Con motivo del homenaje a
Gustavo Gutiérrez (San Carlos Borromeo, Madrid, enero de 2025)
Fuente: Noticias
Obreras
Por Guillermo Múgica
04/02/2025
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Vía arzobispado de Lima (Perú)
“Un grande”: fueron las primeras palabras con las que el papa Francisco
calificó cariñosamente a Gustavo Gutiérrez
en el breve mensaje enviado a Lima y escuchado en el funeral. Con ellas el Papa
entraba en aquella broma amigable y fácil de la que Gustavo a menudo fue objeto
y a la que él mismo se prestó. Me contaba que la exclamación del cardenal
Tarancón, cuando se conocieron, fue: “¡Tan pequeño y tanto lío!”. Y en una
conferencia en Pamplona, estando en el escenario tras una mesa a la que habían
colocado unas faldas, ante el gesto de una persona del público que le pedía
erguirse para poder verle y oírle mejor, dijo provocando una risa general: “No
estoy sentado. Es que soy así”. Tuvo siempre un gran sentido del humor. Que, en
él, era sin duda manifestación de aquella alegría interior que tantas veces él
mismo había señalado como uno de los hitos de la genuina espiritualidad
cristiana. Pero, con las recordadas palabras papales, lo que Francisco evocaba
y nos transmitía ante todo, era un glorioso contenido evangélico, aquella
grandeza de los pequeños, que había provocado el hermoso canto de alabanza y
acción de gracias de Jesús: “Yo te alabo, Padre…” (Mt. 11, 25-27).