sábado, 30 de abril de 2016

Laicos en la vida pública, Iglesia y mundo. Carta del Papa al Presidente de la CAL

(De R.V.)

Texto completo de la Carta del Papa Francisco

A Su Eminencia Cardenal

Marc Armand Ouellet, P.S.S.

Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina


Eminencia:

 Al finalizar el encuentro de la Comisión para América Latina y el Caribe tuve la oportunidad de encontrarme con todos los participantes de la asamblea donde se intercambiaron ideas e impresiones sobre la participación pública del laicado en la vida de nuestros pueblos.

Quisiera recoger lo compartido en esa instancia y continuar por este medio la reflexión vivida en esos días para que el espíritu de discernimiento y reflexión "no caiga en saco roto"; nos ayude y siga estimulando a servir mejor al Santo Pueblo fiel de Dios.

Precisamente es desde esta imagen, desde donde me gustaría partir para nuestra reflexión sobre la actividad pública de los laicos en nuestro contexto latinoamericano. Evocar al Santo Pueblo fiel de Dios, es evocar el horizonte al que estamos invitados a mirar y desde donde reflexionar. El Santo Pueblo fiel de Dios es al que como pastores estamos continuamente invitados a mirar, proteger, acompañar, sostener y servir. Un padre no se entiende a sí mismo sin sus hijos. Puede ser un muy buen trabajador, profesional, esposo, amigo pero lo que lo hace padre tiene rostro: son sus hijos. Lo mismo sucede con nosotros, somos pastores. Un pastor no se concibe sin un rebaño al que está llamado a servir. El pastor, es pastor de un pueblo, y al pueblo se le sirve desde dentro. Muchas veces se va adelante marcando el camino, otras detrás para que ninguno quede rezagado, y no pocas veces se está en el medio para sentir bien el palpitar de la gente.

Mirar al Santo Pueblo fiel de Dios y sentirnos parte integrante del mismo nos posiciona en la vida y, por lo tanto, en los temas que tratamos de una manera diferente. Esto nos ayuda a no caer en reflexiones que pueden, en sí mismas, ser muy buenas pero que terminan funcionalizando la vida de nuestra gente, o teorizando tanto que la especulación termina matando la acción. Mirar continuamente al Pueblo de Dios nos salva de ciertos nominalismos declaracionistas (slogans) que son bellas frases pero no logran sostener la vida de nuestras comunidades. Por ejemplo, recuerdo ahora la famosa expresión: "es la hora de los laicos" pero pareciera que el reloj se ha parado.

Mirar al Pueblo de Dios, es recordar que todos ingresamos a la Iglesia como laicos. El primer sacramento, el que sella para siempre nuestra identidad y del que tendríamos que estar siempre orgullosos es el del bautismo. Por él y con la unción del Espíritu Santo, (los fieles) quedan consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo (LG 10) Nuestra primera y fundamental consagración hunde sus raíces en nuestro bautismo. A nadie han bautizado cura, ni obispo. Nos han bautizados laicos y es el signo indeleble que nunca nadie podrá eliminar. Nos hace bien recordar que la Iglesia no es una elite de los sacerdotes, de los consagrados, de los obispos, sino que todos formamos el Santo Pueblo fiel de Dios. Olvidarnos de esto acarrea varios riesgos y/o deformaciones en nuestra propia vivencia personal como comunitaria del ministerio que la Iglesia nos ha confiado. Somos, como bien lo señala el Concilio Vaticano II, el Pueblo de Dios, cuya identidad es la dignidad y la libertad de los hijos de Dios, en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como en un templo (LG 9). El Santo Pueblo fiel de Dios está ungido con la gracia del Espíritu Santo, por tanto, a la hora de reflexionar, pensar, evaluar, discernir, debemos estar muy atentos a esta unción.

jueves, 28 de abril de 2016

¿Quién manda en la Iglesia?



