(De «La
Croix»: 10/10/2016)
Una
encuesta inédita en una diócesis de Bélgica francófona (Lieja), cuyo contenido
publica La Croix exclusivamente, manifiesta las principales fuentes de
sufrimiento entre los sacerdotes. La institución y la falta de
"perspectivas" aparecen como la principal causa de la infelicidad,
muy por delante de la vida emocional o la carga de trabajo.
¿De qué
sufren los sacerdotes? Y ¿qué es lo que, por el contrario, los hace felices en
su misión? Los resultados de dicha encuesta sin precedentes hecha a 110
sacerdotes en la diócesis de Lieja, Bélgica, afloran las situaciones más
comunes. Mientras que la vida emocional, la soledad o la sobrecarga de trabajo
se consideran los principales factores de infelicidad o depresión entre los
sacerdotes, sin embargo son la falta de perspectiva de futuro y la institución las
que generan más sufrimiento.
Sobre
la base de 46 cuestionarios —247 citas recogidas y clasificadas por temas en
una escala de intensidad de bienestar/malestar— extraídos por la preocupación
de Jean-Luc Joly, ex miembro de recursos humanos de la SNCF, la ausencia de
"perspectivas de futuro" aparece de hecho, por mucho, como la
principal causa de la infelicidad entre los sacerdotes, seguido de cerca por el
de la organización (el "sistema de parroquias" que cubre todo el
territorio) considerada como desalentadora. De ello se deriva con frecuencia,
en la escala de "malestar", la sensación de falta de escucha o de
reconocimiento por parte de la jerarquía, el alejamiento respecto de la Iglesia
como institución, o incluso las difíciles relaciones entre los sacerdotes.
El resurgimiento espiritual a la cabeza de
los motivos de bienestar
Por el
contrario, las diversas formas de resurgimiento espiritual (retiros, vida de
oración, acompañamiento espiritual) vienen a ser las principales fuentes de
bienestar, en igualdad con la vida afectiva: relaciones con los fieles, con el
entorno... La sensación de ser útil a la comunidad y la capacidad de tomarse
tiempo para sí mismo también se encuentran en la parte positiva de la
clasificación, empatado con la sensación de ser "respetado, reconocido y
apreciado" por otros. Trabajar en pro de la evangelización de la sociedad
contribuye también a la buena salud moral de los sacerdotes.
Por
último, en la zona gris de la clasificación (intensidad próxima a cero,
positivo o negativo) figuran el sentimiento de soledad o la percepción de los
sacerdotes de su propio estado de salud. La carga de trabajo y la gestión de las
personas que les ayudan también aparecen en la parte negativa, pero muy por
detrás de la incomodidad provocada por la falta de perspectiva y la institución.
Un psicólogo, teólogo y ex HRD
La
iniciativa de este cuestionario vuelve a tres sacerdotes de la diócesis de
Lieja ansiosos por establecer un inventario después de haber observado, en los
últimos años, a "colegas que tienen problemas de salud, que dejaron el
ministerio, que eligieron una orientación diferente a la iglesia donde no se sienten realizados en su
ministerio". Uno de ellos en particular, dice que es como "quedarse
con hambre" tras haber expresado su "malestar" y su
"preocupación por las dificultades de varios colegas."
Con el
consentimiento de su obispo, Mons. Jean-Pierre Delville, estos tres sacerdotes difundieron
el año pasado un cuestionario entre sus compañeros y se les pidió a tres
profesionales establecer la síntesis: un psicólogo, un teólogo y un ex HRD con
sede en Metz, Jean-Luc Joly. Este último ya se ha comprometido desde hace
tiempo —desde el suicidio de un sacerdote de su diócesis en 2006— a un
"acercamiento progresivo" para mejorar el bienestar de los sacerdotes
en las diócesis de Metz, Lieja y Aviñón. "El hecho de que esta encuesta emane
de la base, con la posibilidad de responder de forma anónima, ha permitido liberar
la palabra de cualquier presión jerárquica", dice este ex profesional,
quien presentó su trabajo la semana pasada ante el consejo presbiteral en
presencia del obispo. "Llama la atención que, incluso en estas
condiciones, los sacerdotes no se atreven a llamar por su nombre a su
sufrimiento y con frecuencia utilizan fórmulas de estilo conservador: Creo que
puedo decir que..."
Si ello
solo afecta a una diócesis entre otras y exige ser enriquecido aún más, el
enfoque interesa sobremanera a Mons. Delville, un teólogo de la Universidad de
Louvain-la-Neuve, cerca de la comunidad de San Egidio. "Esta desavenencia
para con la institución es tanto más sorprendente por cuanto que Francisco se
esfuerza en insuflar renovación y confianza en la Iglesia, dice el Obispo de
Lieja. El aspecto positivo, sin embargo, es que un obispo se preocupa más de las
cuestiones institucionales que en resolver las dificultades de orden personal o
emocional." La pelota está ahora en el tejado del consejo de la iglesia,
donde se formaron los grupos de trabajo para tratar de dar respuestas.
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