Marco Burini
Foglio Quotidiano, 21 de julio 2013
Nota
de los Editores: la
presencia del cardenal W. Kasper en la Facultad de Teología de Vitoria el viernes, 27 de
septiembre de 2013, con motivo de la apertura del curso académico para hablar
sobre “La situación de la
Iglesia ante la Nueva Evangelización:
sombras, luces, esperanzas” (12 del mediodía, entrada libre) nos lleva a
recuperar completa la entrevista concedida a “Il Foglio Quotidiano” el pasado
21 de julio de 2013 y de la que informamos oportunamente en este blog del Foro de Curas de Bizkaia.
***
A medida que pasa el tiempo, aumentan las resistencias
contra la acción de gobierno de Francisco. En los pasillos de los edificios vaticanos se oye un incontenido runrún contra
este Papa “que ha perdido la cabeza”, absolutamente atípico y en continuo
movimiento. Quizás porque los viejos zorros de la burocracia vaticana han
entendido que Bergoglio, en lugar de iniciar reformas o de amenazar con revoluciones,
está abandonando a su suerte costumbres y estructuras anacrónicas. Y quizá porque
sus primeros gestos no fueron fruto de una improvisación gratuita e ingenua (la
propia de un “outsider” que llega sorpresivamente a la cumbre y hace alguna
locura que todos le perdonan de buena gana sabiendo muy bien que no durará en
tal empeño), sino los de una persona que emite las primeras señales de tener un
proyecto orgánico y meditado. Entre los aliados y consejeros fiables con
quienes Bergoglio puede contar, se encuentra, indudablemente, el cardenal
alemán Walter Kasper, reconocido teólogo, que ha dirigido durante unos cuantos años
el dicasterio vaticano para la
Unidad de los Cristianos; un asunto que inquieta de manera particular
a Bergoglio. Le hemos pedido que nos ayude a comprender qué está pasando en el
seno de esta vieja institución de dos mil años, capaz todavía de sorprendernos.
¿Según un Vd. entre el pontificado de Benedicto y el de Francisco
se está asistiendo a un cambio de época?
“Efectivamente hay un cambio
de época, pero no empieza con el Papa Francisco. Al principio del siglo XX,
sólo 25 % de los católicos no vivía en
Europa. A finales del siglo solo el veinticinco por ciento de los católicos es
europeo, mientras que la gran mayoría de ellos vive en el hemisferio sur. En
Europa, la iglesia da señales de estar cansada, mientras que en África y en
Asia crece, es joven y vital. Por otra parte, el eurocentrismo también está
acabado tanto desde el punto vista político como económico. Evidentemente, esto
no quiere decir que la iglesia europea ya no cuente para nada. Roma sigue
siendo el centro visible de la iglesia católica y el mundo globalizado de
nuestros días tiene sus raíces cristianas en una Europa que se ha secularizado.
También hemos exportado esto… Europa tiene que despertarse. De todas formas, creo
que seguirá siendo un punto de referencia”.
Benedicto ha sido un Papa europeo, un platónico, un agustiniano
“Cierto –contesta
Kasper- estudió a Agustín que en algún sentido ha sido el padre del pensamiento
europeo occidental. Y luego, a Buenaventura. Conoce la teología medieval y ahí
descansa su perspectiva teológica, su “Denkform”. Y luego tenemos la elección
del nombre, Benedicto, el padre del monaquismo que tuvo una enorme influencia
en la cultura y en la historia europea. Ahora, con Francisco, llega el
hemisferio sur y la iglesia latinoamericana que representa casi la mitad de los
católicos; pero también está creciendo mucho la iglesia en África y en Asia. Es
más, creo que ahora Asia es el gran desafío, y con China, va camino de
convertirse en un centro del poder económico-político. No hace mucho que he
estado en Corea del sur y me he encontrado con una comunidad católica muy viva.
