El Papa ha concitado reacciones de simpatía y admiración por su
sencillez, siendo su mirada al Evangelio la cualidad más apreciada
Un
nuevo centelleo se aprecia en el faro de la Iglesia de Roma. Ha
provocado una incómoda ceguera en algunos, ha iluminado el camino
cristiano de otros muchos y hasta ha atraído la atención de quienes no
se preocupan por lo que ocurra por esos lares. El Papa Francisco ha
despertado interés de propios y extraños. Es el responsable de que la
Iglesia conjugue hoy verbos como 'animar', 'avivar' o 'estimular'. No es
más que un símbolo, pero el Vaticano acaba de presentar un disco con
once canciones con sus discursos y música rock. ¿Cómo se titula? 'Wake
up!' (¡Despierta!)
El Sínodo de obispos que finalizó hace dos
semanas ha dejado nuevos indicadores de la línea aperturista abierta por
Jorge Mario Bergoglio. Revolucionario -como el propio Evangelio- en su
mensaje, innovador en sus formas. Francisco entró en el Aula Pablo VI
mientras el coro entonaba 'Heal the World', el himno que Michael Jackson
compuso para luchar por un mundo más unido contra las injusticias.
Luego dejó perlas como que «la única autoridad, también la del Obispo de
Roma, es la del servicio», o «el primer deber de la Iglesia no es
distribuir condenas sino proclamar la misericordia de Dios».
El
discurso del Papa está siendo asimilado con una buena acogida también en
el seno de la Iglesia guipuzcoana, algunos de cuyos integrantes más
activos valoran para DV una trayectoria que coinciden en catalogar como
«ilusionante».
Félix Azurmendi
«Se ha presentado como pastor y no como jerarca»
Aunque
reconoce que los conceptos de 'modernización' y 'apertura' «no me dicen
mucho», el párroco de Azkoitia y exvicario sí considera que «la Iglesia
estaba necesitando un paso para volver al Evangelio y a Jesús, y este
Papa ha tomado esa dirección para dar respuesta a un mundo cambiante».
Azurmendi celebra que «esté retomando los postulados del Concilio
Vaticano II que se habían frenado durante los años anteriores».
Este
sacerdote ensalza tanto la actitud como la aptitud de Francisco. Se
refiere a sus gestos señalando que «ha conseguido ser el Papa del
pueblo, de la gente sencilla. Incluso los que no se sienten cristianos
aprecian su humanidad. Ha querido situarse como pastor y no como
jerarca. Ha dicho que el poder es servicio. Se ha convertido en un líder
mundial por esa humanidad».
Azurmendi comulga con el fondo de lo
que predica Bergoglio. «Lo que proclama es el signo de Dios. Ya hemos
sido la Iglesia de condenas y de doctrinas. No podemos poner nada encima
de la misericordia y eso es lo que está manifestando el Papa». Trae a
colación la encíclica 'Laudato si', documento donde «muestra su
preocupación por el mundo» y resalta su orientación a «situar a los
pobres en el corazón de la Iglesia».
¿Qué incidencia tiene la
práxis de esta emblemática figura en Gipuzkoa? Para Azurmendi «tiene su
influencia porque ayuda a que la gente de la calle recupere una simpatía
y un prestigio hacia la Iglesia. Muchos cristianos en Gipuzkoa hemos
recuperado oxígeno con este Papa. Nos sentimos avalados, reforzados.
Durante años hemos sentido cierta asfixia. Personalmente, tengo a donde
mirar para animarme y trazar la línea de acción pastoral». Azurmendi
también constata una «esquizofrenia de obispos que se convierten en
intérpretes del Papa cuando han querido tapar su espíritu».
Mikel Iraundegi
«La misericordia lleva a acompañar sin imponer»
Con
especial predilección ha seguido el sínodo de la familia el encargado
de la pastoral familiar de la diócesis de San Sebastián. Mikel Iraundegi
secunda que «Francisco ha traído novedad a la Iglesia». Lo argumenta
diciendo que «sus gestos, su modo de hablar, su cercanía, su voluntad de
cambio en la estructura de la Institución son signos de renovación
eclesial». Sin embargo, matiza que «no nos debería de extrañar que esto
ocurra en la Iglesia, pues a lo largo de su historia nunca ha dejado de
transformarse y de cambiar a la luz de la fidelidad al Evangelio y a la
sociedad de su tiempo».
