Los obispos de las diócesis de Canarias ante la llegada de migrantes a sus costas denuncian la falta de previsión y la indiferencia de los gobiernos europeos, al tiempo que alertan de los discursos alarmistas. La Subcomisión Episcopal de Migraciones y Movilidad Humana se ha adherido y hace suya la nota.
Fuente: Noticias Obreras
09/10/2023
Ante la llegada a las costas de canarias de más de 3.000 personas en poco tiempo, muchas de ellas menores de edad, en busca de una vida mejor que la que dejan atrás, los obispos canarios denuncian “la indiferencia de los gobiernos europeos”.
Los obispos José Mazuelos, obispo de Canarias; Bernardo Álvarez, obispo de Tenerife; y Cristóbal Déniz, obispo auxiliar de Canarias, en una nota pública, explican que “la inestabilidad política en Senegal y otros países del Sahel, la pobreza y el cambio climático” están detrás del hecho de que más de 3.000 personas inicien un proyecto migratorio en busca de “un futuro mejor para sí y sus familias”.
Los prelados canarios insisten en que “se trata de seres humanos que arriesgan sus vidas cruzando el Atlántico con la esperanza de un futuro mejor para sí y sus familias”, además de subrayar que “muchos de estos hermanos nuestros no iniciarían un viaje tan incierto si en sus pueblos y países se vivieran situaciones más justas”.
En la nota denuncian que “la falta de previsión, unida a la insuficiencia de infraestructuras, dificulta una acogida digna y aumenta la probabilidad de que se produzcan vulneraciones de los derechos humanos”. En concreto, critican la falta de espacios adecuados para la acogida, la inexistencia de camas, la ausencia de apoyo jurídico y la falta de intérpretes, además de la saturación de los centros de acogida para menores y la paralización de las derivaciones a otras comunidades autónomas. Sin olvidarse, de “la tragedia de quienes pierden la vida durante la travesía, dejando atrás sus sueños e ilusiones”.
Los prelados no puedan más que hacer notar que las escenas que se están viviendo en Canarias y las declaraciones de distintos profesionales “nos hacen recordar la inaceptable situación que se está viviendo en Lampedusa” y confiesan que “nos entristece contemplar la indiferencia de los gobiernos europeos reunidos en Granada que por desgracia han declinado abordar y dar respuesta al preocupante tema de la migración”.
Igualmente, expresan su preocupación ante la aparición de “peligrosos discursos alarmistas que no deben permitirse” y recuperan las palabras del papa Francisco en su visita a Francia donde explicaba que “aquellos que arriesgan sus vidas en el mar no invaden, buscan ser bienvenidos”.
En lo que corresponde a la Iglesia en las Islas Canarias, los titulares de las diócesis exponen que “trabaja diaria e incansablemente con las personas migrantes en distintos ámbitos con el objetivo de favorecer su promoción e inclusión laboral y social”, por lo que “no podemos mirar hacia otro lado y mostramos nuestra máxima preocupación ante esta situación”.
Así, se sienten en la obligación de reiterar su “disposición al diálogo con las distintas Administraciones Públicas y actores sociales para contribuir, en la medida de nuestras posibilidades, a favorecer una acogida digna e integral a las personas migrantes”; y de reclamar, de nuevo, “el establecimiento de vías legales y seguras para acceder a territorio europeo”.
También instan “a las autoridades competentes a llevar a cabo cuantas acciones sean necesarias para asegurar el cumplimiento estricto de los derechos de las personas migrantes y ofrecer un recibimiento adecuado a sus necesidades”.
Y, como ya hicieron en la carta pastoral Escuchar el “Eco de Lampedusa”, llaman a “crear la cultura del encuentro, a superar la fobia al extranjero, a luchar contra las mafias y favorecer el desarrollo de los países de origen”; y apremian al resto de comunidades autónomas a la apertura y solidaridad, “pues Canarias no puede afrontar sola esta contingencia”.
Igualmente, invitan a la comunidad cristiana “a vivir auténticamente el Evangelio, promoviendo una cultura de hospitalidad y construyendo el futuro con las personas migrantes y refugiadas, sin excluir a nadie: es Cristo mismo quien llama a nuestra puerta”.
En la nota, como no, valoran y agradecen el trabajo de “tantas personas para humanizar el drama que contemplamos en nuestros mares y costas”.
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