El religioso exiliado califica como un “error” del régimen perseguir y reprimir a la Iglesia católica, porque “nunca la van a poder exterminar”
Fuente: Confidencial Digital
Redacción
08/08/2023
El encarcelamiento de más de un año del obispo de Matagalpa, monseñor Rolando José Álvarez, “es una venganza” contra el líder religioso por “sus convicciones”, opina el sacerdote Erick Díaz Fernández, exiliado en Estados Unidos por la persecución de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
“Lo que está sucediendo en Nicaragua es una venganza, de lo más cruel, contra este ser humano, este hombre de Dios. La venganza (contra monseñor Álvarez) es fuerte porque quieren amedrentarlo y humillarlo, pero monseñor nos está dando una lección”, afirma el religioso, despojado de su nacionalidad en febrero de 2023.
“Estoy seguro que él (obispo Álvarez) no desea el mal para las personas que le están haciendo tanta barbaridad, seguramente los tiene en oración. Él está orando por ellos”, destaca en una entrevista con el programa Esta Semana y CONFIDENCIAL.
Díaz advierte que no existe la posibilidad de que el obispo matagalpino acepte el exilio o destierro. “Desde la curia, siempre dijo que él nunca iba a ceder o permitir que fuera algo para negociar. Eso lo ha mantenido siempre firme”.
Este viernes 4 de agosto de 2023 se cumplió un año del secuestro de monseñor Rolando Álvarez. ¿Qué simboliza para la Iglesia y los nicaragüenses este obispo preso y condenado injustamente por la dictadura?
Monseñor Rolando es un hombre pequeño de estatura, pero un gigante en su espíritu. No solamente a los religiosos nos está enseñando la firmeza y la convicción de ser un profeta, sacerdote y obispo, sino que también aquellos que no tienen una fe o creencia han visto a este gran obispo, ese hombre de Dios, que nos está aleccionando todos los días. Él enseña cuando habla y también cuando calla; aunque él está físicamente encerrado y, a lo mejor, torturado, pero su prédica, mensaje y testimonio de vida es inquebrantable.
Para la Diócesis de Matagalpa monseñor Rolando es un regalo, un don de Dios, sobre todo ahora que, con su testimonio de vida, está abrazando la cruz. Si antes miles le admiraban, ahora le admiramos más porque no solamente habla con la palabra, sino con el testimonio. Eso hace falta en este tiempo, personas que nos hablen con el ejemplo y él es uno de ellos.
La última vez que el régimen ofreció una prueba de vida de monseñor Álvarez fue en marzo de 2023. ¿Ustedes tienen información de cómo se encuentra?
Desde ese día que a monseñor lo presentaron públicamente en aquel escenario preparado (en La Modelo), no lo hemos vuelto a ver, ni saber nada de él. La exigencia es la misma: queremos su libertad, pero también queremos ver cómo está. Monseñor padece de enfermedades y no sabemos si le están pasando su medicamento, o si es visto por algún médico. Monseñor es un hombre de Dios, no representa un peligro para que lo estén tratando como el peor criminal.
También de manera espiritual. Monseñor no ha recibido la Eucaristía, un sacerdote, un hombre de Dios, vive de la eucaristía, y monseñor Rolando tampoco se le ha permitido que tenga la visita espiritual de un sacerdote, de alguien que le llegue a dar palabras de fortaleza, palabras de ánimo. Eso es algo sin precedentes, algo que es muy fuerte.
Su libertad no es algo para negociar
¿Por qué tanta saña y venganza contra monseñor Álvarez?
Es un obispo que habla claro, recto y con convicciones. Monseñor no ha violentado una ley. Siempre hemos dicho que los sacerdotes no estamos por encima de la ley y que nos sometemos a la ley. Pero si no hemos infringido una ley, entonces eso es venganza.
Lo que está sucediendo en Nicaragua es una venganza, de lo más cruel, contra este ser humano, contra este hombre de Dios. La venganza es fuerte, quieren amedrentarlo y humillarlo, pero monseñor nos está dando una lección. Monseñor tiene mucha paz en su corazón. Lo pudimos ver el día que apareció (en marzo de 2023), con mucha paz interior, mucha fortaleza. Estoy seguro que él no desea el mal para las personas que le están haciendo tanta barbaridad, seguramente los tiene en oración. Él está orando por ellos.
