N. S., con NCR y Apic
Con motivo del año de la fe, los obispos austriacos han hecho pública a principios de octubre una carta pastoral que quiere ser una respuesta a la “Llamada a la desobediencia” lanzada en junio de 2011 por los sacerdotes austriacos y que, apoyada por numerosas personas, pide importantes reformas en la iglesia, incluida la ordenación de hombres y de mujeres casados.
Según el cardinal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, los obispos austriacos han decidido, después de las largas conversaciones con las autoridades vaticanas, aprovechar el año de la Fe para posicionarse “con absoluta claridad sobre las preguntas controvertidas que actualmente se discuten en Austria”.
“Muchas personas en nuestro país tienen la impresión de que ‘no se ha progresado nada’, de que ‘no hemos avanzado’”. Por esta razón, “el eslogan de que las ‘reformas están bloqueadas’ ha acabado imponiéndose, escriben los obispos austriacos, para quienes la “Llamada a la desobediencia” no puede quedar sin respuesta”. Rechazan que la situación esté bloqueada y entienden que “el año de la Fe es una gracia concedida por el Señor para encontrar un camino que permita salir juntos de los callejones sin salida, ya sean éstos aparentes o reales”.
Reconociendo las inquietudes de los fieles austriacos por la disminución del número de sacerdotes, entienden que algunas propuestas formuladas para remediar dicho problema no pueden hacerse en detrimento de la unidad de la iglesia.
En una entrevista al semanal americano Nacional Catholic Reporter, el 25 de octubre pasado, el cardinal Schönborn se ha manifestado dispuesto a seguir dialogando, sin dejar de reconocer que en dicho diálogo debe haber unos límites”. “Por ejemplo, no se puede llamar a la desobediencia y ocupar al mismo tiempo un importante cargo diocesano”, ha subrayado, dirigiéndose directamente a su antiguo vicario general, Mgr. Helmut Schüller, responsable de la iniciativa de los sacerdotes austriacos e impulsor de la “Llamada a la desobediencia”.
Éste se ha mostrado muy crítico con la carta pastoral de los obispos austriacos al entender que quieren oponer la fe a la voluntad de reforma. “Según ellos, la renovación de la iglesia sólo procede de la fe y no de la voluntad de reforma: es una tesis que rechazo”. Y concluye: “si la mayoría del pueblo de Dios es excluida de la búsqueda del consenso, semejante consenso no es muy real”.
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