En su vuelo de regreso de Lisboa el domingo 6 de agosto, el papa Francisco explicó que su visita a Marsella estaba justificada por la situación en la cuenca mediterránea, refiriéndose en particular a la difícil situación de los migrantes.
Fuente: La Croix
Por Loup Besmond de Senneville
(a bordo del avión papal)
08/08/2023
Por Chad McDermott.@Adobe Stock
El tráfico de emigrantes es "criminal". Un papa preocupado compareció el domingo 6 de agosto ante los periodistas que subieron con él al avión procedente de Lisboa. A su regreso de Portugal, donde había participado en la Jornada Mundial de la Juventud y visitado el santuario mariano de Fátima, Francisco habló largo y tendido de lo que llamó el "problema del Mediterráneo". De hecho, así justificó su próximo viaje a Marsella los días 22 y 23 de septiembre.
"El Mediterráneo es un cementerio", explicó Francisco, refiriéndose a los naufragios regulares de barcos de migrantes en su camino hacia Europa. Es un problema que le preocupa desde el inicio de su pontificado, marcado por su viaje sorpresa a Lampedusa en julio de 2013. "Pero este no es el mayor cementerio. El mayor cementerio es el norte de África. Es terrible. Por eso voy a Marsella".
Prioridad a los países más pequeños de Europa
En septiembre, el papa Francisco participará en Marsella en una reunión con 70 obispos de toda la cuenca mediterránea, así como con jóvenes de la región. "Los obispos del Mediterráneo tendrán un encuentro, también con algunos políticos, para reflexionar en serio sobre el drama de los inmigrantes", dijo Francisco.
"¿Tiene algo contra Francia?", le preguntó un periodista, refiriéndose a los recientes comentarios del papa de que "iré a Marsella, pero a Francia no". "No", respondió el papa. Expresando su negativa a realizar visitas de Estado a Francia, el papa repitió que su prioridad era visitar los países europeos más pequeños. "Sobre esto tengo una política. Yo estoy visitando los pequeños países europeos. Los grandes países -España, Francia, Inglaterra-, los dejo para después, al final. Pero como opción, comencé por Albania". Una respuesta habitual cuando se le pregunta por esta cuestión.
Durante los treinta minutos que duró la rueda de prensa, el papa se mostró sonriente y atento a las preguntas que se le formulaban. Francisco, de 86 años, habló desde un asiento situado en medio del pasillo del avión, como ha hecho desde su viaje a Canadá en el verano de 2022.
Tolerancia cero con los abusos
Preguntado por un periodista portugués sobre el informe publicado en el país en febrero sobre la pederastia, en el que se enumeran 5000 víctimas de sacerdotes entre 1950 y 2020, Francisco reiteró su deseo de establecer "tolerancia cero" en este ámbito en la Iglesia católica. "Recibí (durante el viaje a Portugal) a un grupo de personas que fueron abusadas", recordó Francisco. "Como siempre hago en estos casos, dialogamos sobre esta peste". El miércoles 2 de agosto, primer día de su visita a Portugal, el papa Francisco recibió a un grupo de 13 portugueses víctimas de violencia sexual cometida por clérigos.
"Hablar con personas abusadas es una experiencia muy dolorosa, que también a mí me hace bien, no porque me guste escuchar, sino me ayuda a hacerme cargo de ese drama", dijo el papa Francisco.
A muchos se le saltarán las lagrimas de emoción pensando en la visita del Papa al santuario mariano de Fátima, pero no dirán nada de la otra actuación de Francisco: su entrevista con trece personas abusadas por clérigos y sus comentarios sobre la situación lamentable del Mediterráneo convertido en un cementerio de emigrantes. El Evangelio invita a la oración, pero tambíen al compromiso con las personas, preferentemente con las más vulnerables.
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