Nota de la Asamblea del Foro de Curas
sobre la corresponsabilidad eclesial
1.- Mirando al pasado más inmediato de nuestra diócesis, ha recordado que la Asamblea Diocesana fue posible gracias a la implicación en la misma de más de 16.000 cristianos y cristianas de nuestras comunidades y a la corresponsabilidad practicada por los obispos de aquellos años. En aquella ocasión no sólo se aprobaron (previo discernimiento episcopal) determinados objetivos con el fin de dinamizar la vida eclesial o se experimentó un modo de ser iglesia sinodal y corresponsable, sino que también se pusieron en funcionamiento (o en su caso se reforzaron) los procedimientos consultivos que garantizaban un ejercicio suficiente de la corresponsabilidad y sinodalidad eclesial traídas por el Vaticano II. En definitiva, se apostó por un modelo de Iglesia pueblo de Dios frente al de sociedad perfecta y jerárquica de épocas anteriores
2.- La Asamblea del Foro constata, analizando el presente, que no se están aplicando, desde hace unos cuantos años, los procedimientos de consulta que garantizan mínimamente semejante corresponsabilidad y sinodalidad. Así se puede comprobar, por poner algunos ejemplos, en la atípica consulta (a propuesta del obispo) para el nombramiento del pro-rector como rector del seminario diocesano aparcando la vía, hasta entonces habitual, de presentación de una terna por parte de los directamente concernidos para elegir libremente a uno de ellos; en el ocultamiento de los resultados finales de la segunda vuelta de las consultas para vicario general y vicarios territoriales; en el cuestionamiento sistemático del valor deliberativo de los diferentes consejos diocesanos mientras no estén en juego la unidad de la fe y la comunión eclesial; en la ausencia de refrendo sobre la remodelación de la curia; en la carencia del oportuno discernimiento sobre el modelo de presbítero que se está promoviendo estos últimos años y sobre el que realmente necesita nuestra Iglesia; en la anulación (que estatutariamente tenía el Consejo Pastoral Diocesano) de la capacidad para intervenir y hacer oír su voz en el nombramiento de nuestros obispos o en la colaboración interdiocesana con Vitoria y San Sebastián, cada día más debilitada. De persistir en este modo de proceder, se corre un alto riesgo de acabar citando el Concilio Vaticano II para no aplicarlo y, sobre todo, de forzar la ya de por sí frágil comunión eclesial.
3.- Mirando al futuro más inmediato, la Asamblea del Foro urge, tanto a nuestro obispo como a su consejo episcopal, a respetar (y, en su caso, recuperar) los procedimientos consultivos que garantizan una Iglesia cada día más sinodal y corresponsable. Sabemos que no son la única solución a nuestros problemas, pero también sabemos que favorecerían la cada día más deseable comunión eclesial. Precisamente, por ello, son un ineludible punto de partida.
Bizkaia, 20 de mayo de 2013
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