El cardenal jesuita Jean-Claude Hollerich habla con La Croix International sobre la importancia de la escucha y el diálogo en la promoción de la misión de la Iglesia
Fuente: La Croix International
Tailandia
25/10/2022
El destacado cardenal europeo Jean-Claude Hollerich habló con La Croix International al margen de la conferencia general de la Federación de la Conferencia Episcopal Asiática (FABC) del 12 al 30 de octubre que tuvo lugar en Bangkok y a la que asistió como delegado fraterno.
"Confiad en los obispos y estad en diálogo con ellos. Y el diálogo debe hacerse desde el corazón", dijo el cardenal Hollerich, el jesuita de 64 años que dirige la archidiócesis de Luxemburgo y es presidente de COMECE (la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea).
La Croix International: El Papa Francisco ha anunciado que la fase romana del sínodo sobre la sinodalidad se prolongará durante dos años. Como relator general de este sínodo, ¿cómo entiende esta decisión?
Cardenal Jean-Claude Hollerich: Estoy muy contento con la decisión del Papa porque significa que tenemos tiempo. No tenemos que apresurarnos porque solo puedes hacer un discernimiento cuando tienes tiempo. Y creo también que escuchar siempre requiere tiempo.
Escuchar no es solo algo que haces de una vez por todas, sino que es escuchar y releer repetidamente. Los obispos pueden releer lo que sus Iglesias han dicho, lo que dice ahora el documento para la asamblea y luego tenemos tiempo para discernir. No tenemos prisa. Y, por eso, me siento muy agradecido por esa decisión del Papa.
Muchas personas que han participado en el proceso sinodal están ansiosas porque mientras sean escuchadas, nada sucederá. ¿Qué les diría?
También escuché eso. Digamos que la ansiedad ya estaba presente durante el proceso sinodal diocesano para muchas personas. Muchas personas eran reacias a hablar porque se les ha preguntado y nunca ha salido nada de ahí.
Siento la responsabilidad de que algo tiene que salir de ello. Así que al menos en mi diócesis, lo abordaré. Ya lo he hecho. He pedido al equipo sinodal que me dé algunas propuestas sobre qué cosas podemos hacer en Luxemburgo, y las haremos.
Lo que aprendí personalmente es una especie de conversión sinodal, que no puedo ser obispo sin mi Iglesia. Soy parte de esta Iglesia y que la Iglesia me pertenece como yo pertenezco a la Iglesia. Por lo tanto, no puedo dejar de escuchar a la Iglesia, y quiero asumir la responsabilidad de poner las cosas en práctica.
¿Qué comentarios le merece el camino sinodal de Alemania?
Esa es una pregunta difícil. Creo que hay que entender la situación alemana sobre la crisis de abuso que tuvieron en Alemania y también el hecho de que cada diócesis está produciendo su propio informe revaluativo con diferentes metodologías. Como resultado, siempre está en la prensa y la Iglesia tiene que reaccionar. Creo que los obispos querían reaccionar de una manera sinodal, puedo entenderlo. Pero me siento muy mal por la división existente entre ellos.
A veces en la prensa hay una condena general del camino sinodal alemán. Yo no puedo hacer eso. También debéis confiar en los obispos y estar en diálogo con ellos. Y el diálogo debe hacerse de corazón a corazón, no a través de los medios de comunicación.
Siempre tenemos que mantener la unidad, la comunión porque hay una crisis mucho mayor. Tenemos que hablar de cómo se puede vivir normalmente la fe en la vida cotidiana, en una sociedad secularizada, como es la de Europa. Esa es una pregunta que tenemos que hacernos juntos.
Me pregunto si el camino sinodal alemán ha llegado al punto de esa discusión. El Papa ha hablado de misión, y sin misión no somos la Iglesia.
Usted está aquí en Bangkok para la cumbre de la FABC. ¿Qué pueden ofrecer los católicos asiáticos a la Iglesia universal?
Podemos aprender de la Iglesia de Asia porque esta Iglesia, aun siendo minoría, no corta los lazos con la sociedad para decir 'tenemos que crear nuestra propia sociedad cristiana'. Viven una clara identidad cristiana en el diálogo y especialmente hoy, cuando se habla de armonía, podemos aprender de eso. Tenemos que vivir una clara identidad cristiana, también en Europa, pero en diálogo con la sociedad secular que nos rodea.
Para nosotros en Europa, es muy hermoso ver a una Iglesia como minoritaria porque, de hecho, estamos en la misma situación. Simplemente no lo hemos reconocido. En el pasado era diferente. Pero la Iglesia en Europa es también una minoría en un ambiente secularizado.
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