domingo, 22 de agosto de 2021

Daniel Ortega, el próximo azote de los católicos

America, la revista de los jesuitas estadounidenses, explica que la Iglesia Católica de Nicaragua teme una represión de Daniel Ortega.

 

Fuente:   Urgente24

20/08/2021

 


El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, fue guerrillero simpatizante de la llamada Teología de la Liberación, de los llamados "sacerdotes tercermundistas" de los años '70 y '80. Pero hoy día los religiosos 'progresistas' de la Iglesia Católica afirman que ya sufren la persecución de Ortega.

Jan-Albert Hootsen escribió, en la revista America, de los jesuitas estadounidenses, una entrevista a un sacerdote cuya identidad no fue revelada pero con trabajo en San Jerónimo y otras comunidades rurales, en especial de miskitos afro-nicaragüenses, en la frontera con Honduras, donde hay casos de ocupación ilegal y violenta de tierras de parte de colonos paragubernamentales, vinculados al gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional.

«Mientras Nicaragua se prepara para las elecciones generales de noviembre, Ortega ha intensificado una amplia represión de las voces disidentes.»

Nicaragua, una de las naciones más pobres de América, aplica una ridícula Ley contra la Traición aprobada en diciembre 2020 por una Asamblea Nacional controlada por el oficialismo, y que provocó la detención de no menos de 7 candidatos presidenciales o vicepresidenciales para quienes se reclaman 15 años de prisión.

Otra prominente aspirante a la presidencia, Christina Chamorro, hija de la ex presidenta Violeta Chamorro, fue arrestada por cargos de lavado de dinero.

Algunas organizaciones de oposición, como Alianza Ciudadana por la Libertad, han sido prohibidas por completo.

Grupos de libertad de prensa y de derechos humanos advierten que la persecución va en aumento.

Álvaro Leiva, secretario ejecutivo de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos, dijo que más de 140 personas se encuentran en la cárcel como presos políticos en Nicaragua, muchos de los cuales sufren abusos físicos de forma rutinaria y soportan horribles condiciones de vida. Muchos otros han huido a los vecinos Costa Rica y Estados Unidos.

El propio Leiva huyó a San José de Costa Rica en agosto de 2018.

 

Católicos

En ese contexto paranoico de Ortega y su grupo, los jesuitas temen una persecución, tal como lo anticipó el 30/07 el propio Ortega durante el festejo de la fundación de la Fuerza Aérea de Nicaragua, cuando en un discurso abundante en referencias bíblicas, dijo:

«Ellos fueron los que se exiliaron, y cada día se exilian más. Eran fariseos. Cristo los llamó fariseos cuando los encontró en el templo y los sacó a latigazos y los fariseos no han desaparecido, ahí están caminando con elegantes ropas y hablando como si fueran santos, el clero nicaragüense. No tienen ningún respeto por Cristo, ningún respeto por Dios.»

La Comisión de Justicia y Paz de la Arquidiócesis de Managua criticó al gobierno de Ortega en un comunicado del 10/08 por

1.    restringir la libertad de expresión,

2.    encarcelar a los opositores,

3.    restringir las visas de sacerdotes extranjeros en el país y

4.    hacer que las elecciones libres y justas en noviembre sean casi imposibles.

 

También acusó a los Ortega de gestionar mal tanto la pandemia de COVID-19 como la asistencia luego de los huracanes que azotaron Centroamérica en 2020.

Comunicado:

«El proceso electoral que debe ser una celebración cívica se ha vivido con miedo e incertidumbre porque no hay condiciones para elecciones democráticas. Nos duele ver una nueva ola migratoria de nicaragüenses, la mayoría de ellos jóvenes, que se ven obligados a dejar su patria por la inseguridad, el desempleo, la incertidumbre sobre el futuro del país».

 

Muy raro

La Iglesia Católica Apostólica Romana y Daniel Ortega, según él un ateo militante, fueron aliados durante años, en especial durante la etapa anterior del sandinismo en el poder luego de derrocar a la familia Somoza, etapa que fue de 1979 a 1990.

Ortega regresó al poder en 2007. A cambio del apoyo de la Iglesia Católica, Ortega moderó sus puntos de vista izquierdistas, adoptó una retórica religiosa y prohibió el aborto.

Sin embargo, en 2018, las fuerzas de seguridad y los paramilitares progubernamentales reprimieron violentamente las protestas masivas contra Ortega y Murillo. Más de 300 personas murieron durante la violencia, según Human Rights Watch, muchas más fueron arrestadas y torturadas, y la Iglesia Católica criticó lo que sucedía mientras intentó mediar entre Ortega y la oposición política.

Pero algunos sacerdotes proporcionaron refugio y asistencia médica a los manifestantes y perseguidos, y fueron amenazados por las fuerzas parapoliciales. El obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, se convirtió en el rostro de esas críticas y una celebridad en Twitter.

En 2019, una multitud de militantes oficialistas atacó a católicos en Masaya. En tanto, personas no identificadas bombardearon una capilla en la catedral de la capital, Managua. El papa Francisco consideró prudente llamar al Vaticano por tiempo indefinido al obispo Báez.

Hasta ahora, según la revista America, el régimen aún no ha atacado físicamente ni encarcelado a ningún sacerdote o alto funcionario eclesiástico, pero el padre Carlos Avilés, vicario de la Arquidiócesis de Managua, cree que es apenas cuestión de tiempo. Además no es cierto que no haya ocurrido ya:

Desde 2020, el régimen de Ortega, con control total sobre la Asamblea Nacional, la Corte Suprema y la gran mayoría de los medios de comunicación del país, aprobó una serie de leyes para reducir cualquier disidencia.

Por ejemplo, la Asamblea Nacional declaró ilegal en octubre de 2020 la publicación de "noticias falsas" y prohibió la financiación extranjera de agencias sin fines de lucro, políticos y periodistas.

El primero tuvo un efecto paralizante en el periodismo independiente, mientras que el segundo obligó a una serie de organizaciones sin fines de lucro a cesar sus operaciones en el país.

Más recientemente, un decreto presidencial incluso hizo ilegal que gobiernos y organizaciones extranjeros otorguen un premio u honorífico a ciudadanos nicaragüenses en cualquier parte del mundo sin el consentimiento del gobierno de Nicaragua.

“No creo que sea posible en absoluto tener elecciones. Casi no queda oposición, y lo poco que hay, está dividido en toda una serie de temas”, dijo preocupado el padre Avilés.

Él agregó que, a pesar del temor de ataques a la iglesia, los obispos y sacerdotes de Nicaragua están unidos en su oposición al régimen:

«Hay algunos sacerdotes que han decidido dejar de hablar en contra del gobierno».

Avilés explicó que algunos sacerdotes guardaron silencio después de recibir dinero del gobierno para trabajos de restauración en los edificios de la iglesia.

«Pero la mayoría está unida. Tampoco saldremos del país. Estamos representados en todo el país. Por eso sabemos qué quiere la gente. Necesitamos continuar con nuestro trabajo, incluso si eso significa que tenemos que asumir un perfil más bajo

 

 

 

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