(De RD)

(Javier Elzo, PPC).- Lo llamativo es que no nos llame la atención. Es que siempre la hemos conocido así. Nos parece obvio, evidente. A veces se oyen voces que obligan a reflexionar aunque, todavía, no se pasa de las palabras a los hechos. Así, el Papa Francisco, el 26 de septiembre de 2015 en Filadelfia, afirmó que el futuro de la Iglesia pasaba por los laicos y por las mujeres. Pero, ¿qué vemos cuando nos ponemos a mirar? La voz que se oye en la Iglesia es la voz de hombres célibes, mientras que la voz de las mujeres y la de los hombres casados es apenas perceptible.

Hay que reconocer que un organismo que se dice católico, luego universal, donde algo más de la mitad de sus miembros, las mujeres, y la gran mayoría de otra mitad, hombres casados o solteros -que no célibes-, no tienen apenas voz en el capítulo, es un organismo un tanto extraño. Raro. Preocupante.

No digamos si, además del ejercicio de la palabra, nos preguntamos por quién decide, quién manda en la Iglesia. Ya sabemos la respuesta: un puñado de hombres, todos célibes y que, por su forma de organizarse, la cúpula, la que realmente decide, la conforman hombres de edad avanzada. Muy avanzada. Tanto que para elegir a su responsable supremo entre un grupo muy selecto de poco más de 100 hombres, han decretado que solamente tengan derecho al voto quienes no hayan traspasado la edad de los 80 años.

Así mismo los delegados y responsables de la gobernanza espiritual y material de las diferentes partes del mundo en las que está asentada la Iglesia, los obispos en sus diócesis, deben renunciar a su cargo al llegar a los 75 años. Y pocos, muy pocos, no llegan a esa edad en el cargo, pues parece que les cuesta jubilarse.

El número de clérigos, obispos y sacerdotes, que son quienes tienen voz y mando sobre los laicos (claro que los obispos mucho más, particularmente sobre los sacerdotes), sumaban, el 31 de diciembre de 2012, según fuentes oficiales de la Iglesia Católica, 419.446 personas. Les ahorro el porcentaje que supone sobre los mil doscientos millones de católicos. Una exigua minoría. Hay que poner muchos ceros, tras la coma del cero inicial, y nos perdemos en los números infinitesimales.

miércoles, 27 de abril de 2016

Una nueva parroquia



Extractado del artículo “La nueva evangelización y la parroquia”,
 de Alphonse Borras (Vicario general de Lieja) en la revista Catequética



La institución parroquial no ha dejado de evolucionar desde hace quince siglos asumiendo una variedad de figuras que, en cada periodo convulsivo de su historia, le han permitido, como el ave fénix, renacer de sus cenizas. Desde hace sesenta años, en el ámbito francófono, ha sido objeto de crónicas de muerte(s) anunciada(s) que han sido rápidamente desmentidas por los hechos.

El mundo sigue cambiando e inevitablemente esto afecta la parroquia.
La parroquia, es verdad, no es toda la vida de la Iglesia, pero es ella la que, en gran parte traduce la visibilidad del anuncio del Evangelio y de la construcción de la Iglesia en este lugar. No es ella la única realidad eclesial de una diócesis
A todas las comunidades eclesiales les concierne el tema de la evangelización, pero a cada una en función de su especificidad institucional. Lo que importa es comprender la originalidad institucional de la parroquia pues es en cuanto tal –como parroquia- como contribuye a la misión de la Iglesia y no como asociación de fieles o como institución secular.
Quiero partir, ante todo, de una constatación fácilmente verificable en pastoral: la parroquia concierne a un amplio abanico de personas que la frecuentan por motivos muy diversos. Por ellas se hace presente la Iglesia en la sociedad y son estas personas las que la insertan en el tejido social y cultural del entorno.

domingo, 17 de abril de 2016

Los obispos tienen mucha culpa de la relajación litúrgica de los fieles en la celebración de la Vigilia de Pascua



Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

Viene a cuento el explosivo titular a la vista de lo que está sucediendo en la celebración de la Pascua. En mi parroquia, de los más o menos 8.000 feligreses, han acudido a celebrar la Vigilia Pascual exactamente 18, de los que 8 ejercían alguna tarea litúrgica. Así que hemos juntado a los pocos que éramos, y hemos concelebrado todos en torno a la mesa. Después han sido unánimes en expresar su alegría por la cercanía, autenticidad de la celebración, y por la hondura que una pequeña comunidad de esas dimensiones han hecho posible. Y nos hemos preguntado, ¿por qué acude tan poca gente a la celebración centro, fuente y culmen del año litúrgico? La respuesta más sencilla y aparentemente lógica es la hora, a las 11 de la noche.

