viernes, 19 de diciembre de 2025

Argüello: “Cuestión de confianza, moción de censura, o ir a elecciones”

Entrevista al responsable del episcopado

El presidente de la Conferencia Episcopal analiza la situación política y social española, y aboga además por reformar la Constitución

Fuente: La vanguardia

Enric Juliana, Susana Quadrado

Madrid

14/12/2025

 

Luis Argüello fue elegido presidente de la CEE en marzo del 2024.  DANI DUCH 

Luis Argüello García (Meneses de Campos, Palencia, 1953) es arzobispo de Valladolid y actual presidente de la Conferencia Episcopal Española. En esta entrevista con La Vanguardia reflexiona sobre el actual momento político y social.

El pasado mes de julio usted pidió la convocatoria inmediata de elecciones generales en España. Implícitamente, venía a ser una petición de dimisión del Gobierno. Cinco meses después, ¿mantiene esa petición?

En julio me pronuncié en esos términos después de visitar el Congreso de los Diputados. Queríamos, con Cáritas, impulsar una iniciativa legislativa popular sobre la regularización de inmigrantes, pero no prosperó. “La situación está bloqueada y sin perspectiva de que haya presupuesto”, se nos dijo por parte del grupo socialista. Hoy se confirma ese diagnóstico. La situación está más bloqueada aún. Así que reitero lo que dije en julio: cuestión de confianza, moción de censura o dar la palabra a los ciudadanos. Es decir, lo que prevé la Constitución.

 

El momento político

La situación está más bloqueada que en julio, con una legislatura sin presupuesto”

Es la primera vez, al menos desde 1977, que el presidente de la Conferencia Episcopal Española describe la situación política en estos términos, pidiendo la salida de un Gobierno.

En la historia de la Conferencia sí ha habido pronunciamientos fuertes: sobre el terrorismo, sobre la situación moral de la sociedad española, el aborto, la familia, el derecho a la educación... Y alguno especialmente polémico sobre la cuestión de la nación y las nacionalidades. El momento actual es singular, con una legislatura sin presupuesto.

 

¿Ha pensado usted en la posibilidad de trasladar esta reflexión a los órganos de la Conferencia Episcopal para efectuar un pronunciamiento colectivo?

No, porque en realidad no es un asunto que haya estado nunca en primera línea de nuestra reflexión como Conferencia, a diferencia de otras cuestiones como la vivienda o la inmigración.

Hay obispos a quienes les incomoda que el presidente de la Conferencia Episcopal pida ir a elecciones. ¿Está usted rompiendo la neutralidad política que se le supone a la Iglesia católica?

No creo haber roto neutralidad alguna. A la pregunta de esta entrevista, respondo remitiéndome a la Constitución y a los mecanismos que esta prevé.

 

¿Cómo están las relaciones del episcopado con el Gobierno? Por sus palabras se deduce que no muy bien.

Ya en julio, el ministro Félix Bolaños me expresó su malestar por carta. Luego pudimos hablar y clarificamos las cosas. En los últimos meses, las relaciones con el Gobierno han estado marcadas solo por dos asuntos: el Valle de los Caídos y la reparación a las víctimas de abusos de la pederastia eclesial. Muy a nuestro pesar, no hemos abordado otros asuntos cruciales, como la educación, constantemente desafiada y sobre la que se necesita un pacto de Estado. Creo que estamos en un momento en que toda Europa debería regenerar su democracia. Renovarla. Nos sorprende que haya jóvenes que hoy no tengan como referencia las democracias liberales. Preguntémonos el porqué.

 

Las críticas internas

No creo estar rompiendo la neutralidad de la Iglesia católica”

¿Está sugiriendo usted una reforma de la Constitución?