Quién tiene el odio y ese deseo de exterminarlo, de venganza, ya sabemos quién es. El amor no solamente es pregonarlo, no solamente es hablar de amor, sino de vivirlo y de testimoniar como lo está haciendo nuestro obispo, que nos está dando un mensaje de amor increíble para todo el pueblo de Nicaragua.
Hace un mes, CONFIDENCIAL conoció por fuentes eclesiásticas y diplomáticas que hubo una negociación entre el Vaticano, el régimen y la Conferencia Episcopal para liberar al obispo, pero monseñor Álvarez no aceptó los términos impuestos para su destierro. ¿Cómo se ve desde la Iglesia y la feligresía, esta decisión del obispo de rehusarse al exilio?
Antes de que lo apresaran, monseñor Rolando nos había dicho que él no es una mercancía. Desde la curia, siempre dijo que él nunca iba a ceder o permitir que fuera algo para negociar. Eso lo ha mantenido siempre firme.
Monseñor Rolando ama su patria, diócesis y pueblo. En todo caso, él pudiera obedecer al papa Francisco, que le diga “te vamos a sacar”. Pero creo que ya tenemos suficiente con un obispo auxiliar fuera de la patria (en referencia al Silvio Báez), como para sacar otro más. El papa, en ese sentido, ha estado reflexionando.
Monseñor Rolando es un obispo obediente y si el papa se lo pidiera, a lo mejor, él se iría del país, pero solamente si el papa se lo pide. Contrario a eso, monseñor no va a salir. Está ahí, fiel, firme, abrazando la cruz con mucho amor y, desde ahí, sigue acompañando al pueblo de Nicaragua.
Represión y vigilancia a las iglesias
El encarcelamiento de monseñor Álvarez vino acompañado de una radicalización represiva contra la Iglesia, prohibición de procesiones, sacerdotes presos y desterrados, congregaciones religiosas expulsadas y confiscadas. ¿Qué impacto tiene todo eso en la vida de los feligreses?
Por la historia sabíamos que la persecución contra la Iglesia había sido cruel en los años de 1980, pero nunca imaginamos que (ahora) iba a ser tan dura, difícil y llena de venganza y odio. Supuestamente (los sandinistas) habían pedido perdón a la Iglesia y que no iban a volver a cometer los mismos errores. Nosotros los cristianos somos creyentes de la conversión y pensamos que era real y verdad; pero vemos cómo se han ensañado con la persecución a la Iglesia, más a nuestra Diócesis de Matagalpa, que es la más golpeada por esta situación.
La Iglesia en Nicaragua está sobreviviendo por la gente que deja su ofrenda, o sea (la Iglesia) está viviendo de “la ofrenda de las viudas”, como decimos en el Evangelio. Confiamos en que Dios no abandona a la Iglesia, a pesar de que la Iglesia está pasando este momento duro y difícil de la historia, pero Dios la va a seguir sosteniendo y los sacerdotes siguen adelante.
Quienes conocemos la historia sabemos que fue un error, nuevamente, de quienes están al frente del país haber perseguido a la Iglesia, porque nunca la van a poder exterminar; más bien, cada día la Iglesia se fortalece.
Feligreses han denunciado la presencia de simpatizantes sandinistas o paramilitares en las parroquias. ¿Pueden los sacerdotes en Nicaragua orar públicamente en las misas por monseñor Álvarez, predicar en libertad o están siendo vigilados?
La vigilancia continúa dentro de las eucaristías, siempre están las personas infiltradas, atentos a alguna palabra que algún sacerdote diga, para luego pasar la voz y decir ese sacerdote dijo tal cosa para que lleguen a apresarlo o para que lleguen a inventarle cualquier caso.
La Iglesia es universal y lo que en Nicaragua no se puede hacer, nosotros lo seguimos haciendo desde diferentes partes, como la Jornada Mundial de Oración por monseñor Rolando, por la Iglesia de Nicaragua. Seguimos animando al pueblo de que no desfallezcamos, sino que permanezcamos firmes en la oración y seguir acompañando a la Iglesia y a los hermanos sacerdotes que aún están allá en Nicaragua.
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