Hay muchísimas conversiones. Y otro tanto está sucediendo en China, a pesar de
las dificultades que todos conocemos. También allí está aumentando el número de
los católicos”.
Pero, de hecho ¿en qué consiste el “cambio de época” del
Papa Francisco?
Kasper sostiene que “no
es posible encuadrarlo en el clásico debate europeo entre conservadores-progresistas.
Es un esquema agotado. Francisco no es un conservador ni un progresista. Quiere
una iglesia pobre y de los pobres. Tiene muy presente que la mayor parte de los
hombres vive en la miseria y creo que cambiará la agenda de la iglesia. El
modelo de la civilización occidental ya no funciona. Y, además, somos una
minoría. La iglesia tiene que tomar más en serio no los problemas del, así llamado,
Tercer mundo (expresión que ya no dice nada), sino del nuevo mundo, de todos
los países que no forman parte de occidente. Muchos van a quedar decepcionados
por Francisco. Los conservadores ya lo están porque no tiene la altura
intelectual de Benedicto y porque, además, ha clausurado la corte pontificia (una
decisión por la que le estoy agradecido. Era un barroquismo anacrónico). Pero
también los progresistas van a quedar decepcionados: es cierto, ha cambiado el
modo de ser Papa, pero no cambiará los contenidos. Entre él y Benedicto hay una
continuidad en lo doctrinal: no cambiará el celibato de los curas y no abrirá la
puerta a la ordenación de las mujeres y a todas esas propuestas de los
progresistas”.
En efecto, si nos fijamos en la biografía de Bergoglio no
deberíamos esperar revoluciones doctrinales
“Hay quienes piensan que
quizás al haber cambiado el modo de vivir, también acabe cambiando el modo de
abordar determinadas cuestiones. Pero no será así, nos dice el cardenal
alemán. Y esto es algo que podría
convertirse en un problema para él. Muchos se manifiestan ahora entusiasmados: es
un verdadero pastor, tiene un gran encanto y una sintonía inmediata con las
personas, además de un lenguaje directo y comprensible. Hay quien le acusa de ser
showman. Yo creo que su testimonio es auténtico: vive lo que dice”.
Bien, es un jesuita. Tiene un cierto sentido de la
escenificación, y es buenísimo estando tanto en el palco como en la platea. Sin
embargo, no le falta sustancia.
“Y, además, está el
hecho de que lleva una vida sencilla. Esto es algo que le carga de credibilidad.
No vive como un príncipe. También Benedicto era una persona sencilla, pero se había
acomodado a ciertas formas que Francisco rechaza”, añade Kasper
¿Y si la reforma de Francisco fuera más estética que
política? Muchos se preguntan quién será el nuevo Secretario de Estado, qué nombramientos
va a hacer y si respetará los procedimientos habituales.
“Sobre todo, está
trabajando la mentalidad de la curia: no tiene que ser una mentalidad de poder
y burocracia, sino de servicio a la iglesia universal y también a las iglesias
locales, un asunto en el que insiste mucho”.
No se puede olvidar que, en su primera aparición pública, se
presentó como obispo de la iglesia de Roma.
“Esto es algo necesario
en una realidad plural, observa Kasper.
Nosotros, los católicos tenemos un centro. Y esto es un bien. Pero
centro no quiere decir centralismo curial. Además, es preciso un cambio a nivel
institucional. Éste fue el deseo casi unánime de los cardenales la víspera del
Cónclave. Por otra parte, es incuestionable que hay algo que no funciona en la
curia. No es un secreto”.
¿Pero cuál es el obstáculo mayor?
“El déficit de
comunicación, responde decididamente Kasper. Es preciso reunirse, hablarse. Los
jefes de los dicasterios tienen que verse frecuentemente, al menos una vez al
mes, y han de poder acceder directamente al Papa, sin pasar por la Secretaría de Estado
que, últimamente, ha funcionado como un órgano de gobierno intermedio”.
