El 15 de diciembre, el cardenal François-Xavier Bustillo, obispo de Ajaccio, recibirá al Papa Francisco en su diócesis. Dos semanas antes de este acontecimiento histórico para Córcega, nos confió el significado de este viaje y su relación con el pontífice. Insistió en la importancia de no oponer este viaje a la reapertura de Notre-Dame de París, que tendrá lugar una semana antes sin la presencia del Papa.
Fuente: cath.ch/imedia/cd/rz
Por I. MEDIA
01/12/2024
El papa Francisco visitará Ajaccio el 15 de diciembre, el primer viaje de un papa a Córcega. ¿Por qué aceptó participar en el coloquio sobre "religiosidad popular en el Mediterráneo" que usted está organizando?
Cardenal François-Xavier Bustillo: El Papa es muy sensible a la dimensión popular, a la cercanía de la Iglesia a las piedades tradicionales. Este congreso está en línea con su visión eclesial y su espiritualidad. Se trata de hablar al corazón con gestos, y no sólo hablar al intelecto con el intelecto. Además, cabe destacar la proximidad geográfica de Córcega, que se encuentra a 300 km en línea recta de Roma. En el pasado, los Papas Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco han estado en Cerdeña, Sicilia, Malta, Chipre... pero Córcega nunca había sido visitada. Está en el corazón del Mediterráneo a la vez que es una realidad periférica: somos 350.000 habitantes, que no es mucho, mucho menos que las grandes ciudades. Y el Papa también es sensible a estas dos dimensiones: la periférica y la mediterránea.
¿Qué sabe de la religiosidad popular en Córcega? ¿Conoce, por ejemplo, a la Madunnuccia, la patrona de Ajaccio, ante la cual habrá un tiempo de contemplación durante su visita?
En el pasado, me he reunido con el Papa y hemos hablado de ello. Le conté con gran sencillez lo que estaba viviendo en mi diócesis, en mi misión. Me parece que, como todo obispo, pude compartir con él mi experiencia y hablarle de las tradiciones que observo. Se trata de devolver este sentimiento local al pastor universal que es el Papa. Esto le ayuda a tener una visión más amplia y completa de lo que está ocurriendo en determinadas zonas geográficas, en mi caso, dentro del Mediterráneo.
En cuanto a la Madunnuccia, conoce la historia porque tuvimos el privilegio de recibir a monseñor Edgar Peña Parra, sustituto de la secretaría de Estado, que vino a celebrar la fiesta de la patrona de Ajaccio en marzo. En el lugar, pudo ver la espectacular procesión y a la gente, enloquecida, en torno de esta festividad. Esta fiesta marca la historia de la ciudad cada año y ofrece un hermoso momento para contactar y compartir. El Arzobispo Peña Parra pudo hablar con el Papa y le habló de estas hermosas tradiciones. Le habló de la multitud de personas que se encontraban en la calle, caminando juntas, manifestando su fe cristiana con sencillez, alegría y "sin preocuparse por ello". Es una forma interesante de honrar lo sagrado en el espacio público, sin crear confusión ni controversia.
Usted es cardenal desde hace más de un año. ¿Cómo percibe esta misión que el Papa le ha confiado?
Todavía me siento como un novato, y después de un año, todavía estoy aprendiendo. Pero creo que lo más importante es articular el lado local, aquí en Córcega, y la dimensión universal que abarca mi vocación. Desde mi creación como cardenal, a menudo he sido invitado a las diócesis de Francia, voy de aquí para allá para dar una conferencia, para celebrar una misa. Y a veces incluso en el extranjero. Lo hago sin dejar de ser plenamente obispo de Córcega.
Por último, ser cardenal significa venir regularmente a Roma. ¿Cómo percibe el funcionamiento de la Curia Romana, esta administración central que trabaja en torno al Papa Francisco, y que este último ha reformado recientemente para permitirle estar más al servicio de la Iglesia?