No hay que sacralizar la Constitución, nuestro instrumento básico de convivencia. Toda propuesta de reforma ha de hacerse según los cauces que la propia Constitución establece. Les pondré un ejemplo. El artículo 2. Qué queremos decir con nación, nacionalidades y regiones. Se tendría que clarificar. Luego hay algunas otras cuestiones que son más fáciles de poner encima de la mesa, como es la cuestión del heredero o heredera de la Corona. La sabiduría de hace 50 años estuvo marcada seguramente por dos factores, el miedo y el perdón, pero el afán de reconciliación era real, sobre todo de 1975 a 1982. Hay que recuperar esa capacidad de diálogo.

 

¿Acaso no le gusta como está redactado el artículo 2?

Digo que cabe un desarrollo. Porque uno de los problemas importantes que tiene nuestra salud democrática es la articulación del Estado autonómico. Veamos tres expresiones que están en la Constitución. Por una parte, la nación española, que es la que detenta la soberanía. Esta es otra cuestión importante porque hay que distinguir entre autoridad, soberanía y detentador de la soberanía. Quien detenta la soberanía es la nación española. Pero luego la misma Constitución habla de nacionalidades. Claro, nacionalidad viene de nación. Entonces, ¿cómo conjugamos nación detentadora de la soberanía y nacionalidades? Ahí entonces decimos que hay naciones culturales. Pero, ¿qué significa nación cultural? ¿Qué significa nación política? ¿Quién es el detentador de la soberanía? ¿Cómo articulamos el valor de las lenguas propias y el valor de una lengua común? Habría que atreverse a mirar todas esas cuestiones con valentía, pero es difícil valorar el significado de las diferencias que no rompan ni la libertad ni la igualdad sin caer en el “café para todos”.

 

¿No tiene usted la sensación de que en estas fechas, que se rememora el inicio de la transición, el cardenal Vicente Enrique y Tarancón, presidente del episcopado aquellos años, con un papel objetivamente muy importante en favor de la democracia, está siendo poco recordado?

Estamos demasiado solicitados por la prisa. La homilía del cardenal Tarancón en la Iglesia de los Jerónimos, el 27 de noviembre de 1975, fue un acontecimiento muy importante en el reinado de Juan Carlos I. No fue una ocurrencia personal de Tarancón, fue una homilía muy elaborada, reflejo de lo que la Iglesia vivió de 1970 a 1975, especialmente después del Concilio. Entonces se salía de un tiempo de nacionalcatolicismo. Había que situarse de una forma nueva ante unas circunstancias novedosas. La crisis modernista nos llega a España concentrada y acelerada hace 50 años. Hoy la situación es distinta y el papel de la Iglesia y de la gran tradición que la Iglesia representa se sitúa de otra manera, pero desde mi punto de vista sigue siendo necesario. La política necesita una ética y la ética no la da el Parlamento sino la sociedad, y la Iglesia es uno de sus actores.

 

El artículo 2 de la Constitución

Debe clarificarse qué queremos decir con nación, nacionalidades y regiones”

Nos hallamos ante un inicio de pontificado. La exhortación apostólica Dilexi te es el primer documento doctrinal del Papa y habla de situar a los pobres en el centro de la Iglesia. ¿Cuál es su opinión?

El papa León tiene la paz como el mayor impulso de su pontificado. También el diálogo. El sufrimiento de grandes masas de población no solo tiene que ver con una especie de signo ciego del destino, sino con causas de carácter económico y político, sobre las que el cardenal Prevost está ahondando. Creo que León XIV está, todavía hoy, más en una fase de escucha que de propuestas decididas.

 

Abusos sexuales

No puedo garantizar que no aparezcan nuevos casos porque el pecado existe”

La inmigración empieza a ser objeto de intenso debate en España. La Conferencia Episcopal y Vox colisionaron este verano después de los acontecimientos de Torre Pacheco.

Sí, yo mismo me pronuncié al respecto, pero también la Comisión Episcopal encargada.

Y Vox lanzó un mensaje duro respecto a la Conferencia Episcopal. ¿Van a mantener ustedes el discurso de este verano?

