De Manu Arrue, sj
En
un primer momento me ha dolido ver el Cristo descuartizado en una txosna y
luego en las txosnas de Bilbao. Pero ha habido cosas que este verano me han
dolido más: los inmigrantes, que en el monte Gurugú intentan pasar la valla o
en patera y se juegan la vida a una carta para pasar a Europa.
Pero
en un segundo momento al mirar la imagen del Cristo crucificado, descuartizado me
hacía esta otra reflexión. El representa a tantos descuartizados en la historia
(y me ha tocado escuchar alguna historia dura de esos lugares terribles de
conflicto, concretamente a una mujer que a su marido le descuartizaron con una
motosierra delante de ella, en medio del pueblo y echaron sus restos al rio y ella
se lanzó a recoger algo de su cuerpo para poder enterrar algo) y otra mujer que
por defenderle a ella y a otras como ella, le sacaron en volandas de ese lugar
para que no la matasen.
Cristo
(aparecía en la txosna descuartizado) representa a quien ha dado la vida sin
reservarse nada para hacer una mesa fraterna donde nadie quedara fuera. Y se la
jugó. Y quienes desean hacerse uno con Él, tomamos un trozo de pan y un poco de
vino (su cuerpo y sangre decimos) en su memoria, para expresar que su fuerza
sea nuestra fuerza para hacer lo mismo.
A
Jesucristo le detuvieron injustamente (de noche), le secuestraron, le hicieron
un juicio sin pruebas y con testigos falsos, una tortura donde casi murió y una
ejecución sumaria en el castigo más cruel del tiempo, la cruz, el instrumento para
hacer sufrir muriendo lentamente. Y por tanto representa a todos los
injustamente: detenidos, secuestrados, juzgados, torturados y ejecutados.
Y
cuando crucificaron a Jesús muchas personas asistieron a ese espectáculo: unos
en silencio, otros se daban golpes de pecho, otros se reían, decían: “a otros
salvó que se salve él…” Muchos pasamos por las txonas y lo vimos. Cada uno le
dio un significado. Para mí, en ese Cristo descuartizado quedó representada la
humanidad sufriente en el recinto de las fiestas de Bilbao.
Y
la respuesta desde la cruz sería la de su tiempo: Padre sígueles perdonando
(también al que escribe estas líneas) porque no saben lo que hacen.
Entiendo
que os metáis con nosotros la Iglesia, porque por una parte es el grupo
religioso más numeroso de esta sociedad entre las confesiones religiosas, y por
tanto, la que más poder tiene. Y porque aunque procuramos hacerlo bien, es
decir intentar una sociedad para todos, también tenemos nuestro techo de
cristal. Tenemos hoy día mártires de la justicia y como nos dice el mismo Papa,
también clericalismo, arribismo, indiferencia hacia los sufrientes… formamos
parte de un grupo numeroso de entidades del tercer sector implicados con los
sin techo, parados,… y al mismo tiempo nos puede la inercia de hacer lo de
siempre…
Entiendo
también que tenemos clichés y estereotipos unos de otros. Pero el encontrarnos
ayudaría a ponernos caras y no sólo clichés. Creo que un camino podría ser el
emprendido en mayo pasado, por médicos del Mundo en Bilborock en relación con
las diversas espiritualidades. Allí nos encontramos de igual a igual ateos,
mulsulmanes, cristianos, agnósticos, y creo que algún budista. Y comenzamos un
diálogo respetuoso. Ese podría ser un camino para reconocernos en la diferencia
y aprender de los símbolos y claves de vida y de acción de unos y otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Identifícate con tu e-mail para poder moderar los comentarios.
Eskerrik asko.