“A muchos entusiastas de Francisco se les va a atragantar la
alegría”.
Matteo Matzuzzi
Y, por supuesto, un
papel más activo y central de las mujeres en la iglesia.
No se trata de nombrar mujeres cardenales (quien lo piense “padece un cierto clericalismo” ha manifestado Francisco en la amplia entrevista concedida a Andrea Tornielli y publicada en la “La Stampa”), sino de las diaconisas. Es posible abrir el debate sobre este asunto.
No se trata de nombrar mujeres cardenales (quien lo piense “padece un cierto clericalismo” ha manifestado Francisco en la amplia entrevista concedida a Andrea Tornielli y publicada en la “La Stampa”), sino de las diaconisas. Es posible abrir el debate sobre este asunto.
Sin embargo, Gänswein lo
frena: “No creo que el Papa dé mucho crédito a algunas peticiones procedentes
de Alemania”. Se trata de una observación directa contra la posibilidad de
conceder el diaconado a las mujeres, hipótesis también propuesta por purpurados
del nivel del cardenal teólogo Walter Kasper: “Imposible”, manifiesta el
secretario personal del Pontífice emérito.
Durante la última sesión
primaveral de la Conferencia episcopal alemana, celebrada en Tréveris, el ex
presidente del Pontificio consejo para la promoción de la unidad de los
cristianos indicó que era posible
instituir la figura del diaconado femenino, un ministerio habilitado para
ejercer funciones pastorales y determinados servicios litúrgicos. No habría
problema dogmático alguno, añadió Kasper, ya que no se trataría propiamente una
ordenación, sino de una singular y específica bendición.
Gänswein muestra su perplejidad
y no ve en el futuro más inmediato cambio alguno sobre este asunto. Tampoco
ahora, un tiempo en el que el Papa jesuita ha levantado muchísimas expectativas
en gran parte del episcopado mundial y un Papa, por cierto, con el que dice
colaborar “en confianza y armonía”.
Por tanto, quedarán muy decepcionadas “aquellas
fuerzas y colectivos que han intentado aprovecharse del nuevo Pontífice en
beneficio de sus propios intereses”, se explica el prefecto de la Casa
pontificia.
Basta con fijarse en el
documento de la diócesis de Friburgo por el que autorizaba la participación en
los sacramentos a los divorciados vueltos a casar, empezando por el primero de
todos ellos (la comunión). Lo hacía apelando, para ello a la misericordia, tan
evocada por Francisco. Sin embargo, ha sido el mismo Pontífice, siempre según
“La Stampa”, quien ha aclarado haber “hablado del bautismo y de la comunión como
alimento espiritual para ir adelante, algo que se ha de entender como un
remedio y no como un premio. Algunos –ha
añadido- han pensado rápidamente en los sacramentos para los divorciados
vueltos a casarse, pero yo no he bajado a casos particulares: me he limitado a indicar
un principio”.
Estas matizaciones
vendrían a ser una respuesta indirecta a quienes, a partir del cardenal
Reinhard Marx, arzobispo de Múnich y Frisinga, acusaron al prefecto de la congregación para la Doctrina de la fe, monseñor
Gerhard Ludwig Müller, de querer embridar y cerrar el debate sobre la pastoral
matrimonial ante el próximo Sínodo extraordinario de octubre.
“Polémicas absurdas”, ha
manifestado hace unos días en una larga entrevista a la agencia católica
alemana kath.net el cardenal suizo Kurt Koch, sucesor de Kasper en el
dicasterio para la unidad de los cristianos y de visita en Rusia (donde se ha
entrevistado con el Patriarca de Moscú, Kirill): “Müller no ha hecho otra cosa
que recordar la doctrina de la iglesia, explicitando lo ya afirmado sobre este
tema específico, en la época en que fue prefecto de la ex Santa Inquisición, el
cardenal Joseph Ratzinger. Cualquier examen
serio del problema tiene que partir de estas enseñanzas, que corresponden a la clara
voluntad de Jesucristo”.
Oponer, una vez más, la
enseñanza a la pastoral, ha manifestado Koch, “no puede ser la dirección en la que
ha de moverse la iglesia. Las nuevas
modalidades de expresión pastoral sólo pueden encontrarse en la luz traída por
la verdad de la doctrina”.
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Eskerrik asko.