martes, 31 de diciembre de 2024

«La física cuántica está en la lavadora y el microondas»

Sonia Fernández-Vidal, doctora en física y autora de la tetralogía de 'La puerta de los tres cerrojos'. Isabel Permuy. «La física cuántica está en la lavadora y el microondas». «Investigar en España aún es llorar», lamenta la científica y escritora, que explica el mundo cuántico desde la fantasía en 'La semilla de una revolución'.

Fuente:   Diario Vasco

Por   Miguel Lorenci

Madrid

27/12/2024


«Dios podría caber en una ecuación, pero más vale evitar el fracaso de formularla», ironiza. Sonia-Fernández-Vidal. Doctora en física e investigadora

La física cuántica se explica mejor mediante la fantasía. Así lo cree Sonia Fernández-Vidal (Barcelona, 1978), científica y narradora que lo demuestra con 'El origen de la puerta de los tres cerrojos. La semilla de una revolución' (Destino). Elfos y genios conviven en la precuela de una trilogía de aventuras cuánticas que ha vendido más de 450.000 ejemplares. Cree que ciencia y creencia no son incompatibles y no descarta que Dios quepa en una fórmula.

 

–¿Sus novelas hacen que la palabra cuántico deje de asustarnos?

–La intención es perder el miedo a adentrarse en algo tan maravilloso como la ciencia, que con el añadido de cuántica asusta más. La trilogía y esta novela asocian cuántico a algo divertido y apasionante. Una descripción del universo fascinante para niños de 9 a 99 años.

 

–¿Cómo explicar la radiación del cuerpo negro a un adolescente adicto a TikTok?

–Debes explicar todas las bases científicas y descubrimientos de Newton hasta 1900. Un reto. Pero siempre hay una manera sencilla de hacerlo. Más si recurres a la aventura y la fantasía.

 

–¿La fantasía lo explica mejor que lo racional?

–Es más sencillo introducir los conceptos cuánticos y simplificarlos si viajas a lomos de un dragón mágico que te lleva por muchas aventuras. La física cuántica es muy antintuitiva.

 

–Con la mayor sencillez posible ¿qué es la física cuántica?

–La parte de la física que describe los fenómenos de las partículas fundamentales, más pequeñas que los átomos. Al estudiar sus comportamientos vemos que pueden atravesar una pared, teletransportarse, tener conexiones fantasmagóricas con otra partícula al otro lado del universo, volar con los antigravitones, hacer que un gato esté vivo y muerto a la vez... Explica cosas que parecen más del mundo fantástico que del racional. En el ámbito racional, es fácil bloquearse. La imaginación permite moverse por estos mundos de manera más flexible. Absorbemos más y con mucha más facilidad.

 

–La física cuántica está en muchos objetos cotidianos, dice.

–Pensamos que solo inmiscuye a científicos raros en sus torres de marfil. Nada más lejos de la realidad. Más de un tercio de nuestra economía se basa en la física cuántica. Está en la lavadora, el microondas, el móvil, el coche... Todo lo que tiene un transistor, todo lo digital, funciona gracias a la física cuántica: las comunicaciones con fibra óptica, el GPS, las resonancias magnéticas y las tomografías (PET) para tratar algunos tipos de cáncer son posibles a lo que sabemos de la física cuántica.

 

–El universo es finito ¿debe inquietarnos como especie?

–Es un finito lo suficientemente grande como para no inquietarnos en toda nuestra existencia. El sueño del ser humano, explorador por naturaleza, es ir más allá de lo conocido. Las sondas Voyager siguen viajando más allá del sistema solar y adentrándose en la inmensidad del universo, que a efectos prácticos es básicamente infinito para nosotros.

 

–¿Se puede ser científico, físico cuántico y creyente?

–No es incompatible. No creo en la disputa entre ciencia y fe o misticismo. Hay científicos ateos, como Richard Feynman, y los hay creyentes. Albert Einstein era un judío creyente. Cuando hicieron sir a Niels Bohr, físico y premio Nobel, puso en su escudo de armas el símbolo del yin y el yang. Erwin Schrödinger, gran conocedor del hinduismo, daba conferencias sobre los upanishads.

 

–¿Explicaremos a Dios en una fórmula?

–Quizá, pero espero que no. Arthur Enddington dijo que con lo cuántico podríamos intentar reducir a Dios a una serie de ecuaciones diferenciales, pero que más valía evitar el fracaso. Sabemos que la ciencia no explica la realidad última. Dios, si existe, debe andar entre neutrinos y cuarks. Quizá sea parte de la materia misma, pero todo depende del concepto de Dios que se tenga.

 

–¿Investigar en España aún es llorar?

