Ante la
consulta en curso sobre el borrador del próximo VI PDE, y con las
dificultades que supone el no poder reunirnos presencialmente para dialogar, queremos
compartir abiertamente nuestra reflexión.
1º.- APLAZAR
EL PROCESO.
La pretensión de continuar debatiendo y aprobar un
Plan de Evangelización para la diócesis, que se viene elaborando desde hace ya
tiempo, nos parece ahora mismo improcedente. En nuestra opinión deberían
suspenderse las consultas y las decisiones mientras no se vuelva a la
normalidad social y eclesial que ha sido brusca y dolorosamente interrumpida
por la pandemia del coronavirus.
No podemos entender que se pueda pedir una
valoración del borrador que se ha enviado. En este momento, con lo que tenemos
encima, con la incertidumbre en lo que se refiere al futuro, sería una
temeridad que la diócesis de Bilbao siguiera como si nada hubiera pasado o como
si la pandemia fuera un paréntesis que hay que dejar de lado para promover la
evangelización. ¿De qué evangelización estamos tratando?
El nuevo Plan de Evangelización ya se nos ha
señalado, y no es otro que el acompañamiento de nuestro pueblo que sufre una
calamidad como nadie hubiera sospechado hace tan solo unos meses.
Lo que proponemos es que la Comisión técnica del
VI PDE u otro organismo diocesano, recoja las acciones y servicios que la
diócesis está realizando al servicio de los afectados por el coronavirus y a la
vista de las necesidades que se van planteando haga una valoración de nuestra
respuesta y promueva las acciones que considere necesarias en este momento
según el Evangelio.
Otra acción relacionada y supeditada a esta primera
sería la promoción y coordinación de la atención pastoral a las diversas
parroquias, comunidades y asociaciones en este tiempo en el que no podemos
reunirnos con las personas por razones sanitarias. Hay muchas cosas que ya se
están haciendo, y bien. Pero sería necesario discernir, coordinar y promover
porque habrá agentes de pastoral que no tienen recursos o iniciativa para
realizarlos.
Esto sería lo que creemos que habría que hacer en
este momento, no obstante aprovechamos para comentar algunos aspectos
importantes del borrador que nos parece que necesitan corrección.
2º.-
CORRECCIONES Y AMPLIACIONES
2.1. Sobre el
principio inspirador del Plan.
La
primera página, que recoge los elementos, que dan la perspectiva o
principio inspirador del Plan, ha perdido frescura respecto a lo que hasta
ahora se había ido trabajando. Hemos venido hablando de "comunidades
vivas", "la fuerza del testimonio", "vidas
compartidas", "una iglesia para hoy", "comunidades testigos
del Evangelio"... ¿Qué ha sido de ello?
Por otra
parte, llama la atención la insistencia del borrador en la "iglesia
diocesana", o "comunidad diocesana", al mismo tiempo que las que
podríamos llamar comunidades básicas, sean territoriales o no, quedan
desvaídas.
Hasta ahora
se iba subrayando una visión y una apuesta por ser "comunidades
vivas", todo lo demás (testimonio, compromiso, comunión, celebración) se
adhería a ese concepto. Ahora no sabemos qué es lo central en el Plan. ¿Cuál es
ahora la estrategia? Hablar de comunidad diocesana es volver a la centralidad de
la institución, es un error estratégico.
Nada de lo que decimos es nuevo, simplemente se
ha perdido por el camino. Para comprobarlo basta consultar el documento
introductorio de esta consulta que en su página 4 dice sobre la “visión” del Plan: “1. Visión: en torno a
la centralidad de comunidades vivas votada en primer lugar en el CP, y en 3º y
4º en el CPD: Comunidades
vivas, discípulas y misioneras, centradas en la experiencia de Dios, acogedoras
y vivificadas por el Espíritu.”
2.2. Sobre
el estilo.
No es sugerente ni atrayente. No sorprende ni
llama la atención su lectura: demasiado conceptual, sin imágenes. Utiliza una
serie de conceptos y prácticas reconocidas para los que formamos parte de la
Iglesia desde hace años pero difícil de comprender en su recto significado para
las nuevas generaciones que quieran participar en el nuevo Plan Diocesano.