Por otro lado, la Secretaría de Estado, tal y como está
estructurada en el presente, es una herencia residual de una época ya pasada, la
de los estados soberanos.
“El título de Secretario
de Estado ya no tiene sentido, reconoce Kasper. Es suficiente con el de moderador.
En todo caso, el nombre no es fundamental. Lo importante es que exista una
mejor moderación de la curia, habida cuenta de que ahora no hay comunicación”
¿De veras, cree Vd. que la curia es reformable?
Habrá dificultades, como
se dan en todas las grandes instituciones, admite Kasper. Son estructuras pesadas, pero este Papa está
muy decidido: sabe lo que quiere, y lo que quiere, lo hace. Habrá resistencias,
es normal, pero una reforma de la curia es necesaria, tanto en lo tocante a la
mentalidad de sus miembros como en lo referente a las estructuras. Además de
ejecutar la voluntad del Papa, la curia podría ser un lugar de intercambio de
experiencias entre las iglesias, de información y de consulta”.
Vd., como teólogo, siempre ha insistido en la importancia de
las iglesias locales.
“En un mundo globalizado,
las iglesias tienen que colaborar, aprender las unas de las otras. También en
este sentido, la curia podría desempeñar un papel importante. Sin embargo, ahora,
falla la comunicación, la mano derecha no sabe lo que hace la mano izquierda”
¿Qué otra cosa se podría hacer?
“Dar muchas más responsabilidades
a las mujeres. Hay muchos dicasterios vaticanos que no tienen poder
jurisdiccional y que, por lo tanto, no requieren de la presencia de ministros
ordenados. Por ejemplo, el Pontificio Consejo para los Laicos, el de la
familia, el de los emigrantes, los trabajadores sanitarios. Tenemos muchas
mujeres preparadas y capaces, que tienen una percepción de la realidad diferente
a la de nosotros, los hombres, mucho más integral. La iglesia es más pobre si
no aprovecha esta riqueza. Basta con ver las parroquias. Y, además, la
presencia de las mujeres es útil para superar el clericalismo, algo que, en el
fondo, es un celo estéril. Otro aspecto importante es la transparencia. Esto es
algo que no sólo concierne al IOR, sino a todos los entes vaticanos que
administran dinero y bienes inmuebles. Porque la iglesia se pierde con todos
estos escándalos”
Y si, encima, un Papa toma el nombre de Francisco
“No es sólo un nombre.
Es un programa”, reconoce Kasper.
La institución que adopta el nombre de un carisma acaba
siendo tocada por él.
“También Benedicto fue
el nombre de un carisma, recuerda el cardenal. Evidentemente, Francisco es la
pobreza. Y también, la paz. Pero, sobre todo, desde el punto de vista
teológico, Francisco es icono de Cristo, el símbolo de la renovación de la
iglesia. Algo que es más que una reforma. Porque el asunto no es sociológico,
sino teológico: es Cristo quien se hace pobre para que nosotros nos hagamos
ricos. Es un punto muy importante sobre el que el Papa Benedicto ya insistió
hablando de desmundanización. Ahora, Francisco la lleva a la práctica”.
En lo que se refiere a los escándalos, el gran teólogo alemán
Karl Rahner ya dijo en los años sesenta que el modo mejor de enfrentarse con
una opinión pública presidida por los medios de comunicación pasaba por
facilitar el crecimiento de una opinión pública dentro de la iglesia misma.
