martes, 10 de agosto de 2021

“No tenemos ley, Estado de Derecho ni separación de poderes”, dice el Cardenal

“En este momento no funcionan las instituciones democráticas, no hay una separación de poderes y la cultura democrática. Esto debe cambiar... no tenemos un Estado de Derecho que funcione, no tenemos independencia de poderes, no tenemos una figura política en quien confiar, no tenemos una ley que tengamos que respetar, hay un temor muy grande de que no haya ley ni orden, por tanto, no hay justicia verdadera” (Cardenal Gregorio Rosa Chávez).

Fuente:   El Salvador

Por El Diario de Hoy

08/08/2021

 

 

“Un terremoto político”. Así resumió el cardenal Gregorio Rosa Chávez la situación de El Salvador desde la asunción de Bukele al poder y, sobre todo, después del golpe que sus seguidores en la Asamblea asestaron al Poder Judicial el pasado 1 de mayo.

“En este momento no funcionan las instituciones democráticas, no hay una separación de poderes y la cultura democrática. Esto debe cambiar…el país está con una gran convulsión política, una crisis política muy grave porque no tenemos en este momento un Estado de Derecho que funcione, no tenemos independencia de poderes, no tenemos una figura política en quien confiar, no tenemos una ley que tengamos que respetar, hay un temor muy grande que no haya ley ni orden, por tanto, no hay justicia verdadera”, denunció el purpurado en declaraciones que recoge el portal oficial católico Vatican News.


El cardenal lamentó que “no hay tolerancia con quien piensa diferente, entonces hay mucho temor, mucha ansiedad, mucha incertidumbre, mucha preocupación. Esto en cuanto al pueblo. En cambio, hay otro sector que dice estar contento porque les parece que por fin se puso orden y se desveló el verdadero camino de este gobierno…”.
El dirigente eclesiástico, como tantos en esta tierra nuestra, cuestionó hacia dónde va la Nación, pues predomina la cultura de la confrontación y la cultura de la indiferencia, lo que debe combatirse con la cultura de la paz.

La confrontación surge cuando los principios que forman la médula de sociedades que se rigen por un Orden Jurídico que garantiza a cada grupo humano, a todos los ciudadanos, un igual tratamiento en sus derechos, deberes y anhelos, se sustituyen por procederes propios de la jungla, donde predominan la fuerza, el garrote, la amenaza, en que los intereses y apetitos de unos pocos se imponen sobre el resto, como hemos presenciado en los últimos tiempos desde que asumió el poder el actual régimen.

¿Cuál es el esquema de gobierno que garantiza esa igualdad de todos ante la ley, sino el orden democrático, el predominio de lo racional, lo decente, lo sensato sobre la voracidad y el odio?

Es repugnante, como lo vemos día a día, que haya tantos que por conveniencia, por prebendas o por falta de entendimiento, no solo están vendiendo su libertad y su conciencia por una plato de lentejas, sino también la libertad y la seguridad de los que no tienen otra opción que dejarse imponer formas de vida propios de la barbarie para no ser atropellados, humillados, machacados.
Actualmente no hay “confrontación” cuanto resignación inconsciente, quedar a merced de lo que les toque como grupo social, como comunidad, como familias y personas. Casi la mitad de los salvadoreños ha caído en la pobreza a causa de las atolondradas disposiciones del régimen imperante, de sus excesos, de su corrupción, de su indiferencia a lo que no les concierne o no llena sus expectativas.

Cada vez que la Asamblea de sumisos y aprovechados, de gente de poca valía personal, escasa educación, ningún sentido de la decencia aprueba un préstamo —y es rara la semana en que no se aprueben préstamos, uno tras otro en la cascada infernal —se pone un clavo en la cruz que sacrifica a este pueblo, en el futuro de cada uno de nosotros, de los jóvenes, de los niños a quienes roban su porvenir y frustran sus ilusiones.

 

La libertad es solo posible y tiene sentido bajo un orden de leyes, en democracia

Por ello el cardenal Rosa Chávez recuerda que el próximo 15 de septiembre celebraremos el Bicentenario de la Independencia y pone énfasis en un deber moral de todo pueblo: la lucha por conquistar la verdadera libertad no tiene fin, la libertad que es solo posible bajo un Orden de Leyes pero nunca bajo fieras, bajo golpes de garrote, en medio de estercoleros… a lo que se suma la defensa de la democracia, la familia y lo que es de cada uno, como los ahorros de la gente, sus pensiones, que ahora se quieren robar.

 

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