BONN ‐ Los cardenales Kurt Koch y Walter Kasper critican duramente el camino sinodal. E iniciativas "insospechadamente católicas" y algunos portales de Internet están llevando a cabo campañas de difamación contra miembros individuales del sínodo. A pesar de ello, es importante mantener la calma, dice Björn Odendahl.
Fuente: katholisch
Por Björn Odendahl
27/10/2022
El Camino Sinodal entra en la recta final. Por cierto, ya se ha tomado una de las decisiones más importantes: el establecimiento de un Consejo sinodal en el que obispos, sacerdotes y laicos deben discutir y decidir juntos sobre cuestiones fundamentales de la Iglesia y sobre el uso de los recursos financieros. A pesar de que temas como la ordenación de mujeres o el manejo del tema de la sexualidad por parte de la Iglesia se han polarizado mucho en el camino sinodal y más allá del mismo, esta es, al menos hasta ahora, la sensación imperante. Finalmente, el "poder de liderazgo, enseñanza y santificación" de los obispos (Lumen gentium) podría ser, al menos, parcialmente restringido por este compromiso adquirido.
Que este cambio no gusta nada a aquellos que consideran que la defensa de las estructuras democráticas en la Iglesia es otra cesión al “espíritu de la época”, tan grave como el "arrianismo" (cardenal Gerhard Ludwig Müller), es algo que se ha hecho patente en los últimos meses, en los que las presiones contra el camino sinodal se vienen intensificando cada vez más: tal es el caso de unas declaraciones romanas, poco agraciadas y posteriormente asignadas a la Secretaría de Estado, o las del cardenal Kurt Koch, que compara el camino sinodal con la teología de los cristianos alemanes durante la época nazi y luego (afortunadamente) retrocede, o el cardenal Walter Kasper, cuando considera que algunas propuestas de reforma son "medicina mortal", es decir, veneno.
El tono de voz de aquellos para quienes las reformas previstas son una espina en el costado se está volviendo cada vez más agudo o, para seguir con la metáfora, más tóxico o venenoso. Las iniciativas de "buen católico", junto con los portales de Internet conservadores-populistas, utilizan la bola de los dignatarios de la iglesia e impulsan -hasta el máximo- campañas de difamación contra el camino sinodal, así como contra miembros individuales del sínodo. Lo que se puede leer en estos sitios sobre el obispo Georg Bätzing o la presidenta de ZdK, Irme Stetter-Karp, no tiene nada que ver con la sinodalidad, ni siquiera con la catolicidad. Es simplemente una vergüenza.
Esto hace que sea aún más importante que los obispos alemanes mantengan la cabeza fría durante su visita “ad limina” a Roma y mantengan conversaciones directamente con los jefes de los dicasterios y el Papa personalmente sin los susurros, que no son inusuales en el Vaticano. Si logran transmitir a quienes realmente tienen algo que decir en el Vaticano sobre la dramática pérdida de confianza de la Iglesia en Alemania y las reformas que, por lo tanto, son necesarias, entonces el camino sinodal puede llegar a un final digno y exitoso. Hasta entonces: Queridos miembros del sínodo, ¡no os dejéis intimidar!
El autor, Björn Odendahl es director editorial de katholisch.de.
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