lunes, 17 de noviembre de 2025

La denuncia de las Hermanas Oblatas: “La trata se hace invisible cuando las mujeres también lo son”

Las religiosas alertan del aumento de la precariedad y la complejidad en los procesos de acompañamiento a víctimas en situación de prostitución y explotación

Fuente:   Vida Nueva Digital

Por    Vida Nueva

15/11/2025

 


La provincia de Europa de las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor ha celebrado en Madrid la V Jornada Internacional sobre Trata con Fines de Explotación Sexual, bajo el lema “Experiencias y reflexiones en el acompañamiento a las víctimas”. Una cita, presencial y virtual, que ha reunido a más de 300 profesionales del ámbito social, jurídico, educativo y pastoral para profundizar en las transformaciones que vive la trata y en los desafíos que plantea la atención a las mujeres que la sufren.

 

Una realidad invisible

Carmen Ortega, superiora provincial, ha indicado que la jornada ha partido de una constatación preocupante: la realidad de la trata y la prostitución se ha vuelto más compleja, más dispersa y más invisible. En este sentido, ha manifestado que los contextos se transforman, las redes cambian sus modos de captación y control, y las mujeres se enfrentan a situaciones cada vez más precarias, con mayores dificultades para acceder a derechos básicos como la vivienda, la salud o el trabajo. “La trata se hace invisible cuando las mujeres también lo son”, ha señalado Carmen Ortega. “Nuestra misión es acompañarlas desde la cercanía y el respeto y recordar a la sociedad que su historia no puede quedar en los márgenes”, ha concluido la religiosa.

El responsable de las jornadas, Roberto Ferreriro, ha subrayado que en los últimos años se ha observado un aumento de mujeres que viven directamente en los lugares donde ejercen prostitución —pisos, clubes o espacios cerrados—, lo que incrementa su aislamiento y vulnerabilidad. También ha remarcado que se constata un empeoramiento de la salud física y emocional, agravado por las condiciones de vida y la exposición a la violencia. “Nos enfrentamos a realidades nuevas que exigen formas nuevas de acompañar”, ha explicado. “No basta con ofrecer ayuda; es necesario generar espacios donde las mujeres puedan reconstruir su vida, descubrir sus capacidades y sentirse parte de una comunidad que las reconoce y las impulsa”, ha aseverado Ferreriro.

Para las Oblatas, el acompañamiento es una forma de transformación social. Cada proceso personal es también un gesto de denuncia frente a las estructuras que generan exclusión. Por eso, junto a la atención directa, la Congregación promueve la sensibilización social y la incidencia política, convencida de que sin un cambio de mirada colectiva no hay verdadera justicia para las mujeres en prostitución y/o las víctimas de trata sexual.

 

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