Para Iraundegi «lo nuevo no es que la
Iglesia ahora es misericordiosa y antes no lo era. Lo nuevo es que la
Iglesia, con Francisco a la cabeza, está interiorizando de una manera
especial, gracias a la ayuda del Espíritu Santo, que la misericordia
tiene que ser de una manera más radical todavía el centro de su
actividad pastoral y magisterial». En cualquier caso, elogia las
virtudes de proclamar esa misericordia porque «nos lleva a mirar sin
condenar a la persona, a acompañar sin imponer, a ayudar a que crezca lo
bueno y positivo. La misericordia hace que la Iglesia pueda ser un
referente significativo para todo ser humano y para todas las familias.
Desde esta clave de la misericordia se entiende que se diga que los
divorciados vueltos a casar no están excomulgados de la comunidad
cristiana o que los homosexuales no han de sentirse rechazados por la
Iglesia».
Aterrizando el fenómeno Francisco en Gipuzkoa,
Iraundegi asume que «claro que en nuestra diócesis se está notando esta
ola. Y la ola no es Francisco sino el Espíritu Santo que sopla a todos y
todas y en todos y todas. En Gipuzkoa los católicos cada vez tenemos
más ganas de seguir a Jesús, de ser fieles al Evangelio, de obedecer al
Espíritu Santo y eso ya se está notando en el territorio».
Patxi Azpitarte
«Necesitábamos sabia nueva, frescura y diálogo»
La
necesidad de un cambio en la Iglesia es una realidad que también
reivindica el párroco de Deba y exvicario de la diócesis de San
Sebastián. «Necesitábamos sabia nueva, frescura, humanización y mayor
diálogo con el mundo, cosas que ha traído Francisco». Antes de entrar en
el fondo, señala gestos elocuentes de su pontificado. «Es inusual que
un Papa se asome al balcón del Vaticano y pida oración por él. Como es
clave la elección del propio nombre 'Francisco', que denota la evocación
del mundo de los pobres».
Entre los méritos atribuibles al
pastor argentino, cita que «'ad intra' está impulsando la colegialidad
cuando antes se mandaba desde muy arriba. En dos sesiones largas del
sínodo, por ejemplo, ha dejado hablar más que nunca y se ha limitado a
escuchar para que todos hablen con libertad. Durante muchos años hemos
estado en una Iglesia hablante que decía qué hay que creer y qué hacer.
El Papa dice que tenemos que estar a la escucha. Que también la Iglesia
está en la búsqueda».
En lo que a la proyección al exterior se
refiere, Azpitarte destaca que «la Iglesia ha entablado un diálogo con
el mundo». Significativa le parece aquella frase que enunció el Papa:
«Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la
calle, que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de
aferrase a las propias seguridades».
Al sacerdote destinado en
Deba le parece relevante «el diálogo interreligioso que está fomentando
Francisco. Impulsa una cultura del encuentro». Máxime, tal y como señala
Azpitarte, cuando «venimos de una Iglesia del 'no'. El Papa está
poniendo en el centro el Evangelio, y en su corazón, la misericordia».
Recuerda, en este sentido que a partir del 8 de diciembre se celebra el
año de la misericordia. Como convocatoria de este tiempo Francisco
escribió el documento 'Misericordiae Vultus', «un escrito que evidencia
la categoría que tiene este señor como intelectual. Su oposición se
equivoca, en este sentido, cuando le critica por no ser un gran
teólogo».
Tras reconocer que «el Papa me ha dado aliento y me
anima a ser sacerdote en Gipuzkoa», Azpitarte exterioriza sin complejos
su temor consistente en «si los mandos intermedios no van a
cortocircuitar estos mensajes». Su metáfora resulta esclarecedora:
«Nieva en la cumbre, ¿pero bajará la nieve al valle?». Y su conclusión
impacta: «Echo en falta desde Gipuzkoa una mayor apertura al mensaje del
Papa. Me siento más de la diócesis de Roma que de la diócesis de
Gipuzkoa».
Leire Atxega
«Remarcaría su mensaje sobre la pobreza»
La
sensibilidad que Francisco ha mostrado con los más necesitados ha
conmovido especialmente a la responsable de la pastoral de inmigrantes
de la diócesis de Donostia. «Remarcaría el mensaje constante sobre la
pobreza, su referencia a esos que nadie quiere, algo que va acompañado
con su ejemplo en el estilo de vida que lleva».
