lunes, 10 de febrero de 2025

«El Papa Francisco ha recordado una y otra vez que el sacerdocio femenino es un tema zanjado»

Ha dedicado años de estudio al diaconado femenino en la Antigüedad, argumento al que suelen recurrir los partidarios de ordenar mujeres. «Nunca las diaconisas fueron iguales a los diáconos», subraya

Fuente:    El Debate

Por   Álex Navajas

09/02/2025


El sacerdote y teólogo ha publicado dos obras sobre el diaconado femenino en la Antigüedad Alfonso Úcar

Es un experto en el estudio del sacerdocio femenino y de las diaconisas en la Antigüedad, tema sobre el que ha publicado dos libros: Typos del Espíritu Santo. La diaconisa en la Didascalia Apostolorum y Ad diaconam faciendam seu consecrandam. El diaconado femenino en el occidente medieval. José Juan Fresnillo (Madrid, 1969) es, además, párroco de Santa María la Antigua de Vicálvaro (Madrid), doctor en Teología y consiliario diocesano de Manos Unidas.


– Cada cierto tiempo sale a colación el tema del sacerdocio femenino. Algunos dicen que en la Iglesia primitiva ya había diaconisas. ¿Es esto cierto?

– A medias, a medias... ¿Hubo diaconisas? Hubo un grupo de mujeres que se llamaban diaconisas. Es verdad que en la carta a los Romanos, capítulo 16, Pablo dice: Os recomiendo a nuestra hermana Febe, diacono de la Iglesia de Cencrea. Pero, ¿qué significa diácono ahí? Tenemos que tener en cuenta que el término diácono es un término técnico. ¿Cuál es el significado profundo del término? Es como hoy, que cuando hablamos de ministros –que es lo que significa precisamente diácono– no estamos hablando de ministros ordenados siempre; estamos hablando también de los ministros laicales.

 

– ¿Cuál es el significado entonces para Febe?

– Pues seguramente no tiene nada que ver con los diáconos de los que Pablo habla en las cartas pastorales, que sí que forman parte ya, junto con los presbíteros y los obispos, de lo que luego se ha dado en llamar la tríada del ministerio, o sea, el sacerdocio presbiteral, el episcopado y el diácono desde siempre al servicio del obispo.

 

Osio de Córdoba

– Entonces, dentro de esa tríada nunca estuvo incluida la mujer como diaconisa...

– Nunca estuvo incluida la diaconisa en lo que es la Iglesia católica. Sí que lo estuvo en algunas sectas. Por ejemplo, estamos celebrando este año el 1700 aniversario del Concilio de Nicea, con el obispo Osio de Córdoba como gran protagonista. Bueno, pues ahí, en los cánones del Concilio de Nicea, el número 19 en concreto, habla de la secta paulianista, y se plantea el problema de su reintegración en la Iglesia católica. Y ahí, en un texto ciertamente complejo, dice que, con respecto a las diaconisas, puesto que no poseen ninguna ordenación, sean contadas entre los laicos.

 

– Estamos hablando por tanto de una fecha muy temprana para la Iglesia, en torno al año 325.

– En los diferentes actos que se están haciendo sobre el Concilio de Nicea, poco se habla del canon 19, y yo creo que habría que darle más profundidad y estudio en este año. Es verdad que el asunto de la mujer y el sacerdocio se plantea desde el principio, pero no es menos cierto que siempre nos encontramos con un no ya en documentos muy antiguos. Se dice las mujeres no fueron ordenadas por nuestro Señor y, en uno de ellos, incluso se dice que si Cristo hubiera conferido la posibilidad del orden a las mujeres, se lo hubiera dado a María en primer lugar, y no se lo dio.

En las cartas de San Jerónimo que conservamos, hay una de un obispo de finales del siglo IV, más o menos, que él traduce y que dice: Puedo presumir de que nunca he ordenado diaconisas. Es una defensa de sí mismo que hace un obispo de que no ha quebrantado nunca la disciplina eclesiástica.

 

Las diaconisas en Siria

– No existen, por tanto, testimonios de la Antigüedad que avalen la ordenación de diaconisas...

– En lo que es la Iglesia católica, no. Sí que la figura aparece en unos lugares muy concretos, como en Siria. Aquí encontramos el primer documento que habla de ellas en torno al año 230, más o menos, que es la Didascalia Apostolorum, donde aparece la figura de la diaconisa por razones de decoro, para el momento del bautismo, porque se realizaba por inmersión y, para que los varones, que eran los ministros, no vieran el cuerpo desnudo de la mujer, aparecieron las diaconisas. Y también con otra finalidad: cuando se va a visitar a las enfermas a las casas. De nuevo, la Didascalia Apostolorum pide que se envíe a una mujer diácono para la visita a las enfermas. Se habla de mujer diácono, porque todavía no existe el término diaconisas, que precisamente surge en el año 325 en ese canon de Nicea.

 

– Por tanto, la mujer, en la Iglesia, nunca ha ostentado una función sacramental.

