Después de que Pedro Aguado Cuesta asumiera como obispo de Huesca-Jaca, España, surge evidencia de “viejos” nuevos casos en la Ciudad de México.
Fuente: Los Ángeles Press
17/06/2025

Aguado Cuesta, antiguo superior general de los escolapios y ahora obispo de Huesca-Jaca, España. Redes sociales de las Cortes de Aragón, 2025.
Aguado Cuesta fue el superior de los escolapios desde 2009 hasta su nombramiento como obispo en España y tenía autoridad sobre sacerdotes en México.
Como superior de su orden, era responsable del manejo de casos de abuso sexual en México y otros países de habla hispana.
El domingo pasado, las diócesis de Huesca y Jaca en España tuvieron una celebración. Pedro Aguado Cuesta formalmente asumió como nuevo obispo de ambas jurisdicciones. El asunto no sería relevante más allá de esas dos ciudades bastante pequeñas en el norte de España, si no fuera por los efectos que podría tener sobre cómo la Iglesia Católica maneja casos de abuso sexual en España y potencialmente en otros lugares.
Aguado Cuesta fue uno de los últimos obispos nombrados para su cargo por el papa Francisco. Él fue el único de los nombramientos en el boletín emitido el 29 de marzo de 2025, por la Sala Stampa en Roma.
Hasta donde puede verse, su currículum en el boletín de la Santa Sede es impecable: superior general de la orden de los escolapios o, de manera más precisa, la orden de los Clérigos regulares pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías por tres periodos consecutivos; presidente de la Comisión de Educación de la Unión de Superiores Generales, la institución principal para las diferentes órdenes religiosas en la Iglesia Católica y consultor del Dicasterio de la Cultura y la Educación. Sin embargo, para las víctimas del abuso sexual del clero en México, las noticias sobre su inauguración en la catedral medieval de Jaca estaban lejos de ser buenas. Todo lo contrario.
Una de dichas víctimas, un varón mexicano de unos 30 años se puso en contacto con Los Ángeles Press. Recientemente presentó una queja en Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, por lo que se le identifica aquí con una identidad asumida.
Hernán, estaba en contacto constante con ahora el obispo Aguado Cuesta por medio de Whatsapp y otras tecnologías. En algún momento, Aguado Acosta llegó a visitar México desde Roma luego de pasar algún tiempo en Venezuela para hablar con Hernán y ofrecerle apoyo financiero como reparación. También ofreció garantías de que el sacerdote depredador no tendría más acceso a los menores y sus deberes se restringirían para evitar que atacara a otros menores.
El sacerdote era Miguel Flores Martínez. Tuvo tareas pastorales y docentes en diferentes puntos de la Ciudad de México durante la primera década de este siglo, cuando Hernán tenía 11 años. Flores Martínez era amigo de los padres de Hernán, y Hernán se unió al grupo de monaguillos en una de las iglesias donde Flores Martínez estaba de servicio en la Ciudad de México.
El abuso ocurrió durante al menos tres años y, a pesar del hecho de que otros miembros de los escolapios en México estaban al tanto, no se tomaron medidas reales en 2010. Como consecuencia del abuso, Hernán sufrió depresión y cayó presa del consumo de alcohol y drogas, un síntoma frecuente en casos de abuso sexual del clero.
Lo “viejo” en lo nuevo
Es en ese sentido que el abuso de Hernán es un caso “viejo” que se hace nuevo como consecuencia del nombramiento de Aguado Cuesta como obispo de Huesca-Jaca, en España.
Hernán requirió aislarse por completo durante un año para superar la adicción y sus secuelas. Fue después de que pudo restaurar un mínimo de comportamiento saludable que pudo presentar una denuncia en los tribunales de la Iglesia Católica, la vía canónica. Fue en ese momento que, en septiembre de 2019, Aguado Cuesta, ya entonces general superior de la orden de los escolapios se puso en contacto con Hernán.
Hernán y Aguado Cuesta se reunieron en un destino turístico mexicano donde Hernán actualmente trabaja en la industria de servicio. Fue en ese momento que Aguado Cuesta ofreció una medida de compensación, sólo parcialmente cumplida, ya que el pago de la colegiatura o matrícula ofrecida ya no se hace, y también ofreció un enfoque de tolerancia cero para imponer restricciones “severas” en la capacidad de Flores Martínez para estar en contacto o acceder a otros menores.
Ese es el aspecto de su caso que pesa más en Hernán, ya que pudo encontrar evidencia de Flores Martínez presidiendo misas durante la pandemia en las escuelas operadas por los escolapios o donde la orden ofrece servicios de capellanía.
Hernán compartió muchas de estas imágenes con nosotros como una prueba de la distancia que existe entre las promesas hechas a los sobrevivientes de abuso sexual del clero, y la aplicación real de dichas medidas que vuelven a poner a menores en riesgo de convertirse, como lo fue Hernán, en víctimas de clérigos depredadores.
Al final de la pandemia, agosto de 2022, Flores Martínez murió. La orden de los escolapios, por medio de su principal obra en México, la Universidad Cristóbal Colón en Veracruz, publicó una esquela relativa a la muerte de Flores Martínez (ver arriba), como lo hizo una escuela preparatoria privada en el estado de Tlaxcala, donde un hermano de Flores Martínez es el director (ver más abajo).
