miércoles, 22 de abril de 2020

VI PLAN DIOCESANO DE EVANGELIZACIÓN


Ante la consulta en curso sobre el borrador del próximo VI PDE, y con las dificultades que supone el no poder reunirnos presencialmente para dialogar, queremos compartir abiertamente nuestra reflexión.

1º.- APLAZAR EL PROCESO.

La pretensión de continuar debatiendo y aprobar un Plan de Evangelización para la diócesis, que se viene elaborando desde hace ya tiempo, nos parece ahora mismo improcedente. En nuestra opinión deberían suspenderse las consultas y las decisiones mientras no se vuelva a la normalidad social y eclesial que ha sido brusca y dolorosamente interrumpida por la pandemia del coronavirus.
No podemos entender que se pueda pedir una valoración del borrador que se ha enviado. En este momento, con lo que tenemos encima, con la incertidumbre en lo que se refiere al futuro, sería una temeridad que la diócesis de Bilbao siguiera como si nada hubiera pasado o como si la pandemia fuera un paréntesis que hay que dejar de lado para promover la evangelización. ¿De qué evangelización estamos tratando?
El nuevo Plan de Evangelización ya se nos ha señalado, y no es otro que el acompañamiento de nuestro pueblo que sufre una calamidad como nadie hubiera sospechado hace tan solo unos meses.
Lo que proponemos es que la Comisión técnica del VI PDE u otro organismo diocesano, recoja las acciones y servicios que la diócesis está realizando al servicio de los afectados por el coronavirus y a la vista de las necesidades que se van planteando haga una valoración de nuestra respuesta y promueva las acciones que considere necesarias en este momento según el Evangelio.
Otra acción relacionada y supeditada a esta primera sería la promoción y coordinación de la atención pastoral a las diversas parroquias, comunidades y asociaciones en este tiempo en el que no podemos reunirnos con las personas por razones sanitarias. Hay muchas cosas que ya se están haciendo, y bien. Pero sería necesario discernir, coordinar y promover porque habrá agentes de pastoral que no tienen recursos o iniciativa para realizarlos.
Esto sería lo que creemos que habría que hacer en este momento, no obstante aprovechamos para comentar algunos aspectos importantes del borrador que nos parece que necesitan corrección.

2º.- CORRECCIONES Y AMPLIACIONES

2.1. Sobre el principio inspirador del Plan.
La primera página, que recoge los elementos, que dan la perspectiva  o principio inspirador del Plan, ha perdido frescura respecto a lo que hasta ahora se había ido trabajando. Hemos venido hablando de "comunidades vivas", "la fuerza del testimonio", "vidas compartidas", "una iglesia para hoy", "comunidades testigos del Evangelio"... ¿Qué ha sido de ello?

Por otra parte, llama la atención la insistencia del borrador en la "iglesia diocesana", o "comunidad diocesana", al mismo tiempo que las que podríamos llamar comunidades básicas, sean territoriales o no, quedan desvaídas.

Hasta ahora se iba subrayando una visión y una apuesta por ser "comunidades vivas", todo lo demás (testimonio, compromiso, comunión, celebración) se adhería a ese concepto. Ahora no sabemos qué es lo central en el Plan. ¿Cuál es ahora la estrategia? Hablar de comunidad diocesana es volver a la centralidad de la institución, es un error estratégico.

Nada de lo que decimos es nuevo, simplemente se ha perdido por el camino. Para comprobarlo basta consultar el documento introductorio de esta consulta que en su página 4 dice sobre la “visión” del Plan: “1. Visión: en torno a la centralidad de comunidades vivas votada en primer lugar en el CP, y en 3º y 4º en el CPD: Comunidades vivas, discípulas y misioneras, centradas en la experiencia de Dios, acogedoras y vivificadas por el Espíritu.”

2.2. Sobre el estilo.
No es sugerente ni atrayente. No sorprende ni llama la atención su lectura: demasiado conceptual, sin imágenes. Utiliza una serie de conceptos y prácticas reconocidas para los que formamos parte de la Iglesia desde hace años pero difícil de comprender en su recto significado para las nuevas generaciones que quieran participar en el nuevo Plan Diocesano. 

