En al menos 12 países de la UE, las mujeres con discapacidad pueden ser esterilizadas sin su consentimiento. Sara, que es autista, lucha en Portugal por una prohibición legal y se conecta con personas afectadas para dar visibilidad al tema.
Fuente: DW
30/211/2025
La esterilización forzada es una práctica que, en realidad, debería ser cosa del pasado en Europa. Y es que, en el llamado Convenio de Estambul, la mayoría de los países de la UE se han comprometido a proteger a las mujeres contra la violencia. Sin embargo, en al menos doce países sigue siendo legal esterilizar a las mujeres con discapacidad sin su consentimiento. Para Sara, esto es un escándalo enorme: «Nadie tiene derecho a decidir si alguien puede ser una buena madre». La activista autista lucha en Portugal por una prohibición legal y se conecta con personas afectadas en toda Europa. Como mujer embarazada con múltiples discapacidades, su compromiso es también una lucha personal. Una de las mujeres que habla con Sara es Natacha. A los 24 años, esta belga fue esterilizada contra su voluntad. Su madre no la creía capaz de criar a sus propios hijos. Solo ahora Natacha encuentra palabras para expresar su dolor y su rabia por lo que le sucedió. Como a muchas otras, la convencieron durante mucho tiempo de que la intervención era por su propio bien. Hoy rompe el silencio, junto con otras personas afectadas. Sunny vive en Berlín con su hijo Matteo, de tres años, en una comunidad residencial asistida para padres con discapacidad. Esta mujer de 34 años con dificultades de aprendizaje ha luchado durante mucho tiempo contra los prejuicios y las resistencias. Hoy, su ejemplo demuestra que la maternidad con discapacidad es posible, si se permite y se apoya adecuadamente.

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