La Comisión Pontificia publica el informe final
Ciudad del Vaticano/Bonn – Varias comisiones ya han deliberado sobre la ordenación de mujeres en la Iglesia. El último grupo de expertos designado por el papa Francisco para abordar este tema tampoco llegó a una conclusión definitiva. ¿Es aún posible un avance significativo?
Fuente: katholisch.de
Por Mario Trifunovic
05/12/2025
La cuestión de si las mujeres podrán ser ordenadas diáconos en la Iglesia católica aún no ha recibido una respuesta concreta de la Iglesia, ni siquiera en el documento final publicado el jueves por el Vaticano, emitido por la comisión teológica nombrada por el papa Francisco y dirigida por el cardenal italiano Giuseppe Petrocchi. Simbólicamente, se podría decir: el semáforo permanece en amarillo. El documento en sí mismo es un resumen sistemático y deliberadamente sobrio del trabajo de la comisión y pretende servir de guía al papa León XIV en su proceso de toma de decisiones. El documento se publicó a petición suya, a diferencia de las conclusiones del primer grupo de expertos. Sin embargo, esto no facilita la decisión al pontífice.
La comisión teológica, compuesta por cinco hombres y cinco mujeres, afirmó por unanimidad en su primera reunión de 2021 que el diaconado histórico «no se entendía como un simple equivalente femenino del diaconado masculino y aparentemente carecía de carácter sacramental». La investigación histórica sirve como punto de partida, pero no como base para una decisión. Pues, como afirma el documento, la perspectiva histórica no permite una certeza definitiva. Más bien, la cuestión debe decidirse a nivel magisterial. El papa Benedicto XVI ya lo había enfatizado en su carta con motivo del 50.º aniversario de la creación de la Comisión Teológica Internacional. Sin embargo, es probable que esta sea una tarea difícil dadas las divergencias teológicas y la falta de consenso. La comisión votó sobre varias tesis que ilustran claramente estas tensiones.
No hay mayoría para la clásica justificación de que "Jesús era un hombre"
Por ejemplo, el debate se centró en la doctrina oficial de que solo los hombres podían ser ordenados, ya que Jesús mismo era hombre. Sin embargo, la votación no logró una mayoría, terminando en un empate de cinco a cinco. De igual manera, no se alcanzó la mayoría para las propuestas concretas de introducir un diaconado sacramental para las mujeres. Sin embargo, hubo consenso unánime en que una profundización sistemática de la teología del diaconado en relación con el sacramento del Orden plantea interrogantes sobre la compatibilidad de la ordenación diaconal de las mujeres con la doctrina católica sobre el sacramento del Orden, cuestiones que parecen difíciles de resolver. Por lo tanto, el documento declara que, teniendo en cuenta la investigación histórica y teológica, se descarta la posibilidad de avanzar hacia la admisión de mujeres al diaconado como una etapa del sacramento del Orden. A la luz de la Sagrada Escritura, de la Tradición y del Magisterio, esta apreciación es clara, pero no permite por el momento un juicio definitivo –a diferencia de la ordenación sacerdotal, como estableció definitivamente Juan Pablo II en 1994 con su Carta Apostólica “Ordinatio Sacerdotalis”.
El conflicto teológico gira en torno a dos posturas fundamentales: una parte enfatiza que la ordenación diaconal es "ad ministerium" (para el servicio) y no "ad sacerdotium" (para el sacerdocio). Esto, argumentan, podría allanar el camino para un diaconado femenino, pero impediría la ordenación sacerdotal de mujeres. La otra perspectiva enfatiza la unidad inseparable del sacramento del Orden Sagrado en sus tres grados (diácono, presbítero, obispo) y, por lo tanto, rechaza la ordenación de mujeres como diáconos. Admitir a las mujeres al primer grado del Orden Sagrado haría inexplicable su exclusión de los grados subsiguientes.
La Iglesia en una encrucijada dogmática
El sacramento del Orden, con sus tres niveles, es, por lo tanto, un punto central de controversia. En su motu proprio de 2009, "Omnium in mentem", el papa Benedicto XVI introdujo una clara distinción entre diáconos y sacerdotes en el derecho canónico. Esto pretendía establecer que solo los obispos y sacerdotes actúan "in persona Christi", mientras que los diáconos están facultados para servir "al Pueblo de Dios al servicio de la liturgia, la Palabra y la caridad". Esta disociación del primer nivel de la ordenación del ministerio de liderazgo eclesial fue objeto de particular crítica en su momento, sobre todo entre los diáconos permanentes, ya que se percibía como una degradación. En 1967, el papa Pablo VI había aprobado el diaconado permanente en el Concilio Vaticano II, pero estaba reservado para los hombres. La única novedad era que ahora también estaba abierto a los hombres casados.
