Fuente: Prensa CELAM
Bogotá, D. C.
18/11/2021
ADN Celam. El Documento para el Discernimiento de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe nos llama a descubrir una Iglesia sinodal y evangelizadora: de todos y para todos.
Una Iglesia abierta a la diversidad
“Aparecida abogó por una Iglesia abierta a la diversidad, que aprecie y fomente el encuentro y el diálogo respetuoso entre los diversos miembros del Pueblo de Dios”, afirme el Documento para el Discernimiento. A partir del amor se pueden superar las fronteras y divisiones injustas.
El proceso de escucha de la Asamblea eclesial nos muestra la diversidad de carismas y ministerios, así como la gran diversidad socio-cultural en el continente. La Iglesia es llamada a acompañar la vida de los pueblos: indígenas, afrodescendientes, personas con identidades y orientaciones sexuales diversas, personas con habilidades diferentes (especiales). El Documento afirma que “una Iglesia sinodal está llamada a ser una Iglesia abierta a la diversidad, una Iglesia de todos y para todos”, en la que estemos abiertos a la novedad del Espíritu.
Retos pastorales
Al abordar los signos de los tiempos eclesiales, el Documento señala algunos retos pastorales, entre ellos el de anunciar el Evangelio a las familias hoy. Las familias, una realidad muy diversa en América Latina y el Caribe, viven el reto de “mantenerse unidas y fomentar una convivencia basada en el respeto, el amor y cuidado mutuo, la escucha y el diálogo, así como la lectura de la Palabra de Dios y la oración común”, nos dice el texto.
No podemos olvidar que muchas familias, “particularmente las que viven en condiciones de alta vulnerabilidad, han sido fuertemente impactadas por la pandemia”. Por ello, se pide acoger y acompañar a todo tipo de familia en las comunidades eclesiales, buscando “familias evangelizadas y evangelizadoras, familias que sean la primera escuela de la fe, en diálogo con los gobiernos y la sociedad”.
Los jóvenes y las amenazas que les acechan
Dentro del ámbito familiar, donde ya no siempre se transmite la fe, se encuentran los jóvenes, que constituyen el mayor colectivo en el continente. Como ellos mismos afirman, la pandemia ha agravado sus riesgos, viven con la amenaza del desempleo, la falta de oportunidades que ha aumentado la delincuencia juvenil, el abuso sexual, maltrato a las mujeres, aumento de la migración, crisis espirituales…
Los jóvenes se han sentido poco acompañados por la Iglesia durante la pandemia, algo que también viven en día a día, donde no sienten apreciada su identidad propia. El Documento también señala signos de esperanza que los jóvenes aportan a la Iglesia, señalando algunos elementos a tener en cuenta por parte de la Pastoral Juvenil, buscando así nuevos caminos con la juventud.
Retos pastorales de evangelizar la ciudad
Evangelizar la ciudad, en un mundo cada vez más urbano, supone otro de los retos pastorales de la Iglesia. La ciudad, como recoge el Documento, “no es simplemente un espacio físico, sino, sobre todo, un horizonte cultural que crea un estilo de ser, una forma de vivir y convivir, en definitiva, una nueva cultura”. La cultura urbana es un mosaico de realidades fragmentadas, y es ahí donde la Iglesia tiene que realizar su labor pastoral, que “atienda a las variadas y complejas categorías sociales, económicas, políticas y culturales”.
El Documento para el Discernimiento de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe aborda el lugar de la mujer en la Iglesia y en la sociedad, un clamor presente en la escucha. Ellas critican el machismo presente en la Iglesia, pero también denuncian otras cosas que duelen en el ámbito social y eclesial, poniendo de manifiesto la marginación de la mujer en la Iglesia. Pero también se recoge lo que da esperanza, como es el crecimiento del rol social de la mujer y su mayor participación en diferentes ámbitos eclesiales.
También aparece lo más presente, entre lo que destaca su poca inclusión en ámbitos de decisión, y lo más presente, sobresaliendo su gran presencia en la vida diaria de las comunidades. En esa perspectiva aparecen propuestas de acción, intentando responder a los desafíos anteriormente recogidos por el Documento.
El clericalismo como obstáculo para una Iglesia sinodal
El clericalismo es visto como un obstáculo para una Iglesia sinodal, pues “genera una ruptura en el cuerpo eclesial que beneficia y ayuda a perpetuar muchos de los males que hoy denunciamos”. O Documento afirma que ese clericalismo también está presente entre el laicado y ve el clericalismo como algo relacionado con el abuso de menores. El desafío es pasar de una estructura piramidal a una sinodal. Para ello, el Documento propone la eclesiología del Pueblo de Dios del Vaticano II como principal base teológica para la reformulación de todos los servicios eclesiales, incluida la del ministerio ordenado.
Los casos de abuso en la Iglesia y la necesidad de escuchar a las víctimas y actuar es una realidad que recoge el Documento para el Discernimiento. Es algo que provoca “tristeza e indignación”, como ha aparecido en el proceso de escucha, que también recoge “la inadecuada formación y acompañamiento de los sacerdotes”. Por eso se pide poner a las víctimas en el centro y una reparación integral. Junto con ello se proponen acciones y políticas de prevención y que las iglesias particulares y congregaciones aprendan unas de otras, buscando “promover una cultura del cuidado mutuo”.
Finalmente, el Documento aborda la cuestión del movimiento evangélico-pentecostal, que en algunos países ha alcanzado “una dimensión relevante y significativa”. Eso hace de la Asamblea Eclesial una ocasión propicia para interrogarse sobre “nuevas prácticas pastorales”, haciendo realidad “comunidades de vida relacional”, más allá del culto. También para “repensar la presencia en los entornos rurales o periféricos, ignorados o desconsiderados durante demasiado tiempo”. Al mismo tiempo, establecer relaciones de amistad y colaboración en busca de un “nuevo ecumenismo”.
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