¿Seguro? En una ciudad bien iluminada, en un barrio en el que las ventanas están encendidas casi todas las noches hasta más de la una de la madrugada, y con una noche primaveral y olorosa, sin viento, ni amenaza de lluvia ni pizca de frío, el argumento de lo tardío de la hora no me convence. Mi opinión es que, simplemente, a nuestros católicos no les agrada, ni les emociona, ni les dice nada, celebrar la Vigilia Pascual

Se trata de una constatación triste, penosa, y que causa mucho desánimo entre los que nos dedicamos a dinamizar, coordinar y presidir las reuniones litúrgicas. Y las causas son varias, pero, la principal, el cansancio, tedio, aburrimiento y poca gracia y creatividad, espontaneidad, comunicación, y pasión, que, por lo general, faltan de manera flagrante en las celebraciones litúrgicas de nuestra Iglesia. Los maestros de Liturgia se contentan, generalmente, con el libro de normas y rúbricas, como si de su estricto cumplimiento se derivara, automáticamente, la dignidad y la añorada belleza de las funciones litúrgicas. Y no es así, lo que se produce con ese agarrotamiento no es otra cosa que una falsa frialdad hierática, que no tiene por qué representar la fuerza, la savia, el calor y hasta la pasión de una celebración comunitaria. Una de las razones más reconocidas de la increíble persistencia histórica del judaísmo es que el centro de su culto no se realiza en la hermosa, pero muchas veces gélida, armonía de un templo impecable, sino en calor acogedor del hogar. Ha sido fundamental para la supervivencia digna y creativa de los judíos que cada año celebren la Pascua en las entrañas de sus casas.

sábado, 9 de abril de 2016

SOBRE «LA ALEGRÍA DEL AMOR»




(De D.V.)

Francisco se acerca a tres cuestiones –las parejas de hecho, la homosexualidad y los divorciados vueltos a casar civilmente– con entrañas de misericordia

Han pasado dos años y medio desde que Francisco abriera el debate de la moral sexual y de la llamada pastoral familiar en una histórica rueda de prensa en el avión que le trasladaba de Río de Janeiro al Vaticano (Jornadas Mundiales de la Juventud, 29 de julio de 2013). En el transcurso de la misma dejó dos consideraciones que han marcado su pontificado desde entonces.


El Papa pide «respeto» y «ayuda» para los homosexuales.

Según la primera de ellas, había que revisar la imposibilidad de una plena incorporación eclesial de los divorciados vueltos a casar civilmente y propiciar, igualmente, una nueva normativa canónica que acelerara las nulidades matrimoniales, dos asuntos que ponían nerviosos, sobre todo, a los colectivos más tradicionales y rigoristas de la Iglesia católica.

Y según la segunda, había que cambiar el trato y la actitud ante la homosexualidad: «Si una persona es homosexual y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?»

viernes, 8 de abril de 2016

Errukia eta Adiskidetzea / Misericordia y Reconciliación


TOPAKETA

ERRUKIA ETA ADISKIDETZEA EUSKAL GIZARTEAN


Eutsi Berrituz Gipuzkoako kristau taldeak Frantzisko aita santuak deituta egiten ari garen Errukiaren Jubileua gure elizbarrutiko eta Euskal Herriko egoeran txertatu nahi du, zehazki, bakea eta adiskidetzea eraikitzeko eginkizunera ekarriz.