Para Leire
Atxega, una de las principales cualidades del Papa es «su sencillez. Es
palpable. Y contagia. Yo, de hecho, le llamo Patxi. Desde el principio
se ha presentado como un Papa que reconoce sus debilidades y nos ha
enseñado eso de que cualquiera, también la Iglesia, se puede caer y
tiene que levantarse. Acepta, en ese sentido, la responsabilidad de los
errores. Y transmite que no puede actuar sólo. Que necesita de los
demás».
Para Atxega, Francisco «está llevando a la práctica la
propuesta del Evangelio de estar con los que más sufren para darles la
dignidad humana que necesitan. En eso se traduce la misericordia». Ahora
bien, tras reconocer su afinidad con la figura de Bergoglio sostiene
que «no tiene que venir de Roma un señor para enseñarnos estas
cuestiones. Basta con aplicar el Evangelio de Jesús. Ahí se nos sugiere
que tenemos que estar en la calle y ser la voz de quienes se les ha
negado. Ser testigos de la revolución humana».
Una de las ideas
predicadas por Francisco a las que más radicalmente se adhiere Atxega
tiene que ver con la apertura de la Iglesia. «No podemos convertirnos en
un lugar donde se celebra la palabra de Dios y poco más. Tenemos que
huir de la pasividad, eliminar fronteras y estar dispuestos a acoger a
cualquiera que nos reclame, y no necesariamente en un horario concreto».
La
reflexión iniciada a raíz de los postulados divulgados por Francisco le
conduce a la autocrítica más sincera. «A nivel de Europa, nos hemos
encorsetado en la catequesis, la Misa y punto. El Evangelio nos insta a
acompañar a los que sufren. Y están ahí, en la calle».
Según
Atxega, el contagio del Papa «sí que se nota en el día a día de quienes
nos movemos en torno a la Iglesia. Es el momento ideal para poder poner
en marcha todas estas tareas que nos da tirria acometer. Aunque caigamos
en el intento».
Juankar Olaeta
«Lo hace todo con gran humildad y consistencia»
El
miembro del Consejo Pastoral de Oñati y educador del centro Elkar Hezi
también sigue con interés la evolución de Francisco y, más que
atribuirle la manida acepción de 'aperturista', prefiere referirse a su
figura como alguien que «se toma realmente en serio -como no podría ser
de otro modo dada su referencialidad- las actitudes y valores vitales de
Jesús de Nazaret y los hace visibles e inteligibles mediante gestos
fácilmente entendibles para el común de las personas». Le concede
asimismo la virtud de hacer todo ello «con gran humildad a la vez de con
consistencia, de nuevo en coherencia con la 'vis' del mismo Jesús,
también gran profeta de gestos».
Del análisis de la trayectoria
del pontificado de Francisco destaca que «tanto de puertas afuera de la
Iglesia -puertas que quiere abrir al mundo, no para acomodarse a él,
sino para establecer un dialogo respetuoso que nos enriquezca a todos-
como de puertas adentro, al igual que Jesús, muestra actitudes, palabras
y comportamientos mas propios de una gran Madre que de un Padre o jefe,
en línea con las características del propio Dios de Jesús».
Olaeta
considera que el «liderazgo» de este Papa se produce «por atracción y
admiración, como el de Jesús, en la debilidad y la fe, no desde el
discurso del poder o la imposición, y es por eso que también se viene
convirtiendo en referencia para muchas personas que se sienten fuera de
la Iglesia-institución».
En definitiva, el director de Elkar Hezi
concluye que «con todas las contradicciones y dificultades que ello
entraña, incluso siendo 'Jefe de un Estado', consigue transparentar a
Jesús, y Jesús es un modelo de persona que es admirable y atrae incluso
al que no está para nada dispuesto a seguirle».
El educador
alerta, no obstante, de que «podemos caer en el 'pecado' de la
Papa-idolatría», advertencia que lanza «independientemente de mi
'feeling' o gusto personal por este u otro Papa, y sin querer obviar la
importancia, significatividad y referencialidad del Obispo de Roma en la
comunidad cristiana en general y la católica en particular». Como
antídoto ante este riesgo, se aplica a nivel personal «la devoción y
vocación por el Evangelio como Buena Noticia».
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Eskerrik asko.