Fuente: Il Sismografo
Franca Giansoldati - Il Messaggero
05/01/2023
Cuchillos largos hermanos. Una vez completado el entierro en las Grutas Vaticanas del apacible Benedicto XVI, en el Vaticano hay quienes auguran que para el Papa Francisco comenzarán los verdaderos gatos a pelar, porque el mayor riesgo ahora será encontrarse frente a una Iglesia menos compacta, atravesada por micro fracturas, con cismas más o menos rastreros. Basta con ver lo que está sucediendo en Alemania, donde el proceso sinodal iniciado silenciosamente hace tres años por los obispos (con la bendición de Roma) está demostrando ser un movimiento revolucionario en contraste con Roma. Tal como se ha establecido, ahora parece difícil de parar.
Las exigencias sobre la mesa son apremiantes. El común de los fieles espera que Francisco rompa tabúes históricos, como el sacerdocio femenino, el celibato de los sacerdotes, la elección directa de obispos, la bendiciones para las parejas homosexuales y la modificación de la doctrina sobre temas sexuales. Del mismo modo, en los Estados Unidos (donde hay otra Iglesia muy viva con un gran peso en la geopolítica eclesiástica) las cosas no son mejores.
Allí, también, la brecha entre bergoglianos y ratzingerianos es evidente y refleja una forma diferente de interpretar la doctrina, por ejemplo, en el frente pro-vida.
El caso es que en estos diez años de convivencia entre Bergoglio y Ratzinger, a pesar de las relaciones personales fraternas y del deseo de ambos de hacer prevalecer la unidad, se han producido momentos de tensión debido (casi siempre) a que se ha agudizado la proyección de una Iglesia dividida.
Con la salida del Papa Emérito, la tranquilidad que había reinado hasta entonces pronto podría terminar en el ático y dar vida a un red de relaciones, sin restricciones. En estas horas circulan como una cadena de San Antonio dos documentos que ofrecen una visión de una atmósfera no precisamente pacificada. La primera se refiere al texto completo de una entrevista realizada por el secretario de Ratzinger, Georg Gaenswein, a Die Tagespost y difundida por el sitio web tradicionalista Messa-in-Latin. El padre Georg reveló (rompiendo una especie de tregua que ha estado vigente hasta ahora) que la decisión de Francisco de cancelar los pasajes hechos por Ratzinger en la misa en latín "le rompió el corazón".
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