Los días 19 y 20 de febrero, la diócesis de Ávila ha acogido el Encuentro de Obispos, Vicarios y Arciprestes de Iglesia en Castilla, que ha congregado a un centenar de personas provenientes de las 9 diócesis que conforman este grupo con el objetivo de ahondar en ese camino común de retos y esperanzas que comparten todas ellas.
Fuente: Vida Nueva Digital
21/02/2024
El objetivo: “poner en marcha un itinerario de tres años para replantear la renovación del estilo pastoral y las estructuras evangelizadoras de las diócesis de Castilla, a la luz de la reflexión sobre el contexto sociodemográfico y eclesial que vivimos en nuestra tierra”. Así lo expresaba en la apertura, el lunes por la mañana, Gabriel Ángel Rodríguez, vicario general de Osma-Soria y coordinador de Iglesia en Castilla.
Tras la Lectio Divina preparada por César Franco, obispo de Segovia, y con la mirada puesta en el primer paso del itinerario, ‘Reconocer’, la tarde del lunes se centraba en la mesa redonda sobre ‘El contexto social de Castilla (cultura, dinamismos sociales e identidad) y su influjo en la tarea pastoral de la Iglesia’. En ella, Ester Martín, directora de la Oficina de Transparencia de la Conferencia Episcopal Española, aportaba el retrato en cifras de una Castilla envejecida tanto en población como entre los propios sacerdotes.
Por su parte, Raúl Flores, de Cáritas, puso sobre la mesa el contexto social en Castilla, según el informe Foessa, destacando la situación de migración y éxodo rural, la despoblación y el envejecimiento. Una realidad que conlleva dificultades sanitarias, aislamiento social y soledad, económicamente menos fuerza laboral y por tanto menos dinamismo económico. Una tierra que tiene, por tanto, menos servicios y más desigualdades territoriales. Pero también problemas de exclusión social y un agrandamiento de la brecha de los vulnerables, ante lo cual se presentó cuál es la respuesta de la Iglesia en este sentido a través de Cáritas.
Reconocer el momento eclesial
Por último, José Luis Lastra, vicario de Pastoral de Burgos, concretizó cómo afecta toda esta realidad presentada anteriormente al trabajo de las diócesis y a los propios sacerdotes. Destacó el hecho del avance en discernimiento comunitario y en ser ‘Iglesia en salida’, pero también la “impotencia y el desánimo ante la pobreza humana y eclesial”. Constató asimismo una notable mejora en comunicación, pero a su vez una falta de cercanía y de pastoral de Primer Anuncio. Y una autocrítica clara: “los curas estamos muy ocupados, pero escuchamos menos”, lo que se traduce en el hecho de que “algunos no acaban de encontrar su puesto en una Iglesia más participativa y sinodal”, y que “los más jóvenes no saben qué hacer en los pueblos”. Por ello, existe la conciencia de que “algo hay que cambiar”.
La última jornada de trabajo comenzaba con la intervención de cada uno de los obispos presentes, poniendo en común el trabajo recorrido por sus diócesis en el último curso pastoral. Por su parte, y haciendo un símil con la costumbre de los primeros creyentes de encender una vela al terminar el día y dar así la bienvenida a una nueva jornada, Luis Argüello apuntaba que la realidad actual, la crisis social, “supone una nueva oportunidad misionera”.
“El reconocer el momento eclesial en el que vivimos supone que estamos en Vísperas. Hemos encendido una luz al llegar la oscuridad, y podemos hacer dos lecturas: o bien verlo como el atardecer de un día que termina y no sabemos qué nos deparará el mañana; o bien, tomarlo como la novedad de un nuevo tiempo, aunque haya que hacer la travesía de la noche”, subrayó.
Foto: Gonzalo G. de Vega/Diócesis de Ávila
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