Ez da oraingoa bakearen alde lan egiteko konpromisoa Donostiako elizbarrutian. “Eliza Ebanjelioaren zerbitzura” oinarrizko agiri eta bide-orrian jasota dago lehentasunen artean: “Bakea alde batera utziezinezko helburua da guretzat. Gure Eliza bakearen, adiskidetzearen eta barkamenaren ezaugarri eta eragile izatea nahi dugu eta horretan ahalegindu behar dugu guztiok. Bakea lortzeko borondateak markatu behar ditu gure kristau-elkarteak, eta gure pastoralgintzaren eta laikoen konpromiso hiritarraren joera.” (52)

Humanizatzen eta baketzen laguntzen duten Ebanjelioko balioak ikusi eta aztertzea da orain ere gure asmoa, Gipuzkoan eta Euskal Herrian bizi dugun aldi honetan kristau gisa eta eliz elkarte modura eskain dezakegun laguntza apala eta, aldi berean, sendoa garatuz joateko aurrerantzean ere.


Otoitza, hitza eta musika

Helburu hori gogoan, Topaketa bat antolatu du Eutsi Berrituz taldeak “Errukia eta adiskidetzea euskal gizartean” goiburuaz, urtetan Donostiako elizbarrutian egin den ibilbidean jarraituz. Lehenbizi, bakearen aldeko otoitza izango da eta ondoren, bi hitzaldi.

Jon Etxezarreta Ordiziako Andre Mariaren Jasokundeko parrokoak hitz egingo du aurrena eta Frantzisko aita santuak Errukiari buruzko agirian tokiko elizei  esaten diena aletuko du: errukiak eragindako barkamen-esperientzia gure kulturan gero eta lausotuago dagoen honetan, garaia da Elizak barkamenaren berri ona hots egitea, barkamenak biziberritu egiten duelako, bizitza berri batera pizten gaituelako eta etorkizunari itxaropenez begiratzeko indarra ematen digulako. Bigarren hitzaldia, berriz, Manu Arrue jesuitak egingo du, Bilboko elizbarrutiko Bake eta Adiskidetzerako arduradunak: gure herrian urtetako indarkeria jardueren ondorioz izandako giza eskubideen urraketei begiratua eman, bakezko bizikidetza eraikitzeko arazoak ikusi eta errealitate horretan errukiaren eta barkamenaren dinamika ereiteak izan dezakeen eragina jorratzea da asmoa.

Hitzaldiak eta gero taldeetan elkartuko gara, entzundakoaz elkarrizketatzeko eta urratsak proposatzeko; amaitu aurretik, taldeetan hitz egindakoaren berri emango da. Topaketako une batean hitzak musikari pasako dio lekukoa eta goi mailako bi euskal artistak girotuko dute elkarketa: Garikoitz Mendizabal txistulariak eta Aitor Furundarena soinujoleak.


Lekua eta eguna

Topaketa Donostian izango da, Ibaetako Espiritu Santua parrokian. Eguna, apirilaren 23a, larunbata. Topaketaren hasiera, goizeko 10:00etan eta amaiera, 13:00a aldera.  

ENCUENTRO

MISERICORDIA Y RECONCILIACIÓN EN LA SOCIEDAD VASCA


El grupo de cristianos y cristianas de Gipuzkoa Eutsi Berrituz desea conectar a la realidad de nuestra diócesis y del Pueblo Vasco el Jubileo de la Misericordia convocado por el papa Francisco, en concreto, a la construcción de la paz y la reconciliación. 

El trabajo por la paz viene de lejos en la diócesis de San Sebastián. Es una de las prioridades recogidas en el documento de referencia y hoja de ruta “Una Iglesia al servicio del Evangelio”: “La paz es para nosotros un objetivo irrenunciable. Queremos hacer entre todos una Iglesia que sea signo e instrumento de paz, de reconciliación y de perdón. Esta voluntad de paz ha de marcar el espíritu de nuestras comunidades, y el talante de nuestro trabajo pastoral y del compromiso cívico de los laicos.” (52)

Es también ahora nuestra intención explorar los valores humanizadores y pacificadores que emanan del Evangelio, con el fin de continuar desarrollando en adelante la ayuda humilde y, a la vez, sólida que podemos ofrecer como cristianos y cristianas y como iglesia en este momento histórico que estamos viviendo en Gipuzkoa y en el Pueblo Vasco.