Y aún más. Se celebró una misa de cuerpo presente, con todo el ritual del caso en uno de los principales templos católicos de Chiautempan, Tlaxcala, la ciudad donde está la escuela preparatoria. El templo es la basílica menor de Nuestra Señora de Ocotlán, como se puede ver en la esquela que aparece después de este párrafo. Si eso no fuera suficiente, la actividad religiosa fue presidida por Fernando Hernández Avilés, provincial de la orden en México y José Luis Sánchez Macías, su vicario para asuntos financieros.
En la homilía, el sermón de la misa, Hernández Avilés presentó al sacerdote recientemente fallecido como amigo y como un católico libre de reproche, y ejemplo que todos debían seguir. Su hermano, el director de la escuela preparatoria, también lo hizo al otorgar un premio a una ofrenda dedicada a su hermano para las celebraciones del Día de los Muertos en noviembre de 2022 en la escuela preparatoria.
Destinos pastorales
No hay forma de que Aguado Cuesta, el ahora nuevo obispo de Huesca-Jaca, España o Hernández Avilés, puedan afirmar que no eran conscientes de las acusaciones que pesaban sobre Miguel Flores Martínez.
Sabían del abuso de Hernán y, muy probablemente, otros fieles bajo su cuidado en la Ciudad de México, Veracruz, Tlaxcala, por citar sólo los pocos lugares donde se sabe de manera concreta que tuvo asignaciones pastorales como sacerdote activo con la orden de los escolapios. Lo sabían porque se abrió una investigación canónica y, a pesar de ello y de las promesas en contrario de al menos Aguado Cuesta, se le permitió seguir ejerciendo el ministerio
Una vez más, se debe notar que uno de los aspectos más difíciles para descubrir qué sucede y cómo es que sucede en casos de abuso sexual de clérigos es la falta de información con la que tenemos que tratar en México y otros países latinoamericanos, donde es casi imposible conocer las fechas y destinos reales de las asignaciones pastorales y/o profesionales de los sacerdotes.
De ahí la relevancia de la decisión reciente en Colombia que obliga a las diócesis y las órdenes allí para proporcionar relatos detallados del paradero de los sacerdotes que sirven con ellos.
Como suele ser el caso, detrás de él, además del ahora obispo Aguado Cuesta, el antiguo general superior de la orden, también había obispos mexicanos. Ese es el caso de Carlos Briseño Arch, el actual obispo de Veracruz y de Florencio Colín Cruz, quien ocupa un cargo similar en Puerto Escondido, Oaxaca.
Hernán identifica a ambos obispos como amigos y apoyos de Miguel Flores Martínez en la Ciudad de México, durante la primera década de este siglo, y más tarde en las diócesis que lideran actualmente.
Cabe señalar que esos dos obispos comparten un rasgo común: ambos eran obispos auxiliares en la Ciudad de México durante el mandato de Norberto Rivera Carrera como arzobispo en la ciudad capital del país.
Para Hernán, que ha podido recuperar su salud, el problema principal no es que trate de sacar dinero a como dé lugar de los escolapios, pues es claro que no están dispuestos a cumplir los acuerdos hechos con él anteriormente. El problema principal, lo que sigue siendo un recordatorio permanente de su difícil situación son las muchas mentiras pronunciadas por el nuevo obispo de Huesca y Jaca, España, Pedro Aguado Cuesta.
Lamentar la confianza
Hernán, como muchos otros sobrevivientes del abuso sexual del clero lamentan la confianza que han puesto cuando siguen el procedimiento canónico, pues los deja inermes, incapaces de, por ejemplo, tener acceso a sus propios archivos o conocer el estado actual de los trámites que siguen sus acusaciones.
El hecho de que Aguado Cuesta fue uno de los últimos obispos designados por el papa Francisco no disminuye la responsabilidad de León XIV, pues cuando el nombre de Aguado Cuesta surgió como un posible obispo para Huesca y Jaca, él era ya responsable del Dicasterio de los Obispos y, como tal, tenía una voz en el proceso para nombrar a los nuevos obispos.
Algo similar debería decirse sobre los procedimientos seguidos por las nunciaturas tanto en México como en España. La nunciatura en la Ciudad de México, porque es allí donde el caso de Hernán duerme el sueño de justos desde que el arzobispo Franco Coppola dejó México para convertirse en nuncio en Luxemburgo y el arzobispo Joseph Spiteri se hizo cargo.
Como se demostró en entregas anteriores de la serie sobre abuso sexual del clero, después de la partida de Coppola, parece que cualquier esfuerzo para lograr los objetivos más básicos en materia de prevención del abuso sexual (ver el texto después de este párrafo) han pasado a segundo término tanto para la nunciatura en México como para la Conferencia del Episcopado Mexicano.
La nunciatura en Madrid, porque es claro que hay ciertos aspectos del proceso de investigación para nombrar nuevos obispos, como el papel de un nuevo posible obispo en casos previos de abuso sexual del clero, que parecen permanecer atrapados en la década de 1980 sin responsabilidad y sin consecuencias reales por el manejo de los casos por parte de los candidatos a obispos.
A su vez, la orden afirma priorizar “la seguridad, la justicia y el cuidado de aquellos que se nos confían”, como se describe en esta página, pero hay un abismo entre los párrafos cuidadosamente redactados en la página web de la orden y la realidad que viven los sobrevivientes de abusos sexuales del clero.
Por ahora, el reporte presentado por Hernán en la Fiscalía de Justicia de la Ciudad de México sigue siendo la única ruta para lograr una medida de justicia en este caso. El hecho de que Flores Martínez murió en 2022 no es más que una característica de un caso en el que continúa existiendo una responsabilidad institucional.
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