martes, 10 de marzo de 2015

El Seminario de Cuenca


Muy de vez en cuando me reúno a comer con los curas de la zona en un txoko de nuestro pueblo. El otro día lo pasé bomba. Y no solo por lo bueno de la comida y el gusto en cocinar del ordinario del lugar (así dicen que se llama al párroco en la jerga eclesial). Buen apetito, buenos amigos, cinco años de obispo de Munilla, la nota de Eutsi berrituz, como no puede ser menos al final la sobremesa derivó en el tema de que nuestro señor Obispo había asistido a una reunión de curas.

—Un hito, afinaba uno de los curas, ya jubilado y por tanto más libre para hablar sin pelos en la lengua, pues es la primera vez que viene a esta reunión después de… años como Obispo.

—Sí, y se le notaba que no está al loro de la jerga del lugar.

—¿Por qué dices eso? –le pregunté yo, ajeno al diálogo clerical.

—El seminario de Cuenca, pues –me contestó, mientras encendía un puro monumental, seguro que prohibido en cualquier sociedad gastronómica al uso, mientras barajaba los naipes para una partida de mus.

—¿El seminario de Cuenca?

—Sí hombre. Venga, reparte las cartas para hacer las parejas. ¿O prefieres curas contra laicos?

—¡Ojo que yo ya soy referente parroquial! –exclamó otro de la mesa que no sabía si jugar de clero o de civil.

Al final las cartas decidieron, los dos curas, jubilado y en activo, contra los laicos, referentes y no referentes. La conversación quedó truncada por la emoción del mus, el humo del habano y las copas en la mesa.

         Tuvo que jugarse la partida, la revancha y la buena, hasta llegar al momento de la tranquilidad y viajar de nuevo a Cuenca.

         El cura jubilado, visiblemente satisfecho, pues había vuelto a ganar la partida, nos explicó…

         —El seminario de Cuenca fue durante el franquismo, con su obispo a la cabeza, el mejor ejemplo de la Iglesia española preconciliar. Nido que acogía a seminaristas huidos o expulsados de su diócesis. Entre los curas de Bizkaia era el modelo a no seguir frente al seminario de Bilbao.

         Cuado en la reunión del otro día, un cura comparó el seminario de Bilbao con el de Cuenca todo el mundo entendía la frase y el ejemplo. Todos menos un asistente que, recién llegado y ajeno a la jerga o dolido por la comparación, le espetó al preguntador con otra cuestión:

         —¿Conoces tú el seminario de Cuenca?

         Preocupante la pregunta, sincera, del preguntador. Preocupante la respuesta y su tono. Y sobre todo lo preocupante que en la percepción de muchos curas de la diócesis, el seminario de Bilbao está cada vez más cerca de Cuenca.

 Juan San Sebastián



NOTA: Resulta útil (e inútil al mismo tiempo) repetir que lugares y nombres son resultado de la invención. Y a quien pudiera quejarse de alguna coincidencia, le recuerdo que la vida misma (muy superior, en cuanto a invención, a la fantasía) no es más que una pura coincidencia.





1 comentario:

  1. ¡Madre mía, hasta Cuenca!
    Juan San Sebastián, laico no referente y jugador de mus se nos ha ido lejos en el tiempo (¡mediados del siglo pasado!) con sus comparanzas del Seminario , ¿será que por edad coincide con sus compañeros de partida?
    Porqué irse hastra Cuenca y no a otros seminarios más cercanos en el tiempo y con más prestigio como diócesis primadas o metrópolis urbanas?.
    Pero no, nuestro seminario no resiste esas comparaciones. Cómo puede serlo si es una institución que acoge con entusiasmo a todos los que sienten una llamada en su interior, sobre todo si provienen de colegios de mucha cualificación y prestigio o de de movimientos eclesiales tan emergentes?
    Unos jóvenes —y no tan jóvenes— que se están formando tanto con sus viajes a las cunas de la eclesialidad comoPortugal, Francia, Inglaterra.. (eso si acompañados por presbíteros que les motivan y animan en su vocación) pero que, al mismo tiempo preocupados por conocer la realidad pastoral de nuestra Diócesis, viajan con frecuencia a las periferias (Francisco dixit) de nuestra Diócesis.Estoy seguro que presbíteros y laic@s desde Sopelana a Karranza, pasando por Miravalles se han visto gratamente sorprendidos por su presencia. Y cómo no lo iban a hacer si son guiados que por unos formadores que nacieron y "mamaron" (con perdón) de la larga lista de "superiores"que han sido desde que se aterrizó en Derio.
    Por eso, estos neoseminaristas se preeocupan por beber de las fuentes de la "diocesaneidad": de esa espiritualidad presbiteral que se enriqueció con el Vaticano II y con nuestra Asamblea diocesana. De ahí que les veamos preocupados pastoralmente por la corresponsabilidad en la Iglesia, por el papel de los laicos y laicas, por entender su vocación como un servicio a la comunidad.
    No, se equivoca nuestro laico no referente: con la que está cayendo no es con Cuenca con quien hay que compararlo sino como un adelanto de lo que está por llegar.
    Xabier G.

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