Oración, palabra y música

Marcado este objetivo, Eutsi Berrituz organiza un Encuentro bajo el lema “Misericordia y reconciliación en la sociedad vasca”, en sintonía con el camino recorrido durante años por la diócesis de San Sebastián. El encuentro se iniciará con una oración por la paz y continuará con dos conferencias.

Jon Etxezarreta, párroco de la Asunción de Ordizia, desgranará el mensaje del papa Francisco a las iglesias locales en el Año Jubilar, donde constata con pesar que la experiencia del perdón en nuestra cultura se desvanece cada vez más y hace un llamamiento nítido: “Ha llegado de nuevo para la Iglesia el tiempo de encargarse del anuncio alegre del perdón. Es el tiempo de retornar a lo esencial para hacernos cargo de las debilidades y dificultades de nuestros hermanos. El perdón es una fuerza que resucita a una vida nueva e infunde el valor para mirar el futuro con esperanza”. La segunda conferencia correrá a cargo de Manu Arrue, responsable de Paz y Reconciliación de la diócesis de Bilbao. Una mirada sobre las vulneraciones de derechos humanos a causa de la violencia de distinto signo durante décadas y sobre las dificultades para construir una convivencia en paz, serán la realidad donde procurar introducir la dinámica de la misericordia y del perdón.

Tras las charlas nos reuniremos en grupos para dialogar sobre lo escuchado y proponer los pasos a seguir; antes de finalizar se ofrecerá un resumen de las conclusiones de los grupos. Además, en un momento del encuentro la palabra cederá el testigo a la música. Nos acompañarán dos grandes artistas vascos que ambientarán el encuentro: el txistulari Garikoitz Mendizabal y el acordeonista Aitor Furundarena.


Lugar y día

El encuentro será en San Sebastián, en la parroquia del Espíritu Santo de Ibaeta, el 23 de abril, sábado, desde las 10:00h hasta las 13:00h.

jueves, 7 de abril de 2016

Práctica cristiana y precepto dominical



Ignacio Villota Elejalde


Todos los años durante las fiestas de Semana Santa y después, en los medios de
comunicación, recurrentemente, se trata del tema religioso, se da cuenta de estudios sociológicos del cristianismo entre nosotros, estadísticas sobre religiosidad, cumplimiento del precepto dominical, etc. Es más, los datos sobre la misa dominical parece que son la fotografía de nuestra situación religiosa. Nuestra vivencia cristiana, el seguimiento de Jesús parecería que se miden, casi matemáticamente, por el número de asistentes a las misas dominicales. Para el sociólogo de la religión los datos son pavorosos: el más joven de los asistentes a estas misas puede estar inserto en la generación de los veteranos de la II Guerra Carlista. Es verdad. Lo mismo habría de decirse de algún otro sacramento. Pero voy a la plataforma anecdótica de este escrito, que me hizo mucho que pensar. Hace ya una larga temporada fuimos unos amigos a Burgos a ver varias cosas: la Catedral, las Huelgas Reales, el Museo de la evolución que es el que recoge los hallazgos de Atapuerca, etc. En la visita de este último nos acompañó una chica estudiosa de la Prehistoria, lista, inmersa y conocedora del tema. Lógicamente, surgieron varias cuestiones: la evolución de las especies, los fundamentalismos, el diseño inteligente, la posible contraposición entre la fe y la razón, etc. En un momento dado yo, para situarme, le pregunté si era creyente, y me contestó que sí, que era creyente pero no practicante. Yo le miré y le pregunté si quería a los demás, si les servía, si se esforzaba y sacrificaba por ellos, si no era egoísta, si se conmovía ante las pobrezas de todo tipo, si compartía sus bienes, si era cobijo ante la soledad y los heridos de la vida, si le dolía la actual situación del mundo. Ella se quedó un poco perpleja y me dijo que, por supuesto, sí, o lo intentaba. Ante esta respuesta le comenté que sí era practicante, que lo que no hacía era celebrar la Eucaristía, es decir, que no cumplía con el llamado “precepto dominical”. Había entendido la esencia del Evangelio y del cristianismo auténtico: el amor desinteresado siguiendo a San Mateo en el “tuve hambre y me diste de comer…”.