Camille Le Tallec, (Berlín)
Anne-Bénédicte Hoffner
Los obispos alemanes se han reunido, del lunes 23 de septiembre al viernes, 26 septiembre (2013), en Fulda (Hesse), para su asamblea plenaria de otoño. Y lo han hecho dos semanas después de haber tenido el tercer encuentro del “proceso de diálogo” (del 13 y al 14 de septiembre) en Stuttgart (Baden-Württemberg).
Sus debates han girado, sobre todo, en torno a esta iniciativa, puesta en funcionamiento en otoño de 2010 por la Conferencia de los Obispos Alemanes (DBK) después de haber tenido conocimiento de los abusos sexuales dentro de la iglesia. Se trata de una reflexión en profundidad sobre los desafíos a los que ha de enfrentarse la iglesia, implicando en él a todos los actores directamente concernidos, incluidos, obviamente, los laicos, y que ha de continuar hasta el año 2015.
“Los cambios en los que estamos inmersos vuelven a cuestionar muchas certezas que afectan, sobre todo, a nuestras prácticas religiosas y a nuestras tradiciones”, habían reconocido los obispos alemanes en su asamblea de marzo el año 2011, en Paderborn (Renania del Norte, Westfalia). Era un reconocimiento que les llevaba a subrayar la “creciente necesidad de diálogo dentro de la Iglesia”. Ante el descenso del número de fieles y la escasez de sacerdotes, planteaban la necesidad de que la Iglesia se modernizara.
Sobre las plataformas de diálogo
Obispos, asalariados y voluntarios de las diócesis alemanas, representantes de los movimientos eclesiales y de las comunidades espirituales, del Comité central de los católicos alemanes (ZDK) y de Caritas alemana se han venido reuniendo una vez al año desde 2010, pero el proceso de diálogo “también se desarrolla diariamente en las diócesis, en las que se han puesto en funcionamiento plataformas de diálogo, algo que está favoreciendo una relación directa entre los obispos y los fieles”, subrayo Stefan Vesper, secretario general del ZDK.
En Stuttgart, los 300 participantes han centrado su reflexión en la liturgia. “La liturgia es bastante más que la celebración de la Eucaristía y tendríamos que alentar todas las formas de vida litúrgica”, ha propuesto el ZDK. “En este sentido, los laicos, hombres y mujeres, tienen un papel que desempeñar”.
También se han abordado asuntos a los que son particularmente sensibles los fieles, tales como la situación de los “divorciados vueltos a casar” que no pueden comulgar. “La Iglesia de Alemania ha de tener claro qué quiere ser y qué comportamientos son los que se corresponden con el modelo de una Iglesia compasiva”, apunta Stefan Vesper.
El 27 de septiembre, al final de la asamblea plenaria de otoño de los obispos, monseñor Robert Zollitsch, arzobispo de Friburgo en Brisgau y presidente de la conferencia episcopal, recordó que la Conferencia Episcopal Alemana (DBK) había puesto en funcionamiento el año 2012 un grupo de trabajo ocupado en estudiar monográficamente este asunto. Añadió que próximamente presentarán un primer informe en el que “se recogerá la situación actual” y en el que se propondrán de pistas de reflexión para una eventual evolución.
Evidentemente, es una tarea que no se está realizando sin “una reflexión crítica sobre la comprensión fundamental que la iglesia tiene del matrimonio”, señaló.
En favor de una mayor inclusión de las mujeres en la vida de la iglesia
El lugar de las mujeres en la iglesia es otra cuestión central en los debates que se están produciendo. Una vez finalizada su asamblea plenaria de otoño, los obispos alemanes se han pronunciado a favor de una mayor inclusión de las mujeres en la vida de la iglesia, especialmente como diaconisas.
Monseñor Franz-Josef Bode, obispo de Osnabrück y presidente de la Comisión pastoral de la Conferencia episcopal alemana, presentó el jueves, 26 de septiembre, un libro en el que estaban compilados los trabajos de la conferencia episcopal durante su asamblea plenaria de primavera, en Tréveris. “Al finalizar nuestra jornada de estudios sobre el tema “La interacción entre los hombres y las mujeres en el ministerio y la vida de la iglesia”, la declaración final formulaba –recordó- opciones concretas. Estamos firmemente decididos a hacer más visible el trabajo de las mujeres en la iglesia y a aumentar su presencia en la dirección de la iglesia de manera significativa”.
El libro recoge los discursos y las declaraciones de la jornada de estudio, constatando, por ejemplo, el número creciente de mujeres que se encargan, ya sea como profesionales o voluntarias, de la gestión en los obispados y en las diócesis, en las diferentes estructuras y funciones de la iglesia.
“Es un asunto de justicia, las mujeres deben participar en las funciones directivas de la iglesia. Todavía no hemos desplegado todas las posibilidades abiertas por el Concilio Vaticano II para favorecer la interacción entre el clero y los laicos, los hombres y las mujeres”, reconoció monseñor Bode.
“Un trabajo profundo y sincero”
En esta asamblea plenaria, el cardenal alemán Walter Kasper propuso la institución de un diaconado reservado a las mujeres, explicando que esta nueva figura sería la de una mujer-diácono de la comunidad, responsable de servicios litúrgicos específicos, diferentes a los reservados a los diáconos masculinos.
A mitad de camino del “proceso de diálogo”, el Comité central de los católicos alemanes (ZDK) reconoce que la iglesia alemana está realizando un enorme esfuerzo por hacer la luz sobre los abusos sexuales.
“Los obispos se han comprometido a realizar un trabajo profundo y sincero”, apunta Stefan Vesper, al referirse al plan de acción activado el año 2010. En términos generales, “muchas cosas han cambiado en de la iglesia, se han dado muchos pasos para instaurar una cultura del diálogo, señala. Pero todavía tenemos muchos desafíos por delante, tanto en el caso de que el “proceso de dialogo” finalice en resultados concretos como si resultara un fracaso”.
“Se ha dicho –y con razón- que este proceso no puede acabar sin decisiones, recordó monseñor Robert Zollitsch al finalizar el encuentro, el 14 de septiembre. Podéis tener la confianza de que ése no va a ser el resultado final”. El viernes el 27 de septiembre, al final de la conferencia plenaria de otoño, subrayó su deseo de una Iglesia cercana a los fieles, invitándola a “ir delante de las personas en la calle”, siguiendo las declaraciones del papa Francisco.
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