2.3. Sobre
el encuentro con Jesucristo.
Se subraya excesivamente la importancia de la
comunidad eclesial como si fuera el único espacio para el encuentro con
Jesucristo. Estamos convencidos de
que es necesaria una toma de conciencia diocesana de la dimensión eclesial del
encuentro: en el seno eclesial de la comunidad cristiana concreta acontece este
encuentro” se dice en la argumentación al reto 1.
2.4. Sobre
la transformación socio-económica estructural.
Se silencia la necesidad de cambios en la
estructura socio-económica causante de la pobreza y de la degradación de la
naturaleza. En el reto 2, en la argumentación de la propuesta se dice: No se trata de pensar o diseñar soluciones técnicas,
ni parciales, se trata de lograr cambios profundos en nuestra forma de pensar y
actuar, en nuestros estilos de vida. Algo más
habría que proponer en línea de lo que proclama tantas veces el Papa Francisco.
2.5. Sobre
el laicado asociado.
Al proponer el testimonio y el compromiso de los
creyentes a favor de las personas que sufren, etc., en el mismo reto 2, no se
hace mención del compromiso de personas laicas en movimientos, asociaciones y
comunidades, que ha sido tan importante
en la historia de nuestra diócesis y que sigue siendo una exigencia por la
complejidad de los retos sociales y por la importancia de la presencia pública
de la Iglesia en las mediaciones sociales y políticas.
2.6. Sobre
los centros educativos.
En el reto 3 la propuesta de “impulsar nuevas
formas de anunciar el evangelio” se apoya excesivamente en los Centros Educativos.
Creemos que la experiencia nos ha confirmado que, sin negar su importancia
educativa, no son, en esta situación, los únicos lugares de iniciación
cristiana ni los principales ámbitos para ofrecer el primer anuncio del
evangelio.
2.7. Sobre
el diálogo con la cultura.
Por otro lado al afrontar el problema de la
cultura secular no se le concede la entidad suficiente como para entrar en
diálogo con ella, de igual a igual. Lo único que propone es que “repensemos nuevas
formas culturales de expresar y transmitir la fe, así como de comunicarla.
Nos parece del todo insuficiente. No se ha tenido en cuenta lo que se propuso en la conferencia que se nos dio sobre este tema en la que el ponente abogaba por una
trans-culturalidad como se hizo al introducirse el cristianismo en la cultura
griega. La lectura del texto da la impresión de que la Iglesia está donde está y
es lo que es y no tiene que cambiar más que su estrategia para darse a conocer
mejor a esta cultura que le niega su valor y su significado salvador. Para nada
se muestra la actitud que el Papa propone de “salir a las periferias” de “abrir
pozos en el desierto” o de crear “hospitales de campaña”.
2.8. Sobre
las referencias espirituales.
Definir la vida contemplativa como “pulmón
espiritual de la diócesis” no hace justicia a lo que han sido y quieren ser hoy
los monasterios de vida contemplativa en la Iglesia. Es una visión reduccionista
y espiritualista de esta vida consagrada como si no hubiera espiritualidad en
otros carismas e instituciones de la Iglesia.
2.9. Sobre
el ministerio presbiteral.
La línea de
trabajo, en el reto 4, referida a los presbíteros nos resulta inadmisible. Dice
explícitamente "Presbíteros que presidan las comunidades siendo
presencia de Jesucristo cabeza, pastor, maestro y esposo de la Iglesia."
¡Que manera de reforzar el clericalismo contra el que tanto está Francisco,
poniéndole al presbítero nada menos que como maestro y esposo de la
Iglesia!
Retomamos,
para concluir, lo dicho sobre el aplazamiento del proceso de elaboración del
Plan hasta que termine la emergencia que vivimos y podamos contar, entonces,
con la situación resultante y lo que hayamos aprendido en este camino.
BIZKAIKO
ABADEEN FOROA – FORO DE CURAS DE BIZKAIA,
a 21 de abril de 2020.
a 21 de abril de 2020.
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