El padre Gabriel Romanelli, párroco de la Iglesia de la Sagrada Familia de Gaza, afirma que su comunidad necesita paz y corredores humanitarios. Su llamamiento para que cesen los bombardeos se registró el martes, un día antes de que un ataque aéreo causara grandes daños en la zona adyacente a la parroquia donde se refugian cientos de refugiados.
Fuente: Vatican News
Por Linda Bordoni
Ciudad del Vaticano
25/10/2023
La parroquia católica de la Sagrada Familia de Gaza fue una de las que asistieron a algunas de las personas heridas en la explosión que devastó una Iglesia Ortodoxa Griega el 19 de octubre, matando a decenas de personas, entre ellas al menos 18 palestinos cristianos que se refugiaban allí.
El párroco, el padre Gabriel Romanelli, se encontraba en Belén cuando estalló la guerra el 7 de octubre, pero desde entonces ha permanecido en contacto permanente con su parroquia y su rebaño.
Su llamamiento para que cesen los bombardeos y se establezcan corredores humanitarios para los ciudadanos corrientes de Gaza "que no suponen una amenaza para nadie" se registró el día antes de que un ataque aéreo alcanzara la zona próxima a la parroquia, el miércoles 25 de octubre por la noche. En el momento de la publicación de este artículo, no había noticias sobre víctimas y daños, sólo imágenes del lugar bombardeado.
En su llamamiento grabado el martes, el padre Gabriel explicó que la parroquia está a sólo unos 400 metros de la Iglesia Ortodoxa Griega que fue atacada la semana pasada.
Son nuestros vecinos, dijo, y todos se han visto profundamente afectados por la tragedia.
Los heridos más graves han sido trasladados al hospital, mientras que los demás han buscado refugio en la parroquia.
Ahora, junto con los refugiados que ya estaban acogidos en la iglesia, "hay aproximadamente setecientas personas, incluidos los niños de la misión de la Madre Teresa".
Llamamiento para detener los bombardeos
Lamentando el hecho de que el número de víctimas en toda la Franja de Gaza haya superado las 5.100 personas, con miles de heridos más, el padre Gabriel afirmó: "Lo que pedimos es que se detenga esta guerra y se creen corredores humanitarios para garantizar el bienestar de todos".
Lo más urgente, continuó, es la necesidad de detener los bombardeos, que están causando la muerte de personas.
“Mientras estoy grabando esto, hay gente muriendo", dijo, señalando que también hay muchos atrapados bajo los escombros y "la esperanza de encontrarlos con vida es casi inexistente, entre ellos unos ochocientos niños”
El P. Gabriel expresó su gratitud por los numerosos religiosos que han decidido permanecer con la gente, con los niños a los que cuidan, con los discapacitados y con los ancianos. Como ellos, dijo, no tienen un lugar seguro adonde ir.
“No hay ningún lugar seguro en toda la Franja de Gaza”
Sus feligreses piden oraciones, continuó, pues viven con el temor de que ellos también puedan ser golpeados como sus vecinos de la Iglesia Ortodoxa Griega.
Civiles que no suponen ningún peligro para nadie
El padre Gabriel informó que los cientos de personas que duermen allí se han convertido en las primeras comunidades cristianas, compartiendo lo poco que tienen y con una súplica común para que cesen los bombardeos.
"Piden que este mensaje llegue a las autoridades israelíes y de otros países extranjeros o árabes: Por favor, que sepan que la parroquia, por ejemplo, está llena de gente corriente y de vecinos musulmanes. Son civiles que no representan ningún peligro para nadie".
"Que la Virgen María, Nuestra Señora de la Paz, nos conceda la paz, y rezamos por todas las víctimas, por los heridos, y rezamos también por todos los que ofrecen sacrificios por el bien del pueblo en Tierra Santa, especialmente por los que rezan incansablemente por la pequeña comunidad cristiana de la Franja de Gaza".
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