sus oropeles favoritos, que son muchos, me escandalizo y lo que menos me viene a la cabeza es que sea usted ejemplo y representación de Cristo en la Tierra.
Y en cuanto a su libro: “Respetar el Cuerpo y la Sangre del Señor. Cuándo se debe negar la Sagrada Comunión”, usted ha difundido su libro enviándolo a TODOS los sacerdotes de USA y a sus obispos (https://www.vidanuevadigital.com/2023/02/23/el-nuevo-reto-del-cardenal-burke-ensenar-a-los-curas-de-estados-unidos-a-negar-la-comunion/). Curiosamente no se lo ha mandado a los sacerdotes de Burkina Fasso o Haiti sino a los de USA.
Su conferencia episcopal afirma que hay unos 37.300 sacerdotes en Estados Unidos a una media (Bajita) de 15 € por libro editado en papel y tapa dura y otros 4 € de gastos medios de envío y paquetería son 708.700 € y eso sin incluir los gastos de personal de logística empacado y demás. Pongamos una cifra aproximada. Ha gastado usted cerca de 800.000 € (Casi 900.000 $) en difundir su libro; puesto que ha enviado usted una copia a cada sacerdote católico estadounidense.
En este país europeo, tan castizo, le preguntaríamos ¿De dónde saca “pa” tanto como destaca?
Lleva usted desde 1975 siendo sacerdote, luego obispo y luego cardenal… de una religión que sigue las enseñanzas del hijo de un carpintero de Nazareth que dijo aquello tan bonito del camello y el ojo de la aguja (MT 10, 23-30). ¿Cómo ha obtenido tanto dinero? ¿De verdad cree que su libro merece el dispendio de 900.000 US$? ¿Tanta importancia se da usted? El papa le impidió gobernar las enormes arcas de la Orden de Malta (A pesar de su no menos enorme esfuerzo por impedírselo) y hasta donde yo sé, usted no ha recibido una millonaria herencia de sus padres como su amigo Carlo María Vigano (Ni creo que tenga usted, como él, un hermano discapacitado al que tratar de arrebatársela)
Yo le diré de dónde saca para tanto como destaca.
Su libro ha sido difundido por la asociación “Acción Católica para la Fe y la Familia” (Catholic Action for Faith and Family, no confundir con la “Acción Católica” de toda la vida), asociación de católicos ultra conservadores de los Estados Unidos y si entramos en la web de dicha asociación, podemos leer, al hablar de la difusión de su libro de usted, que: “El Sr. Thomas McKenna, líder laico sénior y patrocinador de esta campaña, es la persona clave para las promociones y estará disponible para entrevistas y promociones en los medios según lo permita la programación.”
Le aclaro que con el eufemismo “las promociones” se refiere a campañas como la de difundir su libro.
¿Y quién es Thomas McKenna? En primer lugar es el fundador y presidente de dicha asociación, es médico, aunque no parece que ejerza como tal y miembro de la orden Ecuestre de Caballeros del Santo Sepulcro de Jerusalem y caballero de cuarto grado (Máximo) de los Caballeros de Colón.
Todo grupos con mucho amor por los pobres sí.
Son estos grupos, famosos por defender la ultra derecha más fanática de los Estados Unidos de América (Recomiendo el artículo de George Porta sobre los Caballeros de Colón, aquí en ATRIO, al igual que los escritos sobre la Orden de Malta y el Yunque en España https://www.atrio.org/2015/04/el-poder-de-la-orden-de-caballeros-de-colon/, https://www.atrio.org/2017/01/13794/, https://www.atrio.org/2021/09/lideres-catolicos-para-la-politica/. ¿A que no saben contra qué cardenal nos previene el bueno de George?)
Sólo por poner unos datos de los Caballeros de Colón cuyo presidente fue asesor de asuntos religiosos de Ronald Reagan:
En este enlace del National Catholic Reporter (https://www.ncronline.org/los-documentos-financieros-de-los-caballeros-de-col-n-revelan-riqueza-e-influencia ) se pueden encontrar gran cantidad de datos financieros de esta agrupación y su presidente (Con un sueldo en 2017 superior a 2,074 millones de dólares americanos) y que han financiado multitud de proyectos de iglesia conservadora (Como más de un millón de dólares ese año para la red de noticieros EWTN, contra la que nos advirtiera Francisco, y que en 2015 emplearon en “obras de caridad” muchas de ellas secretas, más de 175 millones de dólares americanos. En ese artículo se puede consultar el sueldo de los principales ejecutivos de la orden. Consúltenlos. No parecen pobrecitos como los que protegía mi santo patrono en Padua.
Admiran sin medida a Juan Pablo II. Han sido lo principales financiadores del Instituto Juan Pablo II para la Vida y la Familia que dirigiera Mons. Carlo Caffarra (Que curioso. Otro de los firmantes de los “dubia”, ya fallecido) y ahora están realizando esfuerzos ingentes en promocionar la “Libertad Religiosa en EE. UU”. Que afirman está siendo atacada por la promoción de la Ideología de género, la libertad sexual (Y LGTBIQ+) y las “políticas liberales del Partido Demócrata”. Perdónenme la expresión ¡¡Hay que … fastidiarse!!
Incluso han tenido gran influencia en México, con el Cardenal Ribera, recientemente jubilado, como principal valedor y siendo patrocinadores del PAN y de los rescoldos que aún quedan de la infame guerra cristera de principios del Siglo XX.
Ahora, la pretensión de negar la comunión a quienes estamos en pecado mortal (Y según Monseñor, lo estamos el 99% de los cristianos), no busca proteger la eucaristía, ni la dignidad sacramental, ni la presencia de Cristo en la comunión (Todo eso son excusas de mal pagador).
Lo que busca su eminencia reverendísima es atacar al presidente Biden (Supuestamente católico) que apoyó la ley del aborto y tratar de ponerlo en evidencia ante todo un país, un año antes de las elecciones presidenciales, con una foto en el que un obispo norteamericano le niegue la comunión, haciendo así un servicio enorme a las aspiraciones republicanas a la presidencia, aspiraciones que de cristalizar, no dudemos nadie que concluirán en millones de dólares para los financiadores de monseñor y con toda seguridad, una nueva capa magna y pectoral de oro para Monseñor Burke que, no será Papa (Aunque aspire a ello), pero ya que no va a serlo, ha decidido vivir como Dios.
Esto es lo que defienden los “indietristas” no otra cosa. Y ya va siendo hora de que alguien lo diga.
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