–Muchas veces sí. Estamos a la cola de los países desarrollados que invierten entre el 2% y el 3% e su PIB. Por desgracia, todavía estamos unos puntos por detrás. Lo bajos presupuestos destinados a investigación y desarrollo o becas de doctorado, hacen que médicos jóvenes que intentan luchar y encontrar la cura para el cáncer deban desistir y abandonar sus investigaciones por falta de fondos. También hay fuga de cerebros. Animo siempre a mis estudiantes a viajar fuera, pero lo bonito es volver con toda la experiencia y riqueza obtenida para devolvérsela al país investigando. En muchos casos no sucede así por desgracia.

 

–¿Sin invertir en ciencia no ganaremos las batallas contra el cáncer y el alzhéimer?

–Eso es. El retorno de la inversión en ciencia no es simplemente en conocimiento. No son los países más ricos los que invierten en ciencia, sino que son más ricos porque invierten en ciencia. Hay múltiples estudios del beneficioso impacto económico que tiene el invertir en ciencia.

 

–¿Habrá nacido ya un nuevo y privilegiado cerebro a la altura de Einstein y Max Planck?

–¿Y que nos ofrezca la teoría del todo? Ojalá sea así y alguno de estos jóvenes científicos inspirado por la lectura de los libros como este nos diera respuestas a tantas preguntas que nos plantea el universo.

 

–Su protagonista Ada, homenajea a Ada Lovelace, matemática y escritora olvidada como Hedy Lamar, inventora del wifi, la mujer de Einstein y tantas otras.

–Sobre todo en el pasado. Lise Meitner descubrió la fisión nuclear pero fue su sobrino, no ella, quien ganó el Nobel. Hoy hay roles femeninos muy fuertes en la ciencia. La directora del CERN, el centro de investigación más importante del mundo, es Fabiola Gianotti, una autoridad en física de partículas. Si hoy estamos ahí como científicas es porque vamos a hombros de gigantes que lucharon en silencio para que nosotras gocemos de la libertad que tenemos. Hay que recordarlas.

 

–¿Debemos temer a la inteligencia artificial?

–Es la gran revolución de nuestro tiempo junto con la computación cuántica. Con su fusión veremos cosas extraordinarias. Temer a los avances científicos es normal pero no son buenos o malos por naturaleza. Serán lo que hagamos con ellos. La responsabilidad de los científicos, los políticos y de la sociedad es relevante par marcar el camino. La ciencia y la tecnología no es una cornucopia de la que solo salgan bondades. En 1945 tuvimos la prueba como resultado de la famosa ecuación de Einstein E=mc2. Cuando los físicos comprendieron la física nuclear, nos regalaron una fuente de energía formidable, pero de ahí nació el proyecto Manhattan y las bombas atómicas sellaron la Segunda Guerra Mundial. La moneda de cambio fueron más de 250.000 almas. Todo tiene un precio.

 

–Lo cuántico es lo micro, lo subatómico y la relatividad lo macro el cosmos, ¿pero no se llevan muy bien?

–Los pilares de la física moderna son la mecánica cuántica y la relatividad, dos teorías que no se llevan bien. No tenemos una sola fórmula de las que puedas estamparte en tu camiseta que aúne desde la partícula más pequeña que describe por la teoría cuántica a los movimientos de las galaxias que describe la relatividad. Las leyes de la física deben cumplirse siempre y la cuántica y la relatividad lo hacen, pero cuando intentamos enlazarlas tenemos dos 'siempres' distintos. No se puede trazar una línea recta entre lo micro y lo macro, entre teoría cuántica y relatividad. Es una de las grandes preguntas abiertas en la física moderna. ¿Existe una teoría del todo unificadora? Hay candidatas como la teoría de cuerdas que aún es una hipótesis. Se necesitará una tecnología de la que no disponemos, para convertirlo en teoría

 

–¿Es un milagro vender 450.000 libros abordando temas como estos?

–La ciencia interesa mucho más de lo que creemos. Cuando das con el ángulo correcto y haciéndolo fácil a través de la fantasía, la gente reacciona: le encanta poder acercarse a la ciencia. Desde los medios de comunicación se podría apostar muchísimo más por la ciencia y ganaría la sociedad, y los medios en audiencias. La gente lo pide, lo consume y al parecer a la vista está que gusta muchísimo.

 

–¿A quien debe su vocación? ¿Qué le abrió la puerta de entrada a la ciencia?

–A la literatura. Un libro de biografías de científicos para niños, con Pasteur, Einstein o Marie Curie. Lo leí en primaria y me impactó. Qué vidas más extraordinarias, pensé. Qué exploradores para comprender el cosmos. Ahí decidí que quería ser científica.

 

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