viernes, 25 de abril de 2014

El cardenal Marx clama por un procedimiento justo para los refugiados en Europa

Cardenal Reinhard MARX


Zenit

El cardinal Reinhard Marx, arzobispo de Múnich y Freising, ha invitado el jueves, 17 de abril, a los dirigentes europeos a acordar “un procedimiento transparente y justo acoger a los refugiados”.

Eso es algo que pasa por una “revisión profunda” de la Convención de Dublín, cuando sostiene que los Estados miembros son competentes para determinar las condiciones de asilo en Europa, ha subrayado en la misa del Jueves santo, donde ha lavado los pies a refugiados venidos de Nigeria, de Siria y de Irak.

Ha recordado, especialmente, que las personas que “llegan a nosotros frecuentemente han pasado por experiencias terribles y traumatizantes y necesitan ser tratadas con humanidad”. Las fronteras de Europa no deberían ser “una trampa mortal” y los controles fronterizos no deberían realizarse violando los derechos humanos.

“La iglesia está llamada a ayudar a quienes padecen un desamparo existencial”

Evidentemente, con el fin de eliminar las causas de los movimientos de refugiados, habría que “reducir las desigualdades entre ricos y pobres en nuestro mundo”, ha dicho al cardenal alemán.

Ésta es una de las tareas de la política, ha subrayado el arzobispo, pero, al mismo tiempo, la Iglesia debe afirmar claramente que “todos y cada uno de nosotros debemos acoger a las personas, independientemente de su religión, del color de su piel, de su cultura y de su lengua”.

El lavatorio de los pies del Jueves Santo debería “ser el signo que toda la iglesia está llamada a ayudar a aquellas personas que padecen el desamparo existencial y a ponerlas en el centro de su existencia”, ha seguido afirmando el cardenal Marx, quien ha reconocido estar satisfecho porque numerosos solicitantes de asilo y refugiados están encontrando ayuda y alojamiento en las parroquias y en las comunidades de la diócesis.

“No es concebible una piedad eucarística sin ministerio diaconal”

El cardenal Marx ha llamado, igualmente, la atención contra el riesgo de considerar la misa como un “acto litúrgico aislado en el que cada uno trata de salvar su alma”, subrayando que pertenece a la esencia misma del oficio religioso “atender a los enfermos, a los heridos y a los pobres y tratarlos como el corazón mismo del pueblo de Dios”.

Esta es la razón por la que “no se puede concebir una piedad eucarística sin ministerio diaconal”, ha insistido.

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