La línea marcada por Francisco y ahora por León es muy clara: la afirmación de la radical dignidad de la persona es un principio innegociable. Debemos defender el derecho de una persona a no tener que salir forzado de su propia tierra. Por tanto, la importancia de combatir las causas de las migraciones en su origen, ya sea por cuestiones de guerras o por cuestiones económicas. La Iglesia tiene claro también que no se puede traficar con carne humana y que hay que abordar la cuestión de las mafias. Pero la Iglesia dice, desde ahí que, una vez que alguien está entre nosotros, hemos de acogerle, promoverle, integrarle. Esto no excluye que el Estado tiene derecho a regular sus flujos migratorios, pero teniendo en cuenta estos principios. Además, hay otros asuntos que también se viven con cierta tensión dentro de la comunidad cristiana...

 

¿A qué se refiere?

Escribí una carta pastoral en Valladolid que me dio algunos disgustos... Bien, réplicas. Dije que cuantos participan de la Eucaristía del domingo y que tienen más de una vivienda deberían ponerla en el mercado con una visión católica y no pensando solo en el bolsillo. Los problemas sociales, incluido el de la vivienda, no son solo un problema del Estado sino de toda la sociedad.

 

Cambio social

Los católicos han perdido el complejo de tener que estar constantemente pidiendo perdón por serlo

¿Ha escuchado usted el último álbum de Rosalía?

Sí, y me ha gustado mucho. Desde el punto de vista artístico es potente. Lo que me sorprendió es que en la carátula del disco se cita a Simone Weil. ¡Y yo estoy leyendo a Weil y la historia de la Columna Durruti!

 

En estas últimas semanas se ha hablado sobre un renacido interés de los jóvenes por la religión y la espiritualidad.

Me parece ingenuo que pensemos que hay una vuelta a lo católico solo por Rosalía o por la película Los domingos . Pero estoy convencido de que existe una nueva búsqueda espiritual. Estamos en un tiempo de búsqueda. Creo también que los católicos han perdido el complejo de tener que estar constantemente pidiendo perdón por serlo. Sí que es reconocible el surgimiento de nuevas realidades juveniles en la Iglesia, en torno a movimientos en los que se pone en relación la emoción, la estética y una presencia sacramental de Jesucristo. Han surgido sin que los obispos estemos detrás y viene de Centroeuropa. El movimiento joven que más crece es el vinculado a la liturgia tradicional [misa en latín]. Hay un deseo de búsqueda. Hay nuevos impulsos. Y hace falta escuchar a todos. A todos. A mí me sorprende ver cómo en Valladolid cada vez hay más gente que sigue los discursos subtitulados de Sílvia Orriols.

 

¿Por qué?

¿Por qué? Eso me pregunto. Creo que no vale con decir que es de extrema derecha. Esas etiquetas ya no sirven.

 

Aliança Catalana

En Valladolid cada vez hay más gente que sigue los discursos subtitulados de Sílvia Orriols”

¿Le sorprendió que el Vaticano diera a conocer que investiga al obispo de Cádiz por presuntos abusos sexuales a un seminarista hace años?

Hacía 16 meses que el obispo de Cádiz había presentado la renuncia por el cáncer que padece. Y en medio de todo esto ha surgido esta acusación. Una renuncia que hubiera sido normal por la enfermedad, pero que no cabe duda de que con las noticias recibidas se ha leído de otra manera. Se ha abierto una investigación y hay un procedimiento. Todo este asunto de los abusos provoca un gran sufrimiento dentro de la Iglesia. Hay que valorar tanto la presunción de inocencia como el derecho a denunciar.

 

¿Puede garantizar que no aparecerán más casos de abusos en la Iglesia en España?

No, no, no, no. Porque el pecado existe, todos –y todos es todos, incluido el que habla– pueden mentir, robar, abusar. Por eso hace falta prevención y afrontar las situaciones. Pero también misericordia.

 

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