La Curia Romana es un organismo extraordinario en lo referente al servicio de las Iglesias locales y de la Iglesia universal. Cada vez que vengo a Roma, puedo ir a los dicasterios, encontrarme con los que están a su cargo. Es una bendición saber que hay personas al servicio de la Iglesia. Podemos pedirles consejo y orientación. Considero que hay una evolución muy positiva en la noción de servicio a todas las Iglesias. Recibí una bienvenida y consejos extraordinarios. Este es un deseo del Papa Francisco, que quiere una Curia más disponible, más al servicio de las Iglesias locales.
Usted ha tenido la oportunidad de encontrarse con el Papa Francisco en varias ocasiones. ¿Qué es lo que más le llama la atención de él?
Lo que me llama la atención es su gran libertad. Esto es importante en un mundo en el que a menudo estamos en el proceso de cálculo, en la intención, midiendo lo que decimos, por qué lo decimos, cómo y a quién se lo decimos. El Papa Francisco es totalmente libre. Y es libre porque está habitado por su misión. Este es uno de los aspectos de la personalidad del Papa que más admiro.
Algunos fieles católicos en Córcega, Francia u otras partes del mundo pueden expresar a veces una cierta incomprensión del magisterio del Papa Francisco. ¿Cómo acoges estas posturas críticas?
En la Iglesia Católica no somos una secta, no somos clones, y la misión del Papa no es adoctrinar conciencias y mentes. Cuando el Papa habla, lo que busca es el bien y la unidad de la Iglesia. Y ya que habla a mil millones de católicos, puede haber gente que esté de acuerdo o no, seguimos siendo libres. Pero si podemos hablar de la enseñanza del Papa, es importante en primer lugar acogerlo.
Pero el problema viene cuando se siembra confusión y división. El evangelio es claro: un reino dividido está condenado a su destrucción. Que tengamos ideas diferentes es normal, podemos hacernos preguntas. Pero la oposición sistemática al magisterio del Papa es algo peligroso. Tocamos el tema de la eclesiología, es decir, el ministerio de la unidad del Papa. Cuando eres crítico, tienes que estar atento. No temerosos, sino vigilantes.
La visita del Papa Francisco será también una oportunidad para un encuentro entre el pontífice y el presidente de la República, Emmanuel Macron. A este último lo conociste el año pasado, justo antes del consistorio. ¿Cómo describiría la relación actual de la Iglesia Católica con el Presidente de la República?
Encuentro que hay una relación de confianza. Con motivo de la visita del Papa, estuve en contacto con el presidente Emmanuel Macron, con los funcionarios del gobierno, con la colectividad territorial de Córcega, con la prefectura, con el ayuntamiento de Ajaccio. Todo va muy bien, estamos recibiendo mucha ayuda de las autoridades, sobre todo en términos de organización y seguridad. Debo subrayar su verdadera disposición a ayudar, y los intercambios tuvieron lugar en un ambiente cordial. Desde el principio, sentí que no había mayores obstáculos para organizar este viaje.
En algunos medios de comunicación, especialmente en Italia, algunos oponen al Papa al presidente de la República, o incluso hablan de un conflicto. No entiendo por qué, no se corresponde con la realidad. Por el contrario, hay respeto y también admiración entre estas dos personas. Tenemos que salir de esta lógica de oposición sistemática. Tenemos buenas relaciones, somos civilizados y buscamos juntos el bien para el pueblo.
Por último, no debemos oponernos al viaje a Córcega y a la reapertura de Notre-Dame de París, como han hecho algunos, explicando en particular que esto ha distanciado a nuestro presidente y al Papa. ¡No! Hay que destacar estos dos maravillosos acontecimientos que llegan al final de un año complicado para el país a nivel político y social, pienso en particular en las elecciones de junio. En el centro, en París, se producirá primero la reapertura de Notre-Dame, un evento extraordinario para todo el país e incluso para el mundo. Y en las afueras, en Córcega, la visita del Papa. Estos son dos eventos unificadores, de unidad, que deben unir a las personas y calmar las mentes de las personas.
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