El documento recién publicado revela que la Iglesia se encuentra en una encrucijada dogmática. Por un lado, se opone al diaconado de las mujeres como paso dentro del sacramento del Orden Sagrado, aunque no de forma definitiva, como en el caso de la ordenación sacerdotal. Por otro lado, los expertos se muestran abiertos a una mayor exploración teológica y pastoral. La introducción de nuevos ministerios se menciona como una posibilidad: «Hoy en día es oportuno ampliar el acceso de las mujeres a los ministerios asignados a la comunidad y asegurar así un adecuado reconocimiento eclesial de la diaconía de los bautizados, especialmente de las mujeres». Los dos motu proprios «Spiritus Domini» y «Antiquum ministerium» de 2021 ya apuntan en esta dirección: Francisco abrió los oficios de lector, ministro extraordinario de la Sagrada Comunión y acólito a las mujeres y creó el ministerio laico de catequista. Ahora, según el informe final, corresponde al discernimiento pastoral de los pastores examinar qué otros ministerios laicos podrían introducirse para satisfacer las necesidades de la Iglesia.
Por lo tanto, la cuestión del diaconado femenino sigue sin resolverse, al menos según la comisión teológica. Por ello, el cardenal Petrocchi enfatiza que la investigación debe continuar. El diaconado en su conjunto necesita una mayor clarificación en cuanto a su identidad sacramental y misión eclesial para responder a ciertas cuestiones pastorales y estructurales que permanecen abiertas. Sin embargo, existe consenso sobre la necesidad de ampliar las oportunidades para que las mujeres participen adecuadamente en la vida eclesial y en los procesos de toma de decisiones, incluyendo la creación de nuevos ministerios laicos. Sin embargo, aún está por verse si estas medidas serán suficientes para afrontar los desafíos pastorales.
No hay resultados claros
Objetivamente hablando, esto significa que otra comisión ha concluido su trabajo sin un resultado claro, como ha sucedido en varias ocasiones anteriores. La Comisión Teológica Internacional ya abordó el tema en la década de 1970, pero sin llegar a una conclusión. En la década de 1990, la comisión emprendió un nuevo intento. Su conclusión: en principio, nada impide la ordenación de mujeres como diáconos. Sin embargo, el entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Joseph Ratzinger, no promulgó el documento, sino que lo devolvió para su revisión.
El documento recién publicado expresa un "no" a la ordenación diaconal de mujeres, aunque no de forma definitiva, como en el caso de la ordenación sacerdotal. Por otra parte, los expertos se muestran abiertos a una mayor exploración teológica y pastoral.
La iniciativa de 2002 tampoco logró un resultado claro. En 2016, el papa Francisco nombró otra comisión para examinar la cuestión de las diaconisas en la Iglesia primitiva. Bajo el liderazgo del cardenal Luis Ladaria, quien posteriormente se convirtió en prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, seis mujeres y seis hombres —entre ellos Karl-Heinz Menke, Marianne Schlosser y Phyllis Zagano— trabajaron en un estudio histórico. El informe que presentaron en 2019 tampoco ofreció una respuesta definitiva, ya que los miembros de la comisión habían discrepado en sus opiniones. Solo habían coincidido hasta cierto punto. La cuestión central sobre la calidad sacramental de la ordenación histórica de las diaconisas quedó sin respuesta.
Visión transparente
El Sínodo de la Amazonía de 2019, durante cuyas deliberaciones se pidió repetidamente la admisión de mujeres al diaconado, tampoco logró un avance significativo. El papa Francisco no abordó esta demanda en su exhortación postsinodal «Querida Amazonia», pero anunció, junto con la comisión teológica del cardenal Petrocchi, la continuación de los estudios. Entre sus miembros se encontraban, entre otros, la teóloga dogmática residente en Suiza Barbara Hallensleben y el teólogo Manfred Hauke. Sin embargo, también hubo avances en el Sínodo, particularmente en el documento final. Este afirma textualmente: «Además, la cuestión del acceso de las mujeres al ministerio diaconal permanece abierta y el correspondiente proceso de discernimiento debe continuar» (n.º 60).
A pesar de las numerosas comisiones teológicas y de expertos, sigue siendo difícil encontrar una respuesta concreta, en detrimento de las mujeres, que ya desempeñan diversos servicios en la Iglesia, y sobre todo a la luz de las necesidades pastorales en muchas regiones. Sin embargo, es notable que el Papa León XIV, con la publicación de este documento, ofrezca una visión inusualmente transparente del dinámico debate sobre un tema delicado. ¿Un paso adelante, dos pasos atrás? El debate no está estancado, sino que está evolucionando, como lo demuestran las votaciones sobre una mayor igualdad para las mujeres en la Iglesia. Pero ¿es esto suficiente y cuáles son las consecuencias? La pelota está en la cancha del Papa León XIV.
Por Mario Trifunovic

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