2.3. Sobre el encuentro con Jesucristo.
Se subraya excesivamente la importancia de la comunidad eclesial como si fuera el único espacio para el encuentro con Jesucristo. Estamos convencidos de que es necesaria una toma de conciencia diocesana de la dimensión eclesial del encuentro: en el seno eclesial de la comunidad cristiana concreta acontece este encuentro” se dice en la argumentación al reto 1.  
 
2.4. Sobre la transformación socio-económica estructural.
Se silencia la necesidad de cambios en la estructura socio-económica causante de la pobreza y de la degradación de la naturaleza. En el reto 2, en la argumentación de la propuesta se dice: No se trata de pensar o diseñar soluciones técnicas, ni parciales, se trata de lograr cambios profundos en nuestra forma de pensar y actuar, en nuestros estilos de vida. Algo más habría que proponer en línea de lo que proclama tantas veces el Papa Francisco. 
 
2.5. Sobre el laicado asociado.
Al proponer el testimonio y el compromiso de los creyentes a favor de las personas que sufren, etc., en el mismo reto 2, no se hace mención del compromiso de personas laicas en movimientos, asociaciones y comunidades,  que ha sido tan importante en la historia de nuestra diócesis y que sigue siendo una exigencia por la complejidad de los retos sociales y por la importancia de la presencia pública de la Iglesia en las mediaciones sociales y políticas. 
 
2.6. Sobre los centros educativos.
En el reto 3 la propuesta de “impulsar nuevas formas de anunciar el evangelio” se apoya excesivamente en los Centros Educativos. Creemos que la experiencia nos ha confirmado que, sin negar su importancia educativa, no son, en esta situación, los únicos lugares de iniciación cristiana ni los principales ámbitos para ofrecer el primer anuncio del evangelio. 
 
2.7. Sobre el diálogo con la cultura.
Por otro lado al afrontar el problema de la cultura secular no se le concede la entidad suficiente como para entrar en diálogo con ella, de igual a igual. Lo único que propone es que “repensemos nuevas formas culturales de expresar y transmitir la fe, así como de comunicarla. Nos parece del todo insuficiente. No se ha tenido en cuenta lo que se propuso en la conferencia que se nos dio sobre este tema en la que el ponente abogaba por una trans-culturalidad como se hizo al introducirse el cristianismo en la cultura griega. La lectura del texto da la impresión de que la Iglesia está donde está y es lo que es y no tiene que cambiar más que su estrategia para darse a conocer mejor a esta cultura que le niega su valor y su significado salvador. Para nada se muestra la actitud que el Papa propone de “salir a las periferias” de “abrir pozos en el desierto” o de crear “hospitales de campaña”. 
 
2.8. Sobre las referencias espirituales.
Definir la vida contemplativa como “pulmón espiritual de la diócesis” no hace justicia a lo que han sido y quieren ser hoy los monasterios de vida contemplativa en la Iglesia. Es una visión reduccionista y espiritualista de esta vida consagrada como si no hubiera espiritualidad en otros carismas e instituciones de la Iglesia. 
 
2.9. Sobre el ministerio presbiteral.
La línea de trabajo, en el reto 4, referida a los presbíteros nos resulta inadmisible. Dice explícitamente "Presbíteros que presidan las comunidades siendo presencia de Jesucristo cabeza, pastor, maestro y esposo de la Iglesia." ¡Que manera de reforzar el clericalismo contra el que tanto está Francisco, poniéndole al presbítero nada menos que como maestro y esposo de la Iglesia!
 
Retomamos, para concluir, lo dicho sobre el aplazamiento del proceso de elaboración del Plan hasta que termine la emergencia que vivimos y podamos contar, entonces, con la situación resultante y lo que hayamos aprendido en este camino.


BIZKAIKO ABADEEN FOROA – FORO DE CURAS DE BIZKAIA,
a 21 de abril de 2020.

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