“En realidad ya lo dijo
Pío XII, recuerda Kasper. Pero esta exigencia se ha perdido en el tiempo. Es
probable que este Papa tenga la fuerza para lograrlo. Es muy querido y no se
trata de un sentimiento superficial. Muchos curas me han dicho que es considerable
el número de personas que se han confesado esta última Pascua. También gente
que hacía años que no se había acercado a los sacramentos. Quizás porque Francisco
habla mucho de misericordia... En todo
caso, se necesita tiempo para formar una opinión pública en la comunidad
eclesial, porque es preciso tener libertad de palabra. Por lo demás, es normal
que cada Papa tenga que afrontar resistencias. Hoy, este Papa es querido, pero llegará
un día en el que también le tocará tener que padecer la contestación. También
le pasó a Jesús de Nazaret. Yo crecí bajo el Tercer Reich, pero tuve una
educación antinazi. Me acuerdo de lo que me decía mi madre (mi padre estaba en
el frente): tú eres católico, por lo tanto, estás contra Hitler. La iglesia
crece en la resistencia, mientras que nuestro mundo pluralista es débil: todo
es posible, anything goes. Los jóvenes no tienen convicciones para resistir,
enfrentarse. Y sólo enfrentándose se crece”.
Falta el conflicto
“Sí, en este sentido, sí.
No el conflicto como violencia, sino como reconocimiento de posiciones
diferentes. Solo quién tiene una identidad personal puede confrontarse con otra
identidad”.
Pero este relativismo que nos agota, ¿de dónde viene? ¿De
mayo del sesenta y ocho? Por casualidad, ¿no estará Vd. también tocado por el
sesenta y ocho, como Ratzinger?
“Mi reacción fue un poco
diferente, contesta Kasper. El debate con aquellos estudiantes me hizo bien.
Los de ahora son hasta demasiado tranquilos. El sesenta y ocho, marcó, en
realidad, el fin de la postguerra. Fue una oleada de secularización y
emancipación. Destruyo muchos valores no sólo cristianos, sino también humanos,
como la relación hombre-mujer, que no han sido recuperados, al menos hasta
ahora. Hoy todo es mucho más tranquilo, pero, sin embargo, no se ha solucionado
nada. Por tanto, creo, como dije antes, que el discurso sobre la modernidad está
agotado, mientras este Papa nos trae un discurso nuevo. El sesenta y ocho fue
el último estadio de la
Ilustración, pero ahora también están caducos los valores de la
verdadera Ilustración. De aquí el despiste en el que se encuentra sumido uno
como Habermas”.
Efectivamente, lo que está aconteciendo no se soluciona
retomando las riendas del debate cultural. El paradigma dominante es económico.
“Prevalecen los
intereses. Lo que cuenta es el provecho. Ciertamente, la economía es importante
para vivir pero no es el todo como parecen dar a entender algunos cuando se
oyen ciertas discusiones, por ejemplo, sobre el rescate del euro”.
Este Papa no es un teólogo en sentido estricto, pero es un
hombre que lee y estudia. ¿Cree que los teólogos pueden encontrar un espacio propio
en dialéctica con el magisterio?
“Pueden y, más bien,
deben, se acalora Kasper. En los años del Concilio tuvimos grandes personajes
como Congar, de Lubac, Balthasar, Rahner y el mismo Ratzinger, sin contar a
teólogos reformados como Barth y Bonhoeffer. Hoy no contamos con figuras
parecidas: tenemos profesores de teología, pero no teólogos. La situación de la
filosofía es parecida. Y para nosotros, los teólogos sistemáticos, éste es un
problema”.
He aquí otro síntoma de la debilidad europea.
“Si bien es cierto que
veo a algunos jóvenes teólogos que prometen, no es menos cierto que tenemos que
esperar... Una comunidad como la iglesia necesita la reflexión para dialogar
con el mundo y con las otras religiones. Pienso, sobre todo, en Asia”.
A pesar de que muchos hablan, a propósito del dominio chino,
de un paradigma neoconfuciano
“Entrar en profundidad
en estas culturas exige una verdadera capacidad de diálogo”, recuerda Kasper.
Con un Papa jesuita ¿se podría retomar la controversia sobre
los ritos que enfrentó a Matteo Rizzi y
compañeros con Roma?
“Quizás. Los mismos jesuitas
tienen una gran tradición de estudio teológico, a pesar de que han pasado por una
situación de debilidad. Ciertamente, Asia es otro mundo, pienso en el Budismo.
