Entrevista con Joseba Segura en la revista Arratia
"Pase lo que pase, la declaración de ETA de octubre de 2011 supone el fin de la violencia". Joseba Segura, sacerdote con raíces maternas en Altzuste, Zeanuri, Arratia, responde desde Quito, Ecuador a unas preguntas para la revista Arratia. bidean gagoz de la Mancomunidad de Municipios de Arratia.
El sacerdote Joseba Segura Etxezarraga medió en la tregua de 2006 y participó junto al obispo Uriarte en las negociaciones de 1998, analiza el nuevo tiempo abierto en Euskal Herria desde ECuador, país al que se trasladó hace seis añlos para impulsar la actividad de Cáritas, leemos en la revista.
1. ¿Qué tal su estancia en Ecuador? ¿Cuál es exactamente su misión en este país sudamericano?
Llegué a Ecuador en enero de 2006 para colaborar en el desarrollo de la red de Cáritas en este país. Ahora contamos con 24 Cáritas provinciales que trabajan distintos proyectos, desde seguridad alimentaria, hasta apoyo a desplazados, buscando desarrollar nuevas formas de producción, respetuosas con la dignidad humana y con la defensa del medio ambiente. ¿Sabían, por ejemplo, que en Ecuador, un país de 12 millones de habitantes, hay tantos desplazados colombianos como migrantes ecuatorianos en España?
2. ¿Qué es lo que más echa de menos de su Arratia natal cuando pasa tanto tiempo fuera de ella?
Los vascos, estemos donde estemos, seguimos profundamente arraigados en nuestra identidad familiar y originaria. Los nuevos sistemas de comunicación hacen que las distancias no supongan ruptura de relaciones. Pero trabajar en un lugar distinto, implicándose con la gente, conlleva cambiar muchos hábitos y renunciar a algunas cosas. Si lo haces en serio, ganas mucho más de lo que pierdes.
3. Suponemos que desde la distancia sigue la actualidad política vasca y todo lo relacionado con el proceso de pacificación y normalización tras el fin de ETA. Desde su experiencia en pasados y fallidos procesos de paz, ¿Cuál es su diagnóstico de la situación? ¿Cree que ésta es la definitiva?
ETA no puede volver a la lucha armada porque su decisión de abandonarla ha sido unilateral. Incluso si los gobiernos español y francés no hacen nada para facilitar las cosas, ETA debe mantener la palabra dada. Volverse atrás, además de inútil porque durante los últimos años ETA ha estado perfectamente controlada, sería contraproducente, y obligaría a la Izquierda Abertzale a romper públicamente con la organización armada. Por esa razón, no tengo dudas: la declaración de ETA de octubre de 2011 supone el fin de la violencia, pase lo que pase en otros frentes y hagan lo que hagan el resto de los actores.
4. ¿Cuáles son en su opinión los pasos que debieran dar ahora las diferentes “partes del conflicto”?
Conviene distinguir con claridad dos problemas distintos: lo relacionado con el final de ETA y lo relativo a las legítimas aspiraciones políticas de la Izquierda Abertzale. El final de ETA y, específicamente, la entrega de las armas, se facilitaría si hubiera avances en lo relativo a la situación de los presos. Una aplicación flexible de lo que la legislación actual permite, por sí sola, mejoraría mucho la situación. A partir de ahí, el diálogo y la buena voluntad permitirían avances importantes. El problema es que, hoy por hoy, no veo motivos para que el gobierno español apueste por el diálogo en este punto. Pero hay que seguir trabajando con paciencia y discreción, convencidos de que en cualquier momento se pueden encontrar fórmulas que ayuden a superar el enquistamiento actual.
5. ¿Es optimista sobre una solución que satisfaga a la mayoría de la sociedad vasca, más allá de los intereses y cálculos de los gobiernos y de los partidos políticos?
Los temas técnicos relacionados con el final de ETA avanzarán lentamente pero se irán encontrando soluciones. Las aspiraciones políticas de la mayoría de la sociedad vasca irán perfilándose y progresando en el discurrir normalizado de una vida cotidiana, ya sin amenazas ni violencia. En ese camino, los partidos políticos y los procesos electorales han sido, son y serán elementos muy importantes. Tanto más cuanto que, desde la legalización de Bildu, todas las opciones pueden presentarse a las elecciones y aspirar a asumir responsabilidades de gobierno en los distintos niveles de la administración pública. Soy optimista: seguiremos viviendo fuertes tensiones políticas, pero ahora existen cauces normalizados para que los problemas puedan ir resolviéndose en el marco de una sociedad pacificada y, ojalá, progresivamente reconciliada.
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