En
la reunión del Foro de Curas celebrada el 3 de febrero hemos acordado responder
a la consulta sobre el VI PDE con estas propuestas:
1.-
Consideramos necesario que el elenco de “líneas de fuerza” que se describen, se
encuadren dentro de las situaciones globales que están afectando a la sociedad
y a la Iglesia a las que hacíamos alusión en la anterior consulta y que no han
sido tenidas en cuenta en el resumen de las respuestas que se nos ha enviado.
Recordamos lo que entonces decíamos:
Las
características de nuestra sociedad y también de nuestra Iglesia no se pueden
entender al margen de una cultura que se ha globalizado. Esa cultura difunde
unos valores que difieren notablemente de los que tradicionalmente hemos vivido
en nuestro pueblo y se manifiestan en la manera de pensar y de vivir las
relaciones sociales, económicas, políticas, familiares y también las
religiosas. Por ese motivo habrá de ser tenida muy en cuenta a la hora de
proponer los valores del evangelio de Jesús en nuestro pueblo; unos valores que
hoy, más que en otras épocas, se han convertido en valores contraculturales.
Nos referíamos a
la cultura neoliberal, la economía de mercado y el proceso de
secularización. Proponemos que en la introducción que se elabore para la
publicación del VI PDE se tengan en cuenta estas situaciones u otras más
significativas de manera que ayuden a comprender mejor el origen y el alcance
de las líneas de fuerza que se seleccionen para determinar los objetivos y
acciones pastorales.
2.-
Se solicita, además, que se proponga un lema que presida el nuevo plan como ya
se hizo en los anteriores. Nosotros proponemos como lema orientador y animador
“Comunidades vivas”. En estas dos palabras creemos que se puede
sintetizar el anhelo de formar en las personas que participan en nuestras
parroquias y asociaciones, una relación viva, activa, responsable y creativa
que atraiga y contagie vida entre sus miembros y entre los que puedan
relacionarse con ellas. Esta vida a la que nos referimos y con la que soñamos
no está condicionada por el número de los miembros de la comunidad ni por su
edad. Es una propuesta transversal que se ha de percibir en la liturgia, en la
transmisión de la fe, en el compromiso apostólico y en su misma organización.
3.-
Por último, y en relación con la selección de algunas líneas de fuerza que nos
parezcan más necesarias para que se asuman como objetivos a desarrollar en el
Plan de Evangelización, hemos señalado tres:
Transmisión de la fe. Renovar el
contenido y los métodos de transmisión de la fe en todas las edades y
ambientes.
La estructura organizativa. Potenciar
la corresponsabilidad en todos los niveles de reflexión y decisión para que sea
el Pueblo de Dios presidido por sus pastores, sujeto y protagonista de la
evangelización.
Papel del laicado y de la mujer.
Promover la participación de los laicos, especialmente de la mujer, en todas
las estructuras de la diócesis con carácter decisorio, no solo consultivo.
Bilbao a 3 de febrero de 2020
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