Cine con raíces
Dirección: Icíar Bollaín.
País: España.
Año: 2016.
Duración: 98 min.
Género: Drama.
Reparto: Anna Castillo, Javier Gutiérrez, Pep Ambrós
Guion: Paul Laverty.
País: España.
Año: 2016.
Duración: 98 min.
Género: Drama.
Reparto: Anna Castillo, Javier Gutiérrez, Pep Ambrós
Guion: Paul Laverty.
Una de las realizadoras más interesantes del panorama
cinematográfico español es la madrileña Iciar Bollaín. Actriz y directora, la
trayectoria de Bollaín es de una honestidad marcada por la realización de un
cine humano y comprometido socialmente. Temas como el maltrato a las mujeres,
la explotación del Tercer Mundo o las ONGs, por ejemplo, han pasado ante su
cámara haciendo palpitar al espectador ofreciéndole unas obras reflexivas, vibrantes
y sencillas.
Con “El olivo” la directora madrileña nos presenta
una fábula hermosa sobre la ecología y la dignidad de la Naturaleza. El film
narra la historia de Alma, una joven de 20 años que trabaja en una granja de
pollos en un pueblo de Castellón. Alma arrastra un drama que la lleva a
autolesionarse, tener relaciones con desconocidos y mantener un carácter rudo y
distante. Esta lucha interior de la joven viene motivada porque su familia
vendió un olivo milenario hace años en contra de su voluntad y de la de su
abuelo, único ser que de verdad le importa en la vida.
El abuelo, una vez vendido el olivo, deja de hablar,
se enajena y al final deja incluso de comer. El abuelo representa al amor a la
tierra, el respeto sacral a la Naturaleza, el acercamiento al Misterio que se
hunde en las raíces de esos olivos milenarios. Por el contrario, el padre de
Alma –que es quien vendió el olivo- encarna a todos aquellos a los que la
crisis económica les ha llevado a vender lo más sagrado por dinero.
En esta circunstancia, Alma afronta un imposible:
encontrar el olivo y traerlo de nuevo a su hábitat natural del que nunca
hubiera tenido que salir.
En proyecto enloquecido, sin plan y casi sin dinero,
la joven se embarca en un viaje alocado junto a su tío Alcachofa y a su
compañero de trabajo Rafa. Este trío tan extraño emprende una ruta a Alemania
con un camión que no es suyo para rescatar el olivo. En ese viaje, buscando lo
imposible, conseguirán encontrarse un poco a sí mismos y redimirse de historias
marcadas por el fracaso.
Estamos ante una película que rebosa honestidad y
hasta ingenuidad por todos los poros. La directora muestra unos personajes a
los que mima y trata con un cariño excepcional. Son personajes que destilan
humanidad. La utopía de Alma, la fidelidad inquebrantable de las amigas, el
amor escondido de un buen tipo como Rafa, la opción por la vida y el perdón de
Alcachofa –un perdedor que no ha perdido su amor a las causas perdidas-, el
realismo terrible del padre de Alma, la ternura sin límites del
abuelo…historias todas que dotan a la película de un pálpito muy humano.
El guion resulta ágil, entretenido y simpático. El
buen humor se cuela por las rendijas de una historia que podría haberse
convertido en un drama. Hay, en el film una visión esperanzada de la vida y la
reconciliación, de la familia y el amor a la tierra, del perdón y el volver a
empezar.
Todo esto no hubiera sido posible sin un plantel de
actores en auténtico estado de gracia. La joven Anna Castillo da vida a esa
Alma con alma. La mirada cautivadora, el rostro expresivo y una vitalidad
arrolladora enamoran al espectador que sintoniza con la idea enloquecida de esa
joven que no quiere pactar con la mediocridad reinante. Javier Gutiérrez está
espléndido en la figura del tío de la joven, un hombre herido pero capaz de
dejarse embarcar en extrañas aventuras al servicio de una persona a la que
quiere.
“El olivo” es una fábula preciosa, un film que bebe
de la utopía del 15M y que supone un canto a la vida, a los jóvenes, a la
amistad y a la familia. En “El olivo” hay un hondo amor a la Naturaleza;
venderla, mancillarla, arrancarla, desarraigarla por dinero comporta el desarraigo
de los seres humanos incapaces de enamorarse de la trascendencia del entorno
natural.
El mundo, nos dirá Bollaín, es esa casa común de la
que habla el papa Francisco. Si no cuidamos nuestra casa acabaremos siendo
víctimas de nuestro propio egoísmo y nos convertiremos en acomodados
desarraigados…ricos, sí, pero sin las raíces que nos ayudan a ser felices y a
dar sentido a nuestra vida.
Vayan a verla. “El olivo” es una película con
corazón.
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