Sin embargo, también es cierto que ellos están descubriendo nuestra cultura.
Hay puntos de contacto. Han descubierto al Maestro Eckhart. Hegel y Heidegger están
siendo traducidos al japonés”
¿Y con los hermanos cristianos separados, por los que tanto ha
trabajado Vd. como Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos?
¿Cuál es la situación actual?
“Se han producido avances
notables. Cuando era joven entre los católicos y los luteranos existía un muro.
Un protestante no habría entrado nunca en una iglesia católica y yo no habría
entrado nunca en una iglesia evangélica: ¡se habría apoderado de mí la
conciencia de haber pecado y hubiera sentido la urgencia de tener que confesarme!
Ahora somos amigos. Nos hemos reconocido como hermanos en Cristo y esto es
fundamental. Pero todavía hay problemas. Con los protestantes no estamos de
acuerdo sobre lo que es la iglesia y, por lo tanto, sobre cuál ha de ser la
meta final de la unidad”.
Y, además, han abrazado, bastante más que los católicos, la
causa liberal.
"Mucho. En efecto,
hay diferencias, como no las ha habido hasta ahora, sobre cuestiones morales.
Sin embargo, tenemos que continuar el diálogo. Con los ortodoxos hay más cercanía,
particularmente con el patriarcado de Constantinopla, pero les falta el concepto
de iglesia universal y, por lo tanto, el del ministerio petrino. Se puede decir
que en nuestros días tenemos más una unidad de la cristiandad que de la iglesia
y, por tanto, podemos dar al mundo, a pesar de mantener posiciones, a veces
diferentes, un testimonio de amistad. Por otra parte, el ecumenismo nació antes
del Concilio en pequeños grupos y, quizás, hoy tenemos que volver a andar el
mismo camino, partiendo de pequeñas realidades que preparen la calle. No se
puede ignorar que el Papa Francisco es una persona muy sensible al ecumenismo.
Cuando estuvo en Buenos Aires mantuvo intensas relaciones con las comunidades
evangélica y ortodoxa. Y también con la hebrea”, recuerda Kasper.
Así pues, a pesar de todos los problemas y los trabajos que acechan
a la institución, éste podría ser un kairós, un tiempo propicio para la iglesia
“Sí, el cristianismo es
la única fuerza espiritual e intelectual que tiene una alternativa para el
futuro en el mundo actual. El liberalismo no responde a los problemas de la
miseria que se extiende en el mundo. Es fruto de la historia europea, pero
ahora este Papa afronta otras cuestiones. Por eso, el cristianismo es la única
fuerza que puede dar algo al mundo. Y eso es algo que no depende de los grandes
números, como ya dijo el historiador Arnold Toynbee. Una concepción, la de
minoría creativa en situaciones de crisis, retomada por Benedicto XVI. Hoy, con
Francisco, se abre una etapa de renovación espiritual. Lo he experimentado durante
el Cónclave. Y otros cardenales también me lo han confirmado”.
Ha soplado el viento del Espíritu
"Sí, algo ha
ocurrido. Nos dice Kasper con los ojos
brillantes. Al principio no hubo un nombre que emergiera con fuerza, pero, al
final, Bergoglio logró más de los dos tercios de los votos. En el Cónclave he
visto rezar a muchos. Esta atmósfera fue muy fuerte y se percibió con toda
claridad. Al final, salió su nombre y fue
una sorpresa, sobre todo, para los periodistas que porfiaban por otros nombres...
Después observé con mucha atención la reacción de la gente cuando se asomó a la
logia de San Pedro: fueron suficientes pocos segundos para comprender que
funcionaba: la gente entendió las primeras señales que emitió, la solicitud de
bendición con la reverencia hacia la plaza. Esto es algo que me produjo una enorme
satisfacción” concluye con una sonrisa.
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