– Nunca. Lo único que había en relación con los sacramentos era esa función auxiliar en el bautismo que hemos referido de cara a ese decoro. Más adelante, el testimonio de Gregorio de Nisa y algunos otros medievales nos presentan a la diaconisa o bien como abadesa de un monasterio o como uno de los grados altos de la vida monástica, que es, por otra parte, lo que tenemos también en la Iglesia ortodoxa y la Iglesia armenia en nuestros días. Pero nunca tienen funciones sacramentales.

 

Un «no» claro a la ordenación de mujeres

– Y, desde entonces, el tema parece que queda relegado en la iglesia de Occidente, ¿no es cierto?

– En torno a la segunda mitad del siglo XX empieza a haber voces que lo piden. De hecho, en el Concilio Vaticano II se introduce el debate y, según dicen las crónicas, en algún momento tuvo bastante intensidad. De hecho, después salió el documento Inter insigniores que es la primera palabra contemporánea que dice no al sacerdocio de la mujer y que deja el estudio del diaconado para otra ocasión.

Después tenemos el documento del diaconado del año 2003 de la Comisión Teológica Internacional, donde da algunas pinceladas sobre la cuestión de las diaconisas. Y ahí, igual que se restablece la figura del diaconado permanente, se vuelve a dar relevancia al orden de las vírgenes consagradas.

 

– Que no sería sinónimo de diaconisas...

– Es verdad que las vírgenes y las diaconisas eran grupos distintos en la Antigüedad. Por eso yo creo que la respuesta a esa petición de diaconisado para las mujeres está en la reintroducción y en la revalorización de las vírgenes consagradas.

 

– ¿Juan Pablo II cerró definitivamente el debate del sacerdocio femenino?

– En el año 94, si no me equivoco, es cuando se publica Ordinatio sacerdotalis, que tuvo mucha discusión. Pero ahí está la nota aclaratoria que dice que la doctrina allí contenida debe ser tenida como definitiva. De hecho, es algo que ha recordado Francisco una y otra vez siempre que se le ha preguntado sobre ello.

 

María Magdalena

– ¿El 'no' al sacerdocio femenino incluiría también el diaconado femenino?

– Hay algunos que distinguen. Pero detrás de todo esto está la unidad del sacramento del Orden, que es un único sacramento. Por otra parte, está muy claro, muy claro, que una cosa eran las diaconisas y otra eran los diáconos. Y no podemos escudarnos en eso de que en la Antigüedad eso estaba mal visto, porque había sacerdotisas en determinados templos antiguos y era lo más normal del mundo.

El papel que Cristo da a la mujer, admitiéndola en su discipulado, era algo que sí que chocaba en el judaísmo, y ahí se ve que Jesús no se dejaba llevar por las costumbres de su tiempo. Incluso el papel de María Magdalena, siendo la encargada de llevar a los apóstoles el mensaje de la resurrección. El texto de Marcos es claro con la elección de los 12: llamó a los que Él quiso.

El planteamiento del sacerdocio femenino se ha hecho muchas veces y, en los documentos de la antigüedad, como te decía antes, estaba siempre la negativa. Así que no es una cosa moderna, pero quizá ahora adquiere otros matices.

 

Algunas voces favorables

– Sin embargo, de vez en cuando algún cardenal ha afirmado que hay que estudiar el tema del sacerdocio femenino...

– Bueno, no solamente algún cardenal. Hubo un momento fuerte de interés por el tema a raíz del encuentro que el año 2016 tuvo el Papa Francisco con la Unión Internacional de Superioras Generales. Entre las preguntas que le presentaban al Santo Padre estaba el tema del papel de la mujer en la Iglesia, y se le propuso al Papa Francisco una comisión de estudios sobre el diaconado.

 

– ¿Y qué respondió?

– Dijo que sí. De hecho, llevan dos comisiones. Y en el último sínodo también ha salido el tema, pero fue uno de los que el Santo Padre reservó para el debate de los expertos.

 

– Con lo cual, la doctrina que estableció Juan Pablo II parece que no se ha seguido al pie de la letra...

– No creo yo que no se haya seguido. Es más, Francisco la ha reiterado una y otra vez cuando le han preguntado sobre el tema. Es verdad que no conocemos los resultados de estas comisiones de estudio. La primera ya ha concluido sus trabajos y donde parece ser que no hubo la suficiente unanimidad. Y esta segunda sigue todavía en marcha, todavía con sus reuniones y sus cosas.

 

Sería algo rupturista

– A título personal, ¿usted cree que al final se aprobará el sacerdocio femenino? Algunos dicen que es «inevitable»...

– Hay muchas cosas que se plantean como «inevitables» y son más inevitables en el deseo del que lo plantea que en la realidad... Con respecto al sacerdocio, tenemos esa palabra de Ordinatio sacerdotalis y reafirmada una y otra vez por Francisco. Respecto al diaconado femenino, como dijo en cierta ocasión el el cardenal Kasper, sería algo de nueva creación.

 

– Algo totalmente nuevo, por tanto...

– Sería otra cosa, porque las diaconisas nunca han sido iguales a los diáconos. Y son numerosos los estudios que hablan de eso con datos que están ahí. Y los datos son los que son.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Identifícate con tu e-mail para poder moderar los